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jueves, 16 de junio de 2011

Pero de veras tómalas

Vagaba por obligación en la página del ICATI y me encontré con esta chulada. Hay algo igualmente encantador y perturbador cuando se encuentran contradicciones como ésta.

jueves, 13 de enero de 2011

El vhiernes (casi)

Tan mal, en tantos sentidos, de tantas formas, que no sabría por dónde empezar. Sólo voy a invocar las reglas de la furia: seguro a la primera deducen las razones que amparan la presencia de esta joya en este intolerante blog.

lunes, 15 de noviembre de 2010

Acto penitencial

Desde hace tres días escribo mentalmente este post; si la redacción no llegaba, eran la falta de tiempo y el cansancio bruto los que detenían la firme intención: ninguna excusa.

I.
Me sobran los temas sobre los cuales escribir, como el convenio que una empresa de pocos escrúpulos (o más puntualmente, su personal) decidió terminar a costa nuestra, y que ahora exige un pago que se acordó originalmente en especie; o el examen de admisión que presenté casi por desdén, puesto que no puedo matricularme a falta de un prerrequisito de dominio de lengua inglesa (que no cubrí por estar discutiendo con el mentado personal de la empresa en cuestión); o el concierto más reciente de Massive Attack y de nuevo el ejercicio de politizar inteligentemente los que ya cuentan como himnos en la memoria de los escuchas; o el libro que hicimos casi en tiempo récord y que nos costó sangre y muchas horas de tensión, que por otra parte rebasó lo que tasamos; o la fiesta de cumpleaños a la que llegué el viernes casi en estado de bulto a causa de ese libro, pero que me es indispensable desde hace unos años; o aquél al que recuperé después de años de considerarlo fuera de la nómina de mis amigos; o la risa después de aparecer como marmota de bajo las sábanas y el conato de enojo que siguió; o la pelea que se desató frente a nuestros ojos en el metro abarrotado, un sábado antes de la siete de la mañana.
Han sido semanas cargadas de vértigo y sobresaltos. Sin embargo, mi necesidad de decir es otra. Encima de eso, esta necesidad es pública, aun cuando por su naturaleza debiera conservarse en el fuero de lo privado.

II.
En agosto celebro otra de mis fechas cívicas: ella, que es un pedacito de mi corazón, cumplió años y lo festejó en el Tenampa. Por azar me encontré con un buen amigo, y por maldición me sirvió todo el tequila que me entró en el cuerpo, más toda la cerveza que tenía capacidad de tomar esa noche; y maldición fue, sin duda, pues en esas fechas rugían resabios de una ira encarnizada, buscando salida a como diera lugar.
Y ella estrenaba novio, y yo apenas alcanzo a recordar que me trajeron a casa, corteses como pocas personas conozco. A la mañana siguiente todo se mueve lento, y me urge un vaso de agua y comer: nada ha sucedido, aunque siento que el tiempo pasó demasiado pronto, o sencillamente no recuerdo todo. Pero una memoria lúcida no deja pasar de largo y en esa fiesta de viernes encuentro distancia que no comprendo.
– La noté extraña. Distante por lo menos.
– Es que de verdad te pasaste –me dice mi mejor amiga en tono recriminatorio.
– [???] ¿Qué corchos hice?
Lo que hice se resume en una frase suya: "yo siempre voy a estar de tu lado, y siempre te voy a querer, y siempre te voy a defender, pero esta vez no hay cómo defenderte". Y siguen quince minutos de regaños, que tengo perfectamente merecidos. No hay cómo defenderme: no lo intento.
Lo que hice sobrepasa los términos de la estupidez y la ofensa abierta, sin mencionar el cinismo. Para colmo de los agravantes, no recuerdo haberla visto tan feliz en los años que tengo de conocerla, y justo ahí hinqué y desahogué esa rabia que bullía por esas fechas, sin culpa suya o de su novio, o del resto de los presentes en última de las instancias. Y corona de todo, me atreví a cuestionar esa decisión suya que la hace feliz, en la inteligencia de que su prudencia la ha llevado al punto preciso y maravilloso en el que está.
No tengo autoridad moral para atropellar decisiones ajenas: propugno por la autonomía de cada cual y la responsabilidad sobre los actos. Por otra parte, desde hace mucho me he dado a la tarea de desaparecer lentamente, pero nunca me he permitido desamparar a quienes quiero o negarles el apoyo que soy capaz de dar. Ya antes he abogado por las decisiones de mis amigos, enarbolando frases como "tu chamba no es cuestionar lo que haga, sino estar ahí si se cayera".
¿Qué sucedió, si procuro ser tan recto? Podría permitirme especular, pero en cierto modo sería justificarme, y no puedo hacer eso: sencillamente ofendí a alguien que ocupa un lugar precioso en mi memoria y mis afectos. Todo lo siguiente que dijera se sumaría a esa ofensa.
Desde el fondo del corazón me avergüenza mi actitud de aquella noche y cada palabra; inmediatamente hubiera pedido esta disculpa de haber caído antes en la cuenta de mis actos. Por más que lo intente, no tengo palabras suficientes: son días en los que uno siente merecerse el desprecio del mundo. ¿Cómo tener el descaro de rogar que intercedan por mí?

sábado, 25 de septiembre de 2010

Patriotero

Recibí hace poco (no sé por qué) una invitación para la pasarela Historia de México a través de la Joyería, a realizarse en San Martín de las Pirámides. Pero mejor lean: ¿quién soy yo para ahondar en detalles?

Disculparán la mala calidad de la imagen, pero el archivo (y sus errores tipográficos) corre a cuenta y cargo de los organizadores.

viernes, 7 de mayo de 2010

Ontología

[Pocas veces he escrito algo con rostro de poema cuya dignidad me parezca suficiente. Desempolvando un manojo de archivos, encontré éste; si no me equivoco, recordaba a Rimbaud.]

Soy hecatombe
yo soy la tumba
y la lápida.
Tengo los pies de Atila
y las sienes de Apolo.
A mis pies se quema el suelo
ante mi injuria cae el árbol.

Yo soy la tumba
mis crímenes son banderas
de mis pecados nace ceniza.
Mis crímenes son cantos
y las llamas son mi voz.

Soy hecatombe
el de los brazos de barro
el de las lágrimas de azufre
el de sombra de piedra.

Soy la lápida
sumida en el recuerdo
el insulto de salitre y argamasa
los ladrillos de la idiotez.

Soy la sombra
en la sombra de mi sombra.

Seré desgracia
la mía y la de mi estirpe.
Seré sombra
y conmigo caerá la noche.

martes, 26 de enero de 2010

La técnica

Si mal no recuerdo, son recurrentes los chistes sobre la calidad de ciertos aspectos de la formación académica de los estudiantes del Instituto Politécnico Nacional. Por supuesto, siempre hay excepciones que confirman la regla; la única que me viene a la cabeza (pues no conozco más alumnos del IPN) es mi padre, que estudió en la Escuela Superior de Comercio y Administración.
Lástima que las capturas de pantalla no sean suficientemente nítidas. Pero bendita la cosa del hipervínculo (digo, por si quisieran ir a chismear con gana).


lunes, 18 de enero de 2010

Alma mater

I.
El 25 de mayo de 2005 presenté la ponencia "La muerte en 'Sólo la muerte' de Pablo Neruda y 'La violencia de las horas' de César Vallejo" en el marco del Sexto Congreso Estudiantil de Crítica e Investigación Literaria (CECIL), organizado por los alumnos de Letras de la UAM-I. Sí, el título de la ponencia es deplorable…
A ese momento, después de tres días de actividades, era yo el primer estudiante de la Ibero que leía en el congreso; me tocó cerrar la mesa de poesía latinoamericana del S. XX, después de dos muy rigurosos trabajos sobre Neruda (creo que los dos ponentes eran alumnos de la UAM). Iniciada la ronda de preguntas y respuestas, una mano al fondo del auditorio pidió la palabra: "La verdad es quería despedazarte, pero no pude: tu texto está bien escrito y al menos llegas a tu punto. Sólo diré que te falta rigor académico."
Y tenía razón. Ese trabajo era un ejercicio libérrimo de crítica estilística, sin citas, sin referencias, y encima de todo aderezado con chistes que incluían un perrito chihuahueño (!!; hay días, en verdad…). La moderadora de la mesa reiteró el punto y me puso bien en claro que es craso error no considerar el estado de la cuestión analizada.

I. bis
En casa de aquélla que estuviera al frente del CECIL VI, su padre sentado frente a mí en la sala, todos comiendo chocolates:
– ¿Qué carrera estudiaste?
– Letras, en la Ibero.
– Bueeeno, lo tuyo más bien era un bachillerato en Letras –apostrofa ella, con una risa desbordada de ironía. Obligado a sonreír, por cortesía, por honestidad también.

II.
En el marco de la Feria del Libro del Palacio de Minería del año pasado asistimos a un ciclo de conferencias acerca del futuro de las revistas académicas. El rango era amplio: revistas de ingeniería, medicina, psicología (un editor de la APA al frente), bibliotecarios de las universidades más importantes de Latinoamérica (y otras que más bien eran ejemplos de resistencia y constancia, como la Universidad de Costa Rica), y –por supuesto– las grandes compañías de distribución y catalogación de publicaciones, como Elsevier y John Wiley. La UNAM omnipresente, no sólo por organizar la Feria, sino por tener un ponente casi en cada mesa.
Bibliotecas nacionales: el caso de las universidades mexicanas y otras instituciones de educación superior. Representante del equipo de cómputo de la biblioteca Francisco Xavier Clavijero –presumida como la tercera más grande del país–: el concenso es que el tío no tenía la más remota idea de qué estaba hablando.
Por un momento me guardé de mencionar mi relación con la Ibero.

III.
"Por este medio le hago llegar un artículo para su consideración para una posible publicación en número próximo de la Revista Internacional de Contaminación Ambiental." Firma la Dra. Noescribomal, del Departamento de Ingeniería de la Ibero. El primer trabajo de la Ibero que me toca procesar: desconozco si antes han remitido otro texto.
Lectura de control (v.g. correcto español, correcto inglés, irrestricto apego a las instrucciones para los autores de la revista, una revisión muy superficial sobre la pertinencia del trabajo, si tiene caso mandarlo a revisores o si hacemos un sano filtro editorial). Mi lectura de control. Mi opinión reservada por la ínfima calidad del texto.

IV.
Tengo claros ciertos beneficios que obtuve por estudiar esos seis semestres en la Ibero, y pocos no son. Entre ellos no se cuenta, lamentablemente, el respeto de los pares, y no porque ellos deleznen al cuerpo académico de la universidad a priori, sino porque ese respeto no se ha ganado.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Ctónico

Aparentemente, de mi padre sólo heredé hábitos estúpidos, como una constitución moral que me prohibe mentir o dejar de reconocer mi responsabilidad en cada uno de mis actos y sus consecuencias; admitir como caballero mis errores y esperar la debida enmienda de los ajenos (cuando tal procede); tener un incontestable respeto a la amistad y atesorarla, jamás faltar a ella y por ningún motivo traicionarla; ser honesto, próvido, cordial, contenido y de maneras sobrias.
Sin embargo, hay quienes no se toman tan a pecho estas consideraciones, y parecen creer que un año es tiempo sobrado para olvidar y dejar de lado cualquier ofensa. Pero yo no olvido (esta memoria, con su crueldad implícita, no me lo permite), y rarísima la ocasión perdono. Más todavía, no hay motivo para perdonar si en la otra parte no sucede ese responsable acto de humildad y honestidad: pedir perdón.
Muy a pesar de que sería lo ideal, las ofensas no son piedras que se deslavan con el tiempo y el paso de las aguas; no pueden enterrarse y con ello darse por zanjadas las cuentas. En este caso, no hay una situación que pueda resolverse, porque no existe más el punto de convergencia que mantuvo la relación durante veinte años; y si bien tengo parte en la responsabilidad por mi intolerancia y la virulencia de mi reacción, es sin duda menor.
Hoy ya no es de mi interés que nuestros caminos se crucen de nuevo y vernos con gusto.

lunes, 19 de octubre de 2009

La tabla del cuatro

Buscando información para el próximo examen de admisión al Sistema Universitario Abierto de la Facultad de Filosofía y Letras; en la página donde se refieren las características del sistema –en cualquier carrera–, me encuentro esta gloria, que vale por dos:


Una vez cada cuanto me pregunto por qué los licencian. Hoy me pregunto qué clase de licenciados podemos esperar si los licenciantes se permiten este tipo de cosas.

lunes, 24 de agosto de 2009

Mala paráfrasis de Milton

Supongamos que recuperara la vida académica y el inmenso placer que me provocaba la crítica literaria y la investigación: acabo de encontrar un pequeño paraíso que exprimiría hasta desprenderle el sentido.
Al menos Lucifer tenía un sentido heroico, y con altura moral.

"Carajo, cómo sufro."

martes, 14 de abril de 2009

Recapitular

Para estas alturas creo que es la décimonovena vez que digo: "este blog se ha volcado a la música... tratemos de recuperar la literatura... para eso abrí el blog... soy un irresponsable..." et caetera. Agrego una más: "por más metiches que sean, mi vida no resulta tan avasalladora e interesante como para que sigan leyendo".
En consecuencia, decidí asaltar todos los archivos (de lectura aceptable) que permanecen sepultados en las profundidades de un disco duro. Además de divertimento y una linda manera de salir de mi solipsismo, tendría que sentirme tentado a escribir algo más y por fin hacerle caso a esas novelas y cuentos abandonados.
Este inicio, sin embargo, tendrá que ser vicario (cada cosa en su escala y etapa). Lo que sigue son traducciones de los textos que venían en los correos de spam que recibí hace varios años: cadenas aleatorias de texto proveniente de muy diversas fuentes, pero que me sorprendieron porque, a pesar de todo, no dejan de construir sentido. El primero, en cualquier caso, nunca me pareció tan azaroso como los demás, y sin duda por ello revisé la basura durante varios meses.


Sweetness elope
‘Hola’ dije a todos los animales. “Las cosas se veían peor, las cosas se veían peor”; sólo eso pensaba. Había varios ejemplos de animales alrededor: una casa llena de condimentos y nada de comida. Las paredes gruesas son importantes. Él quería saber más. Yo sólo pensaba.
Hay algo que debería decirte. Pero éste era un camino largo y, de recorrerlo, podría nunca regresar. Y por diez minutos fue un héroe. No puedes subir a la unidad. No se permite a nadie allá arriba. Sólo dime tu respuesta, aun si es una estupidez.
Alguien esperaba por mí, justo a la vuelta de la esquina. No tuve que decir: “¿podemos cambiar la cita de las seis a las once? Mis niños tienen un recital y no quiero perderlo por nada del mundo”. Las paredes gruesas son importantes.

Ambiente controlado
¿Qué vino después? Lanzallamas, por supuesto. Un reto adicional para la exploración humana de Marte.

Los estrictos trabajos de Marte
Usando ADN mutante, los científicos han criado un ratón con dos museos y restaurantes; revive una y otra vez sus memorias como piloto de combate de la Segunda Guerra Mundial.

Final perfecto para una comida
¿Alguna vez ha pensado en cometer este franco crimen de pelea en Inglaterra? ¡No, realmente no! Busque ‘Crimen’ y es el único buró que está adherido a las madres y no al padre.

El samurai aún permea nuestra cultura
Mire la grandeza de Nueva York como principal y deje sus computadores llevarse unos a otros, todo sin engancharse al código guerrero del samurai, el sistema de honor que modelaba sus vidas.

martes, 10 de febrero de 2009

Sana procrastinación

En definitiva no tengo ni tantitas ganas de trabajar, así que para fingir que hacía algo, me puse a revisar los discos en los que duerme mi computadora; v.g. diez años de cuentos y escritos dispersos. Por supuesto, me es imposible siquiera pasarle el ojo a todo eso en este momento, así que escogí una carpeta que tenía pendiente de repasar desde antes de que mi computadora reventara.
Encontré esbozos de cuento, artículos que entregué a un periódico (si se le puede llamar tal), dos recetas para preparar pollo y poemas en verso y prosa (si nunca he dominado la poesía, no sé por qué me empecino en intentarlo). Dos de ésos ya habían aparecido aquí hace un tiempo; el que está más abajo compartía la página con ellos, pero se quedó guardado no sé por qué; además de que me divierte bastante, como que compagina con mi humor de estos días.
Lo del fondo... Otro divertimento, de otro tipo, también guardado en ese paquete dormido.


Detesto mecánica, matemáticamente al género humano. Empiezo por detestarme a mí mismo y luego a quienes tengo más cerca, como es el caso de mis vecinos, uno a uno.
Hay un lugar en mi odio reservado para quienes amé y otro más para quienes habré de amar; ésos que ya odio caben en una cáscara de nuez, sepultados bajo los hielos perpetuos.
Eventualmente odio lo que perturba el silencio, desde las respiraciones gruesas hasta los alfileres rotos. Entonces todo se vuelve negro con el silencio de la tierra, el dormitorio de los muertos.
El asco me surge cuando levanto los ojos: tantos y tantos alrededor de todo, esparcidos como granos a punto de germinar. Son las flores del campo más vasto, el límite bajo de los cielos; y me son gravemente importantes.
Cada poro de mi piel está seco de sudar bilis, he dormido abrazado a un lagarto, bebo a tragos largos el ácido que extraigo con el punzón, me he mordido los dedos hasta perder las huellas dactilares y nada parece diluir este desprecio geométrico por todo.
Me divierte inventar rencores que no tengo.


FALSAS PROMESAS
Por el bien de la poesía
prometo no escribir un verso más.

miércoles, 27 de agosto de 2008

Compromisos que más valiera no adquirir

Me he quejado y quejado y quejado y quejado, quejiche como soy, de los artistoides que han de aparecer en mi revistita de arte. "¿Que no se supone que tenías autoridad en tu revista?" Oh, sí: un chorro; de hecho, en el último informe que se entregó me tachaban de subdirector [sic] de la publicación. "Entonces deja de quejarte y mándalos a la mierda." Oh, mierda: no puedo.
Para mi buena (cuando es una persona decente y respetable)/mala (cuando es uno de tantos mequetrefes que se nos cruzan en el camino) fortuna, mi revista se atiene en cada número a los proyectos locos que escoja un editor invitado. Somos mañosos, y no podemos negarlo: de un lado, los editores que invitamos tienen un montón de contactos y conocidos (de beso en el cachete y todo) que nosotros no tenemos y en consecuencia la revista acepta propuestas de más amplio espectro [sic] y agarra más color; del otro, nos ahorran un chorro de chamba.
A querer o no, el hecho de que alguien se haya tomado la molestia de hacer una selección, justificarla, ordenarla y presentarla según los dictatoriales lineamientos que exijo, implica un compromiso al cual nos hemos de atener, por esencial respeto. Lo ridículo aquí es que las Direcciones General [sic], de Arte y Diseño [sic] y Editorial [sic] (o sea nosotros tres) estamos de acuerdo en que los proyectos que nos presentaron no son simplemente feos, sino que son pinches como pinches pueden ser pocas cosas: desde lo ridículo e injustificable (aunque los artistos se esmeran en hacerlo) hasta lo grotesco (y los dioses saben que no exagero), no hay mucho que recuperar.
Quería subir tres de esas rolotas que me ponen de buenas, pero la chunche electrónica no me dejó, así que tendré que regodearme con el playlist de esta computadora y mi repulsión/susto ante estas cosas (yuk...). Sin embargo (y grande es el Banksy):

miércoles, 30 de abril de 2008

Descripciones apócrifas

Finjamos que tenemos todavía algún interés en las paganías. Finjamos que me queda algún respeto (no digamos cuánto: basta con asumir "algún" y darlo por suficiente) por el universo New-Age.
Hoy me mandaron un horóscopo/perfil zodiacal por internet (creo que el segundo término resulta más preciso). Antes tenía la costumbre de leer mi horóscopo en cuanta revista y periódico encontrara, sin importar que tuviera cuatro años de antigüedad o que no se correspondiera con el de aquella otra publicación: "Hoy tendrás un golpe de suerte" vs. "Cuidado: los días se anuncian oscuros" vs. "Tu fruta de la buena suerte: mandarina; tu piedra: diamante rosa; tu número: 14".
Suelo reír después de leerlos, y lo hago desde que empecé a chismear las páginas finales de revistas de espectáculos; hace sólo unos días tuve que corregir el horóscopo para mis revistas de señoras tontas, y evidentmente me reí, después de ladrarle al autor (que nadie que escriba horóscopos o cualquier otro resultado de cualquier mancia merece el título). Y mi conclusión de qué me causa risa es simplísima: el uso de la ambigüedad más amplia y fórmulas harto repetidas, extraordinarias herramientas de azar, obligan a que cualquiera pueda identificarse con esas frases. Por supuesto, es harto más divertido si la frase reza "eres una mujer independiente" (no me he rasurado en cuatro días... mejor no termino la frase).
En fin, citando textualmente:
"Espontáneo, gran carisma, difícil de encontrar pero fabuloso cuando lo encuentran. Le gusta ser generoso, lindos [sic], románticos, no lo quieres de enemigo, es bueno con todas las personas que conoce. Los sagitario son básicamente sinceros y controlados en sus relaciones de pareja, aunque si se les traiciona pueden perder los papeles [sic; sigo sin entender a qué corchos se refiere]. Si su relación es estable, son excelentes esposos y padres, aunque rara vez logren suprimir de todo su espíritu aventurero. Necesitan sentirse libres y a veces ponen sus intereses profesionales por delante de los intereses de su pareja. 4 años de mala suerte Si no lo reenvías."
A quien me lo envió (que no lee este blog): gracias por la sentencia breve de sólo cuatro años.

lunes, 10 de septiembre de 2007

Somos rebolucionarios [sic]

O la diversión de ser un corrector de estilo.
Disculparán la calidad de las fotografías, pero las cámaras integradas a teléfonos celulares no siempre ofrecen lo que una convencional (soy rústico, sí ¿y qué?). Más allá de eso, bendita tecnología que le permite a un metiche hijoputa dar cuenta de glorias como ésta. ¿Quién dijo que mi trabajo no es divertido?