lunes, 31 de diciembre de 2007

Estado de resultados

O "Mis metas del Milenio" o "Aftermath" o "Ragnarok sin cadáveres". En otro lugar espeté a inicios de este año mis propósitos; acá me obligo a comprobar si los cumplí.
1. No ver nada. Vi a medias.
2. No construir de vacíos. Cumplido, en su abrumadora mayoría.
3. Asesinar, fusil en mano, toda ilusión. Las propias y algunas ajenas.
Corolario (obvio) de 3. Atenerse y apegarse al hecho real y no a su reinvención o preinvención. Difícil tarea, pero se aprende a dominar.
Explicación (nota personal) de corolario de 3. Hacer a un lado la paranoia y la psicosis; dejar de imponer atributos. Redirigidas a algo que casi parece productivo: a la espera de resultados.
4. Comer como se supone que uno debe. Siendo franco, acreditación parcial.
5. Descansar según las leyes de la necesidad. En perfecto sentido contrario, se reinventaron las leyes entre trabajo y fiestas... Tache.
6. Bañar de vez en cuando a los gatos. Tache completo.
7. Llevar con más rigor las entradas del diario. Acreditación parcial: este blog dio un golpe de estado a ese diario.
8. Descubrir algo al menos una vez. Mis descubrimientos no llegarán a la Academia, pero me bastan. ¿Utilidad? De furia, eminentemente.
9. Números. Acreditación relativa.
10. Borrar las palabras que no quiero que se lean. Maldita sea, ni las he borrado y hasta parece que se borraron las que sí quiero que se lean.

miércoles, 26 de diciembre de 2007

Benditas vacaciones

Hace dos años que ofrezco mis servicios laborales de manera casi indiscriminada; cabe señalar que no he pasado un año entero en ninguno de dichos trabajos, así que me tocan "compensaciones" que hacen el trámite legal de un aguinaldo, pago de vacaciones (las cuales nunca disfruto pues no cuento con la antigüedad necesaria) y reparto de utilidades.
Sin embargo -muy sin embargo-, cuando uno ofrece sus servicios para una institución federal, las vacaciones son obligatorias, salvo las minucias que aparecen de los otros trabajos. Y tengo que admitir, casi con rencor, que detesto las vacaciones, y los domingos: mi cuerpo está acostumbrado a consecutivas noches de desvelo, brutales cargas de trabajo, fechas de entrega, pendientes, administración del tiempo para cubrir con ellos...
¿En qué se traduce esa costumbre? En que me duele la espalda, los hombros, las pezuñas (chiste local, que sólo cuento con la ayuda de mi gallarda embajadora ante el universo y zonas circunvecinas) debido a la absurda cantidad de tiempo que he pasado tirado en la cama, viendo la tele (cosa que no hago muy a menudo [por cierto, la programación de la televisión abierta en este país es infame en fechas decembrinas...]), rascando barrigas de gatos y durmiendo, al extremo de consumir tan poca energía que ni hambre me da, o al menos la suficiente para motivarme a dejar la cama y cocinar algo. Por lo demás, da hueva con la modorra que uno carga de tanto estar echado como res herida.
Si de algo sirve tantísimo tiempo libre es para pensar una sarta de estupideces que eventualmente pueden ser útiles; de instante nomás sirven para entretener la cabeza cuando el zapping por diez trepidantes canales no llega a buen puerto. Ahora bien, la pregunta es cuándo corchos va a ser útil ese mar de pensamientos absurdos que ni me distraen tanto como para apagar la tele.
Conclusión: me llamo Oliver y soy workaholic (o trabajólico, que hasta suena más rimbombante) y extraño mi oficina.

miércoles, 19 de diciembre de 2007

Orgullo

Ver mi nombre como autor de una obra es motivo de sumo orgullo, pero la grandeza literaria [sic] me es infinitamente menos relevante que el valor que tiene para mí una publicación en particular. El orgullo era de otro, y a él va, que para él fue escrito.
Me haría muy feliz encontrar un comentario suyo aquí: por favor, háganlo.

"Citando" a los grandes

En sus extraordinarios Fragmentos de un discurso amoroso, Roland Barthes, con su abrumadora lucidez, con su impresionante capacidad de análisis, con esa sorprendente forma de verter luz sobre lo que mira, con su modo tan sentido (pero jamás sensiblero) de decir las cosas, apunta algo que me parece extraordinario. Maldita sea si no puedo citarlo textualmente, pero lo leí unos años atrás en la biblioteca de la escuela y no me he dado la oportunidad de comprarlo: hace no sé cuánto decidí que era muy sano no entrar a una librería, por motivos económicos, pero también porque hay una biblioteca personal tapizada de pendientes.
Terminando con la digresión, el punto de la cita decía algo como: "El dolor de la ausencia no es la ausencia misma, sino la presencia constante. Te encuentro por asociación, todo me lleva a ti, estás en mi Todo, te encuentro por una proyección metonímica. No eres tú lo que recuerdo y me duele, sino lo que me recuerda a ti y veo en otros y no tengo".
Terminando ahora con la malísima paráfrasis y con la parte grave del asunto, más que dolor, un helado me provoca una sonrisa enorme y a alguien un gato (que antes le asqueaban) le hace recordarme con gusto.
Y bien podría decir quién evoca y por qué helado y no dulces de cajeta, pero tengo el impulso de guardarme mi comentario. Total: sabe que la quiero un chorro y no tengo por qué explicar todo lo que digo.

viernes, 14 de diciembre de 2007

Así me siento hoy

Hay días en que escucho una canción recurrentemente, o la canto (para mis adentros, pues no hay que cometer el crimen de compartir mi voz de gato golpeado con los transeúntes que caminan a mi lado), o sigo los acordes y los siento vibrar en la garganta y el pecho cuando no hay letra. Éste es uno de esos casos: hace ya cinco días que "Auto Rock" retumba, a todo lo que dan mis audífonos, todas las veces que la muevo en la lista.
Súbanle a todo: Mogwai y todo lo demás que parezca ruido se tiene que sentir, además de escuchar.

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martes, 11 de diciembre de 2007

Engaño

Hoy en la mañana me di cuenta que he vivido engañado y ni sé cuánto tiempo, precisamente porque el reloj de mi celular (que no tengo otro reloj, salvo el del microondas y ése lo programo con el del celular) está atrasado veinte minutos (sí, no le he cambiado la hora).
Me veo obligado a pedir una disculpa, pues es probable que haya yo dejado a alguien esperando veinte minutos y yo campantemente creía que estaba muy en tiempo. Eso incluye, como es evidente, mi trabajo de la mañana: y yo que pensaba que nomás estaba llegando diez minutos tarde...
Lo que me sorprende, en todo caso, es que no me hayan dejado los cuatro aviones que tomé en los últimos quince días. Dice el proverbio que hay un dios que provee, y me da gusto no ser Isaac.
Aquí es donde empieza la divagación: ya no me acuerdo quién era el férreo defensor de la frase "No hay casualidades, sino causalidades", aunque tampoco me importa. El asunto es que ayer intentaba explicarle a una amiga la aporía de San Agustín, tan bien como pude porque tengo que admitir que no la entiendo del todo (si la entendiera, ¿seguiría siendo una aporía?). Y hoy resulta que todo el tiempo que invertí en el intento y todo el tiempo que he invertido en no sé cuánto tiempo está movido veinte minutos; más todavía, hoy me robaron veinte minutos de mi día.
Si alguien puede explicarme cuál fue la utilidad de este post y qué hora es, segurito que lo agradecería.

viernes, 7 de diciembre de 2007

De algo sirve la publicidad

[En términos generales, soy renuente a la publicidad, salvo aquélla que me hace reír o está espléndidamente hecha. Pero por dos motivos he caído en la nueva exposición del Museo Soumaya, El Amor hasta la locura: el primero, tuve la mala fortuna de trabajar en la imprenta que hizo las laterales de casetas telefónicas en que se anuncia la exposición, y poco o nada me cuesta reconocer su trabajo; el segundo, San Juan de la Cruz. Sumaría un tercero, que es el momento, pero ya cuenta como necedad.]

CÁNTICO (frag.)
¿Por qué, pues has llagado
aqueste corazón, no le sanaste?
Y, pues me le has robado,
¿por qué así le dejaste,
y no tomas el robo que robaste?

-Juan de Yepes, San Juan de la Cruz

miércoles, 5 de diciembre de 2007

Al único hombre del mundo

[Después de él, el resto se deshace en hilachas.]

COPLAS A LA MUERTE DEL PADRE (frag.)
Y pues vos, claro varón,
tanta sangre derramasteis
de paganos,
esperad el galardón
que en este mundo ganasteis
por las manos;
y con esta confianza
y con la fe tan entera
que tenéis,
partid con buena esperanza,
que esta otra vida tercera
ganaréis.

-Jorge Manrique

viernes, 30 de noviembre de 2007

Sólo por hoy

En otro lugar dice exactamente lo mismo que aquí: así me veo cuando llego a mi casa. Y en tanto el humor negro no está peleado con el mal humor, supongo que ajusta...P.D. El Piero Tonin es LA onda; vale la pena echarle ojo a sus dibujos, sobre todo los de animales. Uff...

martes, 27 de noviembre de 2007

Minuta

No sé cómo escribir esta entrada, sobre todo porque apenas puedo pensar debido al cansancio. Demasiado para procesarlo y decir las cosas con alguna coherencia; estoy tentado a simple y llanamente hacer una enumeración caótica, pero quiero que se entienda lo que escribo.
Empezaré por lo difícil que fue sobrellevar el jueves y lo mucho que agradezco que mis amigos quisieran distraerme, aunque no lo lograron; sin embargo, mejor lo logró -sin planearlo- Elías García Islas, el amabilísimo taxista que me llevó al aeropuerto el viernes por la mañana. Y aún en mis paupérrimas condiciones, casi incapacitado para entender nada, tuve lucidez suficiente para mirar el vapor que sale del pasto, temprano por la mañana, y sonreír.
En esas mismas condiciones, llegué a Chihuahua para conocer de nueva cuenta a mi familia. Puede que esté mal que yo lo diga y quizá alguien puna el comentario, pero qué guapas son mis primas; sobrado más importante, son tres mujeres esplendorosas, terriblemente hermosas, que hoy tienen mi cariño y a quienes quiero un chorro, aun con este mal corazón, más dado a muy otros sentimientos menos lindos. Nunca un helado me hizo tanto bien, ni una lata de cerveza que me duró como ochenta segundos, o una cena y una taza de café.
Más o menos (más o menos) en el mismo tenor, fue bien linda la nevada: hacía dieciocho años (quizá más) que no veía nieve. "Te vas a cagar de frío, tápate, te presto una chamarra, llévate una cobija", me decían todos, pero nada: supongo que me hacía falta el aire helado, por algún motivo que no conozco. En todo caso, ¿a quién le importa el frío, si los copos eran casi del tamaño de una moneda de cinco pesos, si todo se cubrió por un instante de blanco?
Y a pesar de que me muevo solo por el mundo, me sentí constante y gratamente acompañado y por muchos (los que lo saben, no tengo que enumerarlos): el buen Pitufo, Fany, los novios y maridos de las primas, los hijos de la prima, y mención especial a Anabel, enfermera a la que tuve a bien coquetearle dos días seguidos. Decir gracias no es suficiente.
En muy otros menesteres, también tuve oportunidad de afilar la ironía: alguien debiera erigirle una estatua al que llamó a una calle del centro de Chihuahua la "13 1/2", evidentemente entre la décima tercera y la décima cuarta.
Nada, que me dobla el sueño y me sobra el trabajo. Y me sobra el cansancio y el hartazgo y la falta de paciencia y la rabia y chorros de otras cosas que no tengo ya manera ni intención de nombrar.

miércoles, 21 de noviembre de 2007

And I say

Won't make me feel any better, won't necessarily find any hope, won't actually make me see there's a sun about to come, won't feel the ice melting, but may there be a good song for those days full of sound and fury where you'd rather lay down and fall sound asleep.



martes, 20 de noviembre de 2007

Porque hace poco se hacía acá la cita

[Un necio, en otro lugar, quiere regalar esto. Le ayudo a su lectora a que lo encuentre: si alguno de ambos lo lee, entienda el servicio.]

RECIBE ESTAS ROSAS costarricenses,
Myriam, con estos versos de amor:
mis versos te recordarán que los rostros
de las rosas se parecen al tuyo; las rosas
te recordarán que hay cortar el amor,
y que tu rostro pasará como Grecia y Roma.
Cuando no haya más amor ni rosas de Costa Rica
recordarás, Myriam, esta triste canción.

-Ernesto Cardenal

viernes, 16 de noviembre de 2007

A un cumpleaños más

[Las costillas me apuesto a que no lee este blog, y quizá para mi salud general sea lo mejor; quizá. Pero me veo impelido, también a escuchar una sola canción, y ya sabrá alguien por qué detento esta necedad.]

LXXV
Odi et amo. quare id faciam, fortasse requiris.
nescio, sed fieri sentio et excrucior.
-Gaius Vallerius Catullus
HAY UN LUGAR junto a la laguna de Tiscapa
-un banco debajo de un árbol de quelite-
que tú conoces (aquélla a quien escribo
estos versos, sabrá que son para ella).
Y tú recuerdas aquel banco y aquel quelite;
la luna reflejada en la laguna de Tiscapa,
las luces del palacio del dictador,
las ranas cantando abajo en la laguna.
Todavía está aquel árbol de quelite;
todavía brillan las mismas luces;
en la laguna de Tiscapa se refleja la luna;
pero aquel banco esta noche estará vacío,
o con otra pareja que no somos nosotros.

-Ernesto Cardenal
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miércoles, 14 de noviembre de 2007

El más grave amor

Admito mis lágrimas y lo mucho que me cuesta ordenar mis ideas en este momento. Recibí hace unos instantes una noticia que creo peor que la muerte de alguien a quien amo: su decisión de rendirse. Parece que vuelvo sobre mis pasos y se replantea por sí mismo el tema del último post: no es la muerte en sí misma o su evento, sino su expectativa, el cúmulo que la antecede, el tiempo que tengo que mirar. Sé que va a morir, como todos, como yo; pero la conciencia es crueldad.
En el general de los casos, la muerte ya no importa y saber que alguien quiere morirse me es irrelevante, como me es irrelevante mi propia muerte; pero sucede que es la persona a la que más amo y por sobre la que no hay nada: mucha gente me es gravemente importante y puedo profesarles el más sincero amor, pero ninguno de ellos jamás logrará un lugar similar siquiera. Perdón por eso, pero el amor no se parangona; en este caso, tampoco el respeto ni la admiración.
Creo que por hoy dejo de traducir: quisiera tirarme a dormir.

martes, 13 de noviembre de 2007

Ni le voy a poner título

No lo sé, de verdad que no: quizá fue la generosacasiabsurda cantidad de cerveza que consumí el fin de semana entero que participó activamente en la depresión de mi sistema nervioso, o quizá sea que es peligrosísimo para gente como yo leer en tanto uno se apropia en demasía la experiencia literaria (gracias a Darien, este autor empírico se hizo en su momento de alguna prenda sin el pago correspondiente) y la visión y actitud de Raskólnikov son materia grave, pero el asunto es que estos días el mundo es raro.
Ayer por la mañana hice brevísima consulta antes de decidirme a ir a las taquillas del Palacio de los Deportes para comprar dos boletotes para el concierto de Soda Stereo de este viernes: regresé a casa con los bienhabidos boletos y tres mil pesos menos en la cartera (fuera yo tan pudiente como para gastármelos así nomás de buenas a primeras: me los hubiera robado). De camino, entre que de mal humor porque no había comido y la chica que estaba en la fila de la taquilla antes que yo se tardó como quince minutos en comprar cuatro boletos, llegué a una de esas conclusiones (que después desvarió hasta convertirse en este post) que parece que requieren de un esfuerzo mental y emocional enorme y no son otra cosa que sentido común aplicado.
Una experiencia no dura exclusivamente el periodo de tiempo que le toma para suceder, sino que inevitablemente se extiende hacia el tiempo que la antecede y la precede (benditas perogrulladas: si un teórico de la Historia leyera este blog, segurito quedaría prendado de la idea y la publicaría en su siguiente libro...). Expectativa y memoria, así de simple.
El asunto se vuelve grave cuando uno se hace consciente de ello: puedo estar emocionado [sic] por un concierto que por sí solo es harto emocionante, pero también me siento susceptible cuando en ese mismo espacio cabe una mujer (o varias) de hace tiempo, cuando me acuerdo de la infame cantidad de idioteces que he cometido, de las cosas que he perdido, de las que nunca tuve, de los días que fui más feliz y ya no son. Ésos últimos son los peores: las fotografías retratan un instante, sí, pero eso no quiere decir que el instante continúe con todas sus particularidades, y eso es otra perogrullada.
En fin, voy por un desenfriolito porque la gripa se está poniendo de a peso y no quiero sumarle más necedad a la experiencia del viernes. ¿Alguien se sabe un chiste? Me contaron uno rebueno el sábado, pero es de ésos que funcionan mejor en lo presencial.

jueves, 8 de noviembre de 2007

Cuando uno se hace famoso y no es cosa de elección

De entre la banda que he conocido a últimas fechas, resalta con particularidad el equipo de producción de El Podcast Sin Nombre, podcast de actualidad y teorías bizarras. Mi gallarda embajadora ante el mundo entero y zonas circunvecinas ha participado en dos emisiones del mencionado, y para la más reciente se aventó la puntada de reseñar, grosso modo, cierta aventura mía. He de advertir que la calidad del audio no es excelsa, pero si no se cagan de la risa seguramente será porque tienen lodo en las venas.
En fin, aquí esa reciente emisión.

lunes, 5 de noviembre de 2007

¿Mabrazas?

Ayer, por andar de buen brother (lo que no necesariamente significa de buena vibra), anduve regalando abrazos en el Parque México. La idea, evidentemente, no fue mía: es bien sabido que soy un malencarado/humor negro/que se incendie el mundo, al punto de pedir desinfectante en gel por esa cuestión del contacto físico.
Y sin embargo, también es bien sabido que tengo mi corazoncito de pollo (en el sentido más literal de la expresión) y que no pude poner la cara de hijoputa cuando un chavito de ¿tres años? (al que su madre parecía pasear como perro, pues las correas al pecho casi le apretaban) salió corriendo a pedirme un abrazo, y después volvió -trompita parada- a pedirme un beso, que por sabiduría le di en el cachete (mejor no provocar a las familias).
Linda experiencia, para qué digo que no: pasada una profunda contemplación de media hora, cavilando los elementos filosóficos de un momento como es un abrazo, llegué a la conclusión [...] de que el chiste no sólo ayudó a la gente que abrazamos (llegados los 250 en una hora [algunos por demás deprimidos, con cara de borrego a medio morir, o de enfermo cuasiterminal], me dio hueva seguir contando), sino que nos ayudó también a los siete que andábamos de abrazadores. Después de todo, cuando uno abraza también es abrazado. ¿A poco no es bien bonito decir perogrulladas y hacer creer que de verdad hubo un esfuerzo en la reflexión?
Pues sí, estuvo padre. Hay días que me choca tener corazón de pollo...

jueves, 1 de noviembre de 2007

Este post no se iba a llamar así

Originalmente me iba a limitar a mencionar que ya hace siete años que esta cabeza no tiene cabello (parafraseando a un ciego, la superior...). Pero eso tuvo que quedar en suspenso por un extraordinario motivo.
Ayer por la tarde, un gran amigo me habló por teléfono: "¿Qué vas a hacer en la noche?". Lo habitual es nada o sentarme a fingir que trabajo, después de mis cuatro trabajos. "¿Y no quieres ir al concierto de Daft Punk? Me sobra un boleto".
Jijo, jíjoles: yo pensé que nunca iba a ver un concierto que le ganara en visuales a Roger Waters, pero Bangalter y de Homem-Christo están bien chonchos. Bajo la advertencia del Niño, abrí ojitos esperando un show harto espectacular, pero me sobrepasaron, sobre todo porque nunca esperé que absolutamente todo fuera un sistema de iluminación y toda superficie del escenario (ellos incluidos después del encore, uff) se prendiera. Tenía tiempo que no me sorprendía así.
En otros menesteres, creo que la parte más anecdótica (y menos relevante para la música) es que ahora resulta que me parezco a Thom Yorke [sic...]: una bandita de chavitos como de dieciquince -ya en muy altas condiciones etílicas- se tomó en serio el chiste de uno de ellos. Triste, en cierto sentido:
--Thom (tono refresa), eres la onda Thom. Oye wey, acá está Thom Yorke wey.
--Pues estoy acostumbrado a que me relacionen con OTRO personaje...
--Oye, Thom, how does it feel, hum, making the, hum, music of In...?
--Silencio, no le hables a dios a los ojos --me encanta robarles chistes y quitarles el encanto; bueno, a ellos, porque el Niño y yo nos hemos burlado... uff.
--Perdón si chingo mucho wey, pero es que Thom Yorke wey es dios wey.
--Lo sé. Me conozco.
--Neta wey. Yo creo que Thom Yorke es más importante para mí que mi pito.
--Creo que tienes un problema ontológico.
Silencio sepulcral. ¿A poco no es bien bonito ser más inteligente?
Y fui Thom Yorke para toda la banda que estaba alrededor; por supuesto, la salomónica visión y memoria del Niño:
--Perdón Pollo, pero no te pareces nadita.
Evidentemente no. Pero eso no fue importante: la bailoteada estuvo rebuena. Mi oído derecho como que no funciona debidamente, pero qué buena bailoteada.

lunes, 29 de octubre de 2007

Augusto de Campos

Medianamente imperativo que, una vez que abra la pantalla de Adobe, seleccionen la opción que ajusta la página a la altura de la misma. Pasen la página lentamente, no llevan prisa.
Créanme, si no hacen así, ni caso tiene que lo abran.

Augusto
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lunes, 22 de octubre de 2007

Hay cura

Siendo chocantemente sincero, la semana pasada estuvo llena de días "aciagos", demasiadas cosas como para estar de buen humor y tener linda cara (que de por sí no la tengo). Y entonces, casi al final de la semana, uno recupera un correo que llegó el lunes (gracias reina, gracias, gracias, gracias): "Me sobran tres boletos para el concierto del domingo de The Cure".
No parecía, pero de verdad que estaba flotando desde tres horas antes. Y me fui a dar cuenta sólo cuando tomé mi asiento, que me habían prometido muy bueno y resultó casi escondido tras una bocina; pero siempre hay pasillos que den albergue a quien sepa tomarlos.
Abriendo con "Plainsong" -chispitas de luz en cada rola del Disintegration-, el Palacio se fue desmoronando con las 43 que tocaron Robert James Smith, Porl Thompson, Simon Gallup y Jason Cooper; raro verlos en formato de cuarteto, sin teclados.
Para el último encore, cuando Robert Smith daba las últimas gracias ("We are already out of time, but here we go"), justo cuando iba a ladrar porque otra vez me quedaban a deber "Boys don't cry", se revuelven en el escenario, indecisos, toman otra vez los instrumentos, "OK, this IS our last song". Hoy puedo morir contento.
Tres horas que al menos a mí me fueron brutales y que hoy casi me prohiben levantarme de la cama; tres horas en que medianamente se me olvidó todo lo que tenía pendiente, esas cosas aciagas de la semana, la necia tristeza que tengo más pegada que el pelo de los gatos. Y bailé y brinqué y canté hasta que me raspó la garganta y grité y lloré como adolescente y disfruté y disfruté y disfruté.
Invito a los seis lectores de este blog a que compartan el momento favorito del(los) concierto(s) al(los) que hayan asistido; y si no tuvieron chance, bien pueden decir nomás la rola favorita.
Playlist con algunos momentos del concierto. Video, adivinen con cuál empecé a llorar.
Addendum: abrazos y saludos para el Charlo, que el sábado fue su cumpleaños y ni cómo decirle felicidades.


Maldita indecisión

¡Qué cosa! Si tuviera yo una subvención gubernamental para dedicarle mis horas a la escritura, segurito que me pasaría el día llenando hojas virtuales; pero como no la tengo, hay que escoger y levantar con pincitas lo que se escribe y se publica.
Por ejemplo, podría escribir sobre la bonita intervención que tuve el domingo pasado en una mesa de la Feria del Libro del Zócalo, a la que llegué originalmente en calidad de porrista (besos a la Fer) y terminé como gallardo conferencista diciendo poco o nada sobre mi experiencia como participante de Caza y la escritura de este blog. En fin, reconocimiento para mi currículo.
También podría postear las fotos que nos tomaron ese día (gracias a Mayra, hartas gracias), pero creo que no tengo tiempo.O podría referir el estridente episodio de la doña que consideró que los escritores usamos palabras cada vez más complicadas [sic] y que los periódicos sólo entorpecen el tráfico de información porque la gente (asumo que la estúpida) no entiende lo que está ahí escrito y esas palabras son del demonio [sic]. Pero ya de eso se encargó Alberto.
También podría contar que el jueves pasado casi me atropellan (otra vez), y que en lugar de pasarme el día rabiando la estupidez ajena, a los cinco minutos me estaba riendo: "¿Qué crees? Casi me atropellan". ¿A poco no suena regracioso?
Y podría sumar a la lista que me duelen gravemente los dedos, la espalda y la muñeca izquierda por la obscena cantidad de horas que he pasado en la mesa, estilógrafos 0.1 y 0.4 en mano, dibujando el que quizá sea el último decorado que haga; horas, por cierto, que le debieran corresponder al sueño.
Pero no: si no lo hice en su momento, ¿ya para qué corchos lo hago ahora? Mejor le dedico los siguiente minutos a redondear la idea de un post que me va a ser bien especial.

lunes, 15 de octubre de 2007

A un cumpleaños

1
De tan poco que pesas mi suelo se construye
Aun estando tú lejos el amor me rodea
Aunque duerma sin ti duermo en tu lecho
No tengo yo tu amor por él avanzo
En él se pone triste la tristeza
De tan poco que pesas es tuyo todo el suelo
Tu amor tan fácil de llevar me empuja
Tus delicados labios gobiernan hondas zonas
De quién somos si tú te llamas mía
Fue hecho para ti este ser que tus manos
tan seguras de que tocaban han tocado.

-Tomás Segovia

El Deporte

Cuando estaba en la prepa, tenía yo una cuenta de correo para mandar mails jodetas y molestar gente; en ese entonces, a mis diecisiete años, se me perdonaba la estupidez: adolescente jodetas, después de todo. Ahora que lo pienso, por esas fechas empezó el gusto por el terrorismo.
Hoy, la Canija pide la amable colaboración de mis seis lectores (aunque sean pocos, bien vale la pena que se sumen) a cometer un acto de contra-terrorismo: resulta que otro jodetas -cuya identidad desconocemos- lleva algún tiempo enviando mensajitos al celular de la susodicha, por demás molestos, y ya nos cayó remal el tío. En tanto no es el primer stalker en la nómina de la susodicha, abrimos la invitación a todo aquél que esté dispuesto a gastarse un mensajito de celular y nos ayude así a enseñarle al jodetas qué se siente el acoso de recibir mensajitos molestos a las ¿tres, cuatro de la madrugada?
Sabemos que la telefonía celular cuesta, motivo por el cual la Canija -mujer de palabra y palabrota- se compromete a compensar con regalitos personalizados a quien se sume a la causa. Para mayores informes sobre los medios para redimir su acto de cooperación, consulten el blog de la susodicha.
Qué bonito es el deporte.

miércoles, 10 de octubre de 2007

Después de la furia

Ah, es una historia necia de contar, pero me gusta contar historias:
Hoy en la mañana, antes de venir a mi oficina (y sigo aquí, evidentemente), escuché pedacitos del disco nuevo de Radiohead, In Rainbows. Está BIEN rifado: cuando Thom Yorke hace música en vez de experimentar, hace glorias.
El caso es que, en tanto el álbum está disponible para su descarga, me puse a investigar de qué corchos trataba el asunto. Y entre las chunches que encontré, apareció ésta: cuenta Yorke, en el blog de la banda, que se lo topó cuando buscaba un drum machine.
Ya, no importa la historia:
http://www.albinoblacksheep.com/flash/drum

PD Qué lindo presumir: 2,200 g., 56 cm., niño, Derian. El quinto de la nómina.

martes, 9 de octubre de 2007

Novedad

Para estas horas debo ser tío de nuevo: la quinta vez.
Con todas mis tripas, con lo que tengo de buena persona, con mis capacidades menores para la empatía y el cariño, con fe espero ser tío otra vez en este momento.

Addendum: seré tío (por quinta vez) después de las ocho de la noche.

jueves, 4 de octubre de 2007

Curriculum laborae

Caminando hacia Metro Chapultepec, un lunes a las ocho de la noche (podría ser peor que un domingo a mediodía, pero por suerte no [vid infra, benditos los dioses]); mi jefe, uno de los varios:
- ¿Y cómo te va en tu otro trabajo?
- ¿Cuál de todos?
Risitas. Que no es para menos: alguien me preguntó hace unos días en qué trabajaba; risa sardónica, como la de Pulgoso.
- Pues mira: en la mañana tengo un medio tiempo en una revista académica en la UNAM, en las tardes tengo un cuarto de tiempo en un periódico cultural de arte contemporáneo y una revista de gráfica contemporánea, además de otro cuarto de tiempo en que corrijo una revista de spa, una de gourmet y otra de cómo organizar una boda; después de eso sigue un octavo de tiempo corrigiendo tesis y libros y haciendo dictamen.
Y ahora me voy a sumar otro octavo de tiempo: la Caza reabre sus puertas y voy a estar allá haciendo de alfarero. Si están de humor para metichear y les quedan algunos minutos de ocio después de sus medios y cuartos y octavos de tiempo, pues allá habrá algo en qué quemarse los sobrantes.
¿Alguien me regala otra cafetera?

viernes, 28 de septiembre de 2007

El valor de las cosas

Ayer me preguntaban por qué no he actualizado el blog. De momento me sobra el trabajo, pero más allá de eso, no tengo nada que decir. Y eso me choca, porque mi única conclusión es que le he dedicado el tiempo a cosas que no me interesan, y divago en minucias que ni me divierten ni me sirven para mayor cosa.
¿Y qué habré de escribir hoy? Si es que tengo intención de escribir y robarle más tiempo a esta oficina, que ya hoy me he divertido mucho tirando lámina y contando chistes de mi más corrosivo humor negro, sacándole filo a la lengua a expensas de imbéciles que dicen que uno puede no prestarle atención a Flaubert o Borges o Cortázar porque la lengua es algo en movimiento y tales autores ya no tienen validez. Sin comentarios...
Pero pienso de nuevo, busco algo que valga la pena comentar. Nada. Y de pronto una epifanía: ayer, con el vaso de licuado de plátano en la mano, me vino el recuerdo del tiempo en que mi padre trabajaba en el área de auditoría y seguridad en una empresa de traslado de valores. Como ejercicio inicial de inspección, estuvo tres días metido en uno de esos camiones blindados que son más amenaza que seguridad; hizo el recorrido con los custodios, chaleco antibalas puesto, por buena parte de la ciudad.
Supongo que de él me viene lo metiche: auditor bancario igual a contador (aunque le choca a la fecha el trabajo contable) inquisitivo. Desconociendo el manual de procedimientos de los custodios, pregunta con algún candor:
- Oye, ¿y si un asaltante toma como rehén a tu compañero para que le entregues el dinero?
- Pues le disparo a mi compañero. Así no tiene con qué presionarme.
Nota al pie: las escopetas que esos tíos cargan usan balas tipo slug, capaces de partir el motor de un camión a la mitad.
Oh sí: así de humanas son las empresas de transporte de valores, así de obedientes sus custodios. ¿Alguien quiere hacer un depósito en mi cuenta, de pura casualidad?

miércoles, 19 de septiembre de 2007

El buen samaritano

Ahora, con la cabeza un poco más fría, ya puedo escribir. El domingo fue uno de esos días en que cualquiera se pregunta: "¿Qué mierda pasó aquí?". Después de varios ejercicios de comprobación, hemos llegado a la conclusión de que nada de lo que hacemos es normal, como tampoco las cosas que nos suceden (algún día pasaré el anecdotario); pero este domingo rebasó kilométricamente el límite de la costumbre.
La fiesta del sábado terminó, en rigor, a las nueve de la mañana. Tenía que estar a la una en la Roma, así que no sobraba tiempo para dormir: no duermo. En mínimas condiciones, hago camino, para llegar cuarenta minutos tarde y -evidentemente- no encontrar a nadie en la oficina; ergo, no cargo conmigo los textos que tengo que revisar y entregar a más tardar en dos días: mañana no duermo, ni modo.
Hago camino de regreso a casa, con un refresco en la mano, a ver si revivo (no). Tomo Insurgentes y a veinte pasos de Puebla escucho un golpe seco; levanto la mirada: un taxi ya va rodando sobre dos ruedas y termina de lado, prácticamente con el toldo en la banqueta. Pienso para mis adentros: "I like to watch things die" (qué buena rola...), casi esbozo una sonrisa. A la mitad de Insurgentes, otro taxi avanza lentamente por Puebla, se detiene al otro lado de la avenida y con la misma lentitud se marcha. Cuando por fin puedo cruzar la calle, ya veinte personas han llegado a auxiliar al conductor y al pasajero, más pálido que las hojas de mi libro. "Mi presencia aquí sólo estorba, mejor seguir mi camino" y con alguna indolencia, ni siquiera miro la escena cuando paso.
Entro al Metro, espero, no mucho, afortunadamente. Entro al vagón, abro el libro, suena el timbre; un invidente (porque me prohibió referirme a él como 'ciego') en el andén empieza a pedir ayuda para salir de la estación, casi a gritos. Nadie se mueve, nadie cerca. "Ya, ya: hace rato no hice nada"; estúpida conciencia, ¿por qué te escucho? Salgo del vagón casi de un salto, le tomo del brazo, lo llevo hacia la salida.
- ¿Cómo te llamas? ¿Y cómo es Oliver?
Dicho con más elegancia, por supuesto: ñango y a rapa.
- ¿Te puedo hacer una pregunta? [en un susurro] ¿De qué cabeza?
[...] [!!!] Pregunta jocosa, seguro, para hacer plática: ¿por qué habría de desconfiar con ojos ciegos (los míos)? De pronto me doy cuenta de que él me guía y no al contrario: me arrastra fuera del Metro, empieza a caminar por la Glorieta de Insurgentes. Como ganado, camino.
- La superior.
- ¿Cuántos años tienes? ¿A qué te dedicas? ¿Te masturbas?
Este tío está más cocido de lo que pensé.
- Como cualquiera, como todos.
- ¿Y cómo? ¿Compartes la cama? ¿Te gusta que te la chupen?
Creo que en algún momento le oí decir que era orientador sexual: "Estará en su papel de orientador, seguro". Pero, ¿por qué resopla cuando respondo?
- Pregunta espinosa: homosexualidad, ¿a favor o en contra?
- No participo: tengo amigos gays y los respeto.
- Ah, qué bueno, blah. ¿Cómo vienes vestido?
- Pantalón de lino y camiseta [no menciono colores, ¿para qué, si no puede verlos?].
- Lino, ¿puedo tocarlo?
Estúpido, levanto una rodilla; pero no se toma la molestia de hacer escala en mi rodilla, o quizá sí, pero la hace en mi cadera y sigue...
- Eh, quieto, quita la mano [y en ese instante debí romperle un dedo o arrancarle el bastón y dejarlo a la buena de dios; pero no, soy un imbécil de blando corazón].
- ¿Ya se paró?
En definitiva, este tío está más allá. Descubro -muy tarde- que usa su discapacidad sensorial no sólo para conocer gente, sino para ligar. Y quizá estaba en su derecho a pensar que podía abordarme: después de todo, la Zona Rosa está a tres cuadras y la Glorieta es dominada por dos especies: los neo-punks (onceava plaga del Egipto) y los gays.
Pero vuelvo: soy un imbécil y sigo caminando del brazo de este especimen límite de la agresión al espacio personal; llegamos a Reforma, caminamos en dirección al Centro.
- Cuando lleguemos al Eje Central, me avisas.
- Oye, no: tengo que regresar a casa a trabajar y es bastante.
- Llévame contigo -dice en tono de niño berrinchudo-. ¿Tomas café? Te invito un café. Por aquí hay un café gay.
- No, gracias: no tomo café [debí haber mentido más].
Lo convenzo de regresar al Metro, después de explicarle que tengo trabajo y me salí del vagón sólo para mostrarle la salida, pero por motivo ninguno tenía pensado sacarlo a pasear.
- ¿Cuánto me cobrarías por tres horas [¡Santa madre! ¡Empiezan las propuestas indecorosas!] de caminata? [Uff...] Me gusta trotar.
Me excuso diciendo que trabajo más los fines de semana que en mi oficina, y que no practico ningún deporte (debí haber dicho más la verdad).
Me abraza, me besa, evidentemente quiere sacarme un beso, me asquea su saliva en mis cachetes y mi cuello: los besos me importan un bledo, pero la saliva...
Regresamos al Metro: sólo quería pasear por la Zona Rosa; joder, ahora con más razón debí romperle un dedo. En el andén se reanudan sus preguntas incómodas.
- Ya, así, fantaseando: si te estuvieras masturbando, ¿dónde me los regalabas?
- No entiendo la pregunta [y de verdad, no la entiendo].
- ¿Dónde me darías tu semen?
[!!!] Cha... Tengo que admitir que me arrancó el aliento.
- Será tu fantasía, porque yo sólo fantaseo con chicas.
- Es que a veces uno se encuentra con personas que tienen tanto deseo y que quieren explorar.
- Pues mi deseo será enorme, pero sé lo que quiero y adónde voy y no tengo necesidad de explorar. La etapa de la duda ya la pasé y ya me formé una identidad bien clara.
Reflexiono un instante esa última aseveración, y es cierta, en todos los aspectos, o al menos todos los que alcanzo a ver. No tengo dinero, pero jamás he dudado de la carrera que elegí, además de que no aspiro a amasar una fortuna; he despreciado a mujeres por la sola razón de que no me interesan, a pesar de que son voluntariosas; me he castigado con un silencio terrible por haber perdido a otras; soy atrozmente riguroso, en especial en contra mía; me río de mí, del taxista que terminó llantas arriba en Insurgentes, de los "investigadores" que envían sus artículos a mi trabajo para que se publiquen en una revista académica, de la gente seria, de los pretendientes de mis amigas, de los caprichos de mis amigas, de las "editoras" de mi otro trabajo que permiten crímenes como "Nueva Zelandia [sic]" en una revista. Sí, sé lo que quiero, lo que me pesa, lo que me da miedo y lo que me duele.
Dejo por fin a este tío en un mercado, comiendo mariscos, después de rechazarle la invitación a comer (que no hubiera sido mala idea sentarme: ya hacía hambre); hago camino a casa, perturbado ante la experiencia.
Y a pesar de todo, he de agradecerle al tío: ahora me es más que evidente que no hay condición a la cual no se le pueda sacar un extraordinario provecho, no hay felicidad más poderosa que la aceptación cabal de uno mismo.

martes, 18 de septiembre de 2007

A otro cumpleaños

Aunque casi puedo apostar que no lee este blog; pero que no se diga que no hice nada.

The River Merchant's Wife: A Letter
While my hair was still cut straight across my forehead
I played about the front gate, pulling flowers.
You came by on bamboo stilts, playing horse,
You walked about my seat, playing with blue plums.
And we went on living in the village of Chokan:
Two small people, without dislike or suspicion.

At fourteen I married My Lord you.
I never laughed, being bashful.
Lowering my head, I looked at the wall.
Called to, a thousand times, I never looked back.

At fifteen I stopped scowling,
I desired my dust to be mingled with yours
Forever and forever and forever.
Why should I climb the lookout?

At sixteen you departed,
You went into far Ku-to-en, by the river of swirling eddies,
And you have been gone five months.
The monkeys make sorrowful noise overhead.

You dragged your feet when you went out.
By the gate now, the moss is grown, the different mosses,
Too deep to clear them away!
The leaves fall early this autumn, in wind.
The paired butterflies are already yellow with August
Over the grass in the West garden;
They hurt me. I grow older.
If you are coming down through the narrows of the river Kiang,
Please let me know beforehand,
And I will come out to meet you
As far as Cho-fo-Sa.

-Li Po (trans. Ezra Pound)

miércoles, 12 de septiembre de 2007

Otras rolotas

Muy a pesar de que las últimas me gustaban un montón (y había variedad), en esta ocasión tuve el impulso y casi la necesidad de escuchar exclusivamente a The Tiger Lillies.
Si tuvieron oportunidad de verlos en el Teatro de la Ciudad, en el marco del Festival del Centro Histórico de este año, estarán de acuerdo conmigo en que son gloriosos, letra por letra. Y aunque en vivo son brutales, en estudio hacen cosas grandiosas, como coquetear con el Kronos Quartet para escribir una ópera.
No apto para personas de buenas costumbres, susceptibles o que se asquean fácil, en definitiva.

lunes, 10 de septiembre de 2007

Somos rebolucionarios [sic]

O la diversión de ser un corrector de estilo.
Disculparán la calidad de las fotografías, pero las cámaras integradas a teléfonos celulares no siempre ofrecen lo que una convencional (soy rústico, sí ¿y qué?). Más allá de eso, bendita tecnología que le permite a un metiche hijoputa dar cuenta de glorias como ésta. ¿Quién dijo que mi trabajo no es divertido?

martes, 4 de septiembre de 2007

The Postal Service

Esta entrada podría versar sobre lo mucho que me gusta el proyectito de indietronic (las estupideces de etiquetas que la crítica y las estaciones de radio sugieren...; por lo demás, una monada) de Ben Gibbard y Jimmy Tamborello. Pero no: sea algo más convencional.
Salgo del departamento; "No hagan nada estúpido", aunque los gatos no suelen hacer caso a la frase, por mucho que la repito. Bajo los dos pisos, salgo del edificio, el portero me alcanza: "Hay un sobre para ti". Canadá, pienso.
Me pasa el aviso de pago de mantenimiento y gas, me da un sobre manila, sonrío (en definitiva, no debido al gas). De camino a esta oficina voy pensando (obseso como soy) en el contenido de esta entrada para este blog; palpo con cuidadito el sobre y descubro un disco. Y empiezo a ladrar, por mal vicio, por necio: ¿de qué corchos sirven el servidor T3, el procesador de 3.06 GHz, los 200 GB de memoria y el teclado multimedia al servicio de esta computadora si no puedo instalar Limewire o escuchar música porque la mugre ésta no tiene bocinas? Y entonces me tengo que quedar con estas ganas de revisar el contenido de este disco; esperar hasta esta tarde, en que regrese a casa y haga uso de mi computadora, la única que conozco que funciona como los dioses mandan...
Todo para decir que es bien lindo recibir correo: bendito servicio postal, benditos medios de comunicación rústicos, bendita materialidad de los objetos que se pueden palpar y oler y percibir en toda su integridad. Y también para decir que se me adelantaron...

ADDENDUM: y fueron fotos. Mal vicio de ladrar...

lunes, 3 de septiembre de 2007

Darien le maudit

Lo compré por primera vez hace seis años, en una de mis excursiones por librerías (antes, el parámetro para salir huyendo de la librería era lo que cupiera en la mano, y me cae que con estas manotas podía [puedo] levantar chorros de libros); "Prólogo André Breton" y como en ese tiempo el surrealismo era todo, pues que me lo echo a la bolsa (mano). Luego lo regalé (mala idea, porque me llevó cuatro años encontrarlo de nuevo; buena idea en el momento, porque la recipiendaria era la novia). Nomás como dato cultural, digamos que me tomé en serio la filosofía del librito durante buen tiempo.
"Su obra, que constituye un todo con la vida, se sitúa en las antípodas de la 'literatura', en el sentido en que los poetas la aborrecen. Es el más riguroso asalto que conozco contra la hipocresía, la impostura, la imbecilidad, la cobardía." Breton dixit.
Y me sorprende que el celoso padre del surrealismo no haya incluido algún fragmento en la Antología del humor negro; ya ustedes, estimados metiches, habrán de decir si me equivoco: si son versados en francés, Project Gutenberg tiene la obra de Darien casi completa, con libre acceso para los metiches; si no son versados, pues acá un extracto, o cómprenlo (o asuman la filosofía del libro, rediman a la sociedad y róbenselo).

miércoles, 8 de agosto de 2007

A punto de asesinar

Si me ven en la calle, mejor no se me acerquen, al menos por los próximos cinco días: escupo rabia y bien podría arrancar trozos de piel a dentelladas.
Me choca que me cambien los planes por caprichos. Si pasan por Coyoacán y ven un departamento en llamas, igual y fui yo.
Besitos

viernes, 3 de agosto de 2007

Carencias...

(El trabajo me aplasta así que otra vez asalto la bodega. No se quejen, no me regañen: no me sobra el tiempo [me robo el de la oficina hasta para estas minucias gloriosas].)

La belleza de mi mujer es resplandeciente: su pálida piel de tuberculosis y sus manos carcomidas me asaltan con una ternura indecible; su cándido beso de leprosa sin labios entibia mi corazón, mientras en sus ojos -incapaces de ver el mismo objeto- encuentro siempre las respuestas que busco. Y sus piernas rechonchas y sus nalgas a setenta y siete centímetros del suelo y sus senos de amapola seca y todas sus manchas de carne adolorida pueden más que cualquier estrella errante o la luna de pleamar: su sombra me basta por encanto y brujería, sus palabras dichas sin intención dicen más que el viento entre las hojas o el balido de las cabras.

Estas últimas noches camino armado con la ballesta bajo el brazo; mi presa, en esta ocasión, no son conductores de veloces automóviles que andan lentamente o alegres viandantes, sino una luna llena que veo a merced de mi mano. Espero paciente a que se disipen las nubes o que los árboles formen un claro aceptable, empujo la flecha con decisión, levanto el arco y entonces disparo; suelo fallar -no soy dueño del viento, aún-, pero a cada ocasión rasgo el manto del cielo y aparecen esos resplandores que tanto me incomodan.

lunes, 23 de julio de 2007

Sombras

Tira tu corazón de cenizas y sacúdete el polvo de las manos. No te queden marcas, no sepan lo que has hecho, aunque tú lo sepas y veas el polvo y no olvides.
Hoy sabes de tristeza, mañana será alguna sencilla calma, mientras respiras tu dolor de bala en el hombro, arrastrándose como lluvia fina a la mano. Y entonces sabrás contar los minutos, la espera, los suspiros que se escurren, los litros y litros de sueño perdido; te verás de rodillas, bajo el espasmo, bajo tu propio rigor de viento.
Tiemblas, hoja de tilo, y tu sonrisa se confunde con las demás sombras, tus ojos se vuelven nidos de furia, tu nombre se hunde en la arena, te haces un soplo de alguien más.
Y te crees capaz de amar.

lunes, 16 de julio de 2007

Goliat

En virtud de que no quiero pensar (hoy tampoco, desde el sábado [o el viernes] me rehúso), asalto la bodega. Tiren todas sus piedras, a matar.

A mis críticos
Si tuvieras un viso menor de integridad, de seriedad, admitirías inmediatamente que éste es un cuento y es extraordinario.

El fin
En lugar de dormir, cada noche de sábado servía una taza de té, buscaba el cuchillo y empezaba a cortar, pausado, cuidadoso. No se detenía sin antes comprobar que la sangre había llenado el frasco justo debajo de su muñeca izquierda y podía permanecer en vela hasta bien entrada la mañana. Al día siguiente, cuando lo miraban los demás, claramente consumido, respondía resplandeciente: "Prometí un gran asado".

jueves, 12 de julio de 2007

Henri Michaux

Principios de un niño
No se puede vivir sin principios. Si un caballo perdiera sus principios, moriría en el acto. A continuación, algunos principios de un niño.

1. En África, los elefantes atropellan a los camellos.
2. Los payasos no tienen padres. ¿Alguna vez conoció al padre un payaso? ¿Ya vio?
3. Los caracoles sin cuernos se vuelven completamente tontos.
4. Si juntáramos el 'mañana' con el 'hoy', seguramente tendríamos un 'pasado mañana'.
5. Los árboles muertos no dejan de portarse bien.
6. Por bravo que sea, ningún policía ha traído preso al sol.
7. Un peral con manzanas es otro árbol.
8. Los peces que saltan están aburridos.
9. Un kilo de mariposas no pesa, a menos que las mariposas estén dormidas. Papá dice algo distinto, pero él nunca ve mariposas.
10. Las gallinas no ponen huevos. Nadie los pone. No hay manera de ponerlos. Los desentierran.
11. Las antílopes más soñadoras sueñan con acariciar el suave pecho de los tigres.
12. Hace tiempo que el sol derritió a su muñeca, estaba a la derecha de la luna. Desde luego, nadie se acuerda.
13. Las hormigas hablan muy bajo.
14. En África, los tapetes donde la gente educada se limpia los zapatos son cocodrilos muertos.
15. Las avispas vienen a juzgar cómo se hace la mermelada en este país.
16. La nariz, la boca, las orejas, los ojos, la barbilla y puesto que las orejas y los ojos son dos, tenemos siete, es decir, una semana. O bien, un pelotón de esos sólidos soldados (como los de mi caja verde) que combaten gloriosamente por Francia sin perder su quepis, porque mañana deberán usarlo de nuevo.
17. Los leopardos miopes sólo dan pequeños saltos.
18. Las hormigas de cola rara vez salen.
19. Los indios calvos ya no se vengan.
20. De noche, los estanques se ponen de pie y dicen "Ya no estamos muertos". Se ponen de pie y juntan el agua alrededor de ellos, en pliegues. Al irse, dejan un hoyo inmenso, ruedan y se resbalan, inclinados como barriles, altos como catedrales, por carreteras donde de día circulan tantos coches, conducidos por ciegos de lentes verdes.
En las madrugadas, los estanques, límpidos al principio, se revuelven y sacan cosas a la superficie (hormigas). Abrumados por ese peso, dicen "Nos vamos mañana temprano; sí, mejor mañana". De allí que al amanecer todos hayan regresado a su hoyo, apartando a los rosales. Pero cuando hay patos en los estanques, ¿cómo hacen todo esto?
21. Los peces mueren con los ojos abiertos.

miércoles, 11 de julio de 2007

Fiesta, fiesta...

Vayamos lento y desde arriba:
Desde el sábado (quizá antes), había vibrado (no como gelatina a medio cuajar: como vías de tren) pensando en la fiesta de Caza. Conocer a los demás, darle rostro a las historias, platicar con el jurado, coquetear con la prensa, llegar acompañado por mi proxeneta sustituta, decirme que está padre ser un bicho sociable (cuando cuesta harto trabajo).
Impecable como quiero ser (que no siempre lo logro; de hecho, las menos de las veces), el lunes me pasé hasta las once de la noche planchando una camisa: ésa fue la única lección de supervivencia en casa que no le aprendí a mi madre. Para no arruinar tanto trabajo, la colgué cuidadosamente en un mueble de mi oficina, no fuera a arrugarse. Con la atención 'concentrada' en los menesteres del trabajo, levantaba de vez en vez la mirada y el solo hecho de ver la camisa gris, colgada frente a mí, me hacía vibrar de nuevo, mariposas en la barriga y todo.
Salí huyendo de la oficina, pasé por Proxeneta Sustituta y llegué a media rueda de prensa (que hubiera estado padrísimo que alguien se tomara la molestia de avisar que había rueda de prensa, al menos para llegar en tiempo). Comentarios menores, mis participaciones ridículas como siempre (¿qué hacerles?).
Y después el vinito: ah, cómo nos entretuvieron con la foto emotiva de las ocho (ya después fueron diez) copas alzadas, chocando y aplaudiendo la experiencia. Creo que en mi méndiga vida me habían tomado tantas fotos, y creo que tampoco había tenido que hacer la mueca de la sonrisa tantas veces y durante tanto tiempo. Los que me conocen bien saben que soy reamarguetas y no soy el Grinch nomás porque no soy verde.
Brinquitos, carcajadas, euforia, chistes locales, pláticas letradas, pláticas de tacos y tortas, tropiezos, alturas de vino, euforia, entrevistas y luces (algo incómodo), brindis, discursos, premio, euforia, vértigo, emoción, abrazos, botana que no probé, rapados, aplausos, vítores, despedidas, ojito Remi de pronto, euforia.
Sí, linda experiencia. A ver cuándo me pongo quieto porque no termino de digerir todo esto.

lunes, 9 de julio de 2007

Ha terminado la Caza. En lo personal, quedo como venadito baleado, pero mis pendientes tengo todavía.
Por decirlo simple, desde la semana pasada he medido y contemplado mis tiempos en función de la noche de mañana. Ya sé que no los invitaron y es de mal gusto comentarlo, pero es la ceremonia de premiación; y por más que quisiera llevarlos conmigo, los organizadores fueron proverbialmente sabios y nos limitaron los boletos de entrada a dos por jugador (¿o sabemos de alguien que se lleva a la familia? Digo, para reclamar porque buena intención tenía de arrastrar a la banda).
"Oye, pero son dos, puedo ir contigo...". No, no pueden: mi proxeneta oficial (porque he de confesar el 'otro' trabajo) se tomó unas vacaciones (aunque presumo que en realidad es un viaje de negocios y fue a buscar nuevos productos de venta) y encontró un relevo: ese cotizado (ajá...) segundo boleto ya está comprometido (como diría Monterroso. "¿qué sería de nosotros sin los paréntesis?").
En fin, ¿he de contar que éste ha sido el primer fin de semana en que mi proxeneta deja a su hetaria a su propia merced y que, si bien encontré quien suplante, se extraña el profesionalismo? No, no debiera. Mejor me guardo mis pensamientos.

martes, 3 de julio de 2007

Breviario de poesía japonesa (o del rumbo)

Bien podría copiar acá las traducciones al español, pero nomás no me convencieron y tampoco tuve ganas de corregirlas, así que dejo las traducciones inglesas (y de ésas no puedo decir nada porque no entiendo un corcho de japonés). Novecientos puntos a quien encuentre el "error".

The quiet of an evening room. A feeling like singing,
I looked at the olden days, I entered the eye of Buddha's image...
The tunnel passed beyond a new place.
I completely went into my own heart,
Friends who I haven't seen for a long time were gathered there.
Everyone's smiling face came to be connected to me withinn my sleep.
-Lica Cecato (trad. Nicola Jackson)

The spring we don't see-
On the back of the mirror
A plum tree in flower
-Matsuo Bashô (trad. Robert Hass)

VII
Making love with you
Is like drinking sea water.
The more I drink
The thirstier I become,
Until nothing can slake my thirst
But to drink the entire sea.
-Marichiko (trad. Kenneth Rexroth)

XLII
When I went out in
The spring fields to pick
The young greens for you
Snow fell on my sleeves.
-The Emperor Koko (trad. Kenneth Rexroth)

lunes, 2 de julio de 2007

A un cumpleaños

Bellísima
Óigame usted, bellísima,
no soporto su amor.
Míreme, observe de qué modo
su amor daña y destruye.
Si fuera usted un poco menos bella,
si tuviera un defecto en algún sitio,
un dedo mutilado y evidente,
alguna cosa ríspida en la voz,
una pequeña cicatriz junto a esos labios
de fruta en movimiento,
una peca en el alma,
una mala pincelada imperceptible
en la sonrisa...
yo podría tolerarla.

Pero su cruel belleza es impecable,
bellísima;
no hay fronda de reposo
para su hiriente luz
de estrella en permanente fuga
y desespera comprender
que aun la mutilación la haría más bella,
como a ciertas estatuas.

-Eduardo Lizalde

jueves, 28 de junio de 2007

El Doce

Mientras en Gadara, harto del campamento, salí a buscar el lupanar. Esperando mi turno –pues interminables porqueros entraban y salían bufando–, un esenio se acercó y me preguntó qué hacía; como si no fuera evidente.
–¿Ya estás curado, legionario?
Creí que se referían a mí, mas vi que le hablaban a uno con la cara rajada, los brazos aún sangrantes y las manos marcadas por grillos; apenas miraba al esenio, bajaba la cabeza y el otro sonreía.
–¿Has oído sobre los cerdos? –le dije, esperando que se alejara– Dos mil, y todos se despeñaron.
–Ése que ves allá fue el responsable –respondió–, por él se arrojaron.
Sus palabras me desconcertaron: sabía que no mentía y no habría de jurar.
–En éste habitaban tantos que a sí mismo se llamaba Legión. Quise lanzarlo, pero me imploraron que no lo hiciera. Les ofrecí, entonces, la piara, de donde podrían migrar adonde gustasen.
Rió para sí mismo, como guardando el sabor del triunfo.
–Pero era conceder demasiado: después de todo, alguien debía ahogarse hoy.

miércoles, 27 de junio de 2007

El Once

No sé por qué empecé a escribir, sé que no quiero ver tele, pero estoy aburrido y no sé qué hacer. Pero hoy no hice nada en la escuela: todo el día vi a Laura. Por eso tomé el cuaderno, para decirlo. O no sé.

Otro día. Cocinar, ir a la oficina, llamar, comer, regresar a casa. Tomar el cuaderno, anotar lo del día, si me apetece, si me arrastra el impulso. Llamar a Elisena. Cenar, ir a dormir. Empezar de nuevo.

Hay que aferrarse a las cosas pequeñas. Escribir es un hecho menor. También Susana. Y caminar y cuidar el pasto. Si no fuera por estas cosas, no habría diferencia entre morirse ayer o mañana.

viernes, 22 de junio de 2007

El Diez (y un inicio)

Inicia formalmente este espacio, a petición solemne y reiterada de algunos visitantes del otro blog. No sé por qué, pero de pronto quiero un vaso de agua de limón...
Por qué continuar con los ejercicios de Caza, es mi primera pregunta. Inercia, disciplina, respeto, capricho, nostalgia, reto, todas las anteriores; algún motivo tengo, pero no lo tengo claro. En todo caso, ¿es ultimadamente necesario un motivo? Lo cierto es que aquí están y vendrán el resto, junto con otro montón de chunches. Ah, errática disciplina, tendremos que ajustar cuentas.
Saludos amplios, bien amplios
Oliver (raro hacer esto)


Una mirada le basta para comprender el yerro: en lugar de sus camisas de lino, encuentra pantaletas y corpiños. Mafalda, la Pantera Rosa y esa vaca estúpida. La cierra con desprecio, ruge pensando en sus lociones.
Pero quiere su maleta y sus camisas de lino de vuelta. Y en algún lugar debe haber un número al cual comunicarse.
Revisa de nuevo, con más cuidado. Una muñeca en la bolsa exterior, un cepillo de dientes y un bikini de gatitos, húmedo; en el forro interior, zapatos negros, talla siete y medio; adentro, más pantaletas, algunas sucias, y dos camisas inmaculadas, espléndidamente planchadas. Una manta de franela parece encubrir algo. Se estremece al ver en las fotos el juego rosa con blanco de Hello Kitty.

jueves, 21 de junio de 2007

Aparentemente

Si lees esto, si tienes noticia de este blog, si has prestado atención a lo que sucede aquí, eso quiere decir que eres un/a metiche, pues este escrito y el anterior fueron meras pruebas.
¿Tan grave es tu impaciencia? Entonces, domínala, porque falta un tiempo para que publique algo de manera formal. Un trabajo bien hecho requiere tiempo, y como soy un exquisito...
Saludos amplios, bien amplios a todo/a metiche
Oliver