viernes, 24 de diciembre de 2010

Russus

La granada sangra abierta entre las manos. La granada con la piel abierta y derramando el jugo en los dedos, manchando la ropa. El cuchillo corta la piel y sangra la granada. Los granos se asoman, oscuros, coagulados. La piel reposa en el plato. El cuchillo reposa en la piel. La granada se derrama, mancha los dedos. La sangre llega a los labios. La amargura seca la piel de la granada. El tajo llega a los granos y los sangra. La piel cansada, pero colorida y rebosante. La granada sobre el plato se arranca el resto de la piel. El cuchillo se desliza entre la piel de la granada, se hunde, escudriña el jugo y la sangre de la granada, la hace temblar, le arrebata la piel, la cercena, se desliza en el vientre de la granada. Sobre el plato reposan. Y es dulce.

2 comentarios:

Catexia dijo...

Según mi interpretación, una vehemente crónicas de una violenta pasión, se me pusó chinita la piel...

Qué gusto que vuelva a postear linduras como esta

Julián Iriarte (bueno, ya: Oliver) dijo...

Nada errado.