martes, 10 de febrero de 2009

Sana procrastinación

En definitiva no tengo ni tantitas ganas de trabajar, así que para fingir que hacía algo, me puse a revisar los discos en los que duerme mi computadora; v.g. diez años de cuentos y escritos dispersos. Por supuesto, me es imposible siquiera pasarle el ojo a todo eso en este momento, así que escogí una carpeta que tenía pendiente de repasar desde antes de que mi computadora reventara.
Encontré esbozos de cuento, artículos que entregué a un periódico (si se le puede llamar tal), dos recetas para preparar pollo y poemas en verso y prosa (si nunca he dominado la poesía, no sé por qué me empecino en intentarlo). Dos de ésos ya habían aparecido aquí hace un tiempo; el que está más abajo compartía la página con ellos, pero se quedó guardado no sé por qué; además de que me divierte bastante, como que compagina con mi humor de estos días.
Lo del fondo... Otro divertimento, de otro tipo, también guardado en ese paquete dormido.


Detesto mecánica, matemáticamente al género humano. Empiezo por detestarme a mí mismo y luego a quienes tengo más cerca, como es el caso de mis vecinos, uno a uno.
Hay un lugar en mi odio reservado para quienes amé y otro más para quienes habré de amar; ésos que ya odio caben en una cáscara de nuez, sepultados bajo los hielos perpetuos.
Eventualmente odio lo que perturba el silencio, desde las respiraciones gruesas hasta los alfileres rotos. Entonces todo se vuelve negro con el silencio de la tierra, el dormitorio de los muertos.
El asco me surge cuando levanto los ojos: tantos y tantos alrededor de todo, esparcidos como granos a punto de germinar. Son las flores del campo más vasto, el límite bajo de los cielos; y me son gravemente importantes.
Cada poro de mi piel está seco de sudar bilis, he dormido abrazado a un lagarto, bebo a tragos largos el ácido que extraigo con el punzón, me he mordido los dedos hasta perder las huellas dactilares y nada parece diluir este desprecio geométrico por todo.
Me divierte inventar rencores que no tengo.


FALSAS PROMESAS
Por el bien de la poesía
prometo no escribir un verso más.

10 comentarios:

Ciencia Vudú dijo...

Mi estimado Julián:

A ver, ¿cómo está eso? ¿Recetas para preparar pollo y poemas en verso? Órale, está bueno eso de la transdisciplinariedad.

Qué curioso, yo lo que odio es mi tendencia a la procrastinación. ("Procrastinación: Acción de procrastinar." neto, está en el María Moliner.)

Muchos saludos,

CV

Julián Iriarte (bueno, ya: Oliver) dijo...

No exactamente: la carpeta en la que estaba esculcando tenía unos doce archivos; entre ésos había lo que se enlista allá arriba. No soy tan vanguardista para tener el recetario y el poemario en el mismo legajo.
No es que me encante (cabeza digresiva), pero hoy era necesario; y sí, así aparece también en el DRAE. ¿A poco no es para aplaudirlos?
Abrazo

Palomilla Apocatastásica dijo...

Vaya que odio, ja, ja, ja. Que odio tan surrealista, abrazado de un lagarto no es necesario que tu mismo te comas tus propias huellas. Ah se me hace que era el Uróboro lo que te transtornaba.

Pero de Tripas Tibias a procrastinación hay un gran avance...

Respire, respire puuuuuuuuuje...

Julián Iriarte (bueno, ya: Oliver) dijo...

Ése de ahí más o menos es un odio de tripas tibias.
Si me abracé del uroboro, entonces sí me tengo que morder los dedos: él ya está bastante ocupado con su cola, y cuando termine quizá se vaya a jugar con el león de acá a la derecha.
¿A poco no es bien divertido inventar cosas?

Palomilla Apocatastásica dijo...

Vaya, el Uróboro seguirá comiendose su cola, pero no entiendo por qué no vas mejor tu a jugar con el León. Yo a veces planeo sobre Nowhere, entonces no es necesario comerse nada, menos a uno mismo.

Ah, sobre invenciones, pues que le hablen a los Hermanos Lumiere a Graham Bell o a Marie Curie, etc.

¿Pero palabrejas? Bueno sí, tienes razón andar inventando mundos paralelos que no "para lelos" es muy divertido.

Julián Iriarte (bueno, ya: Oliver) dijo...

Digamos que cuando hablamos de dimensiones titánicas (e.g. ese león verde, Fenrir), me falta altura para jugar. Y los felinos más grandes con los que juego son mis hijos.
Edison reta, y al menos en patentes (vigentes) sigue rockeando.
Esos mundos no se inventan: se construyen. Y ah, qué difícil hacerlo a veces.

Palomilla Apocatastásica dijo...

Mira con Fenrir, odiado hasta el fin, servil e inmundo animalejo. Auuuuuuuuu.

Hace un par de días yo también andaba "licántropa", en esas ocasiones me da por aullar o por ladrar ...

Julián Iriarte (bueno, ya: Oliver) dijo...

Pues no sé qué tan servil: esa ferocidad suya simplemente no se dejaba domeñar por nada. Y por esa (ciega) ferocidad terminó atado con un listón, una espada en el hocico y el puño de Tyr en la barriga.
Lo más encantador de los lobos y, la licantropía en particular, es que representan los instintos y el lado más bestial (v.g. furia y sexualidad) de los humanos. Parangonarse con un lobo puede tener connotaciones no aptas para horario infantil. Grrr...

Palomilla Apocatastásica dijo...

Afortunadamente las Palomillas tampoco son aptas para menores...
Tal vez por eso hube de vomitar este tipo de licantropía hace unos días:
Aulla, se arrastra y llora,
con la piel rasgada,
el corazón abierto,
sangra.

Sacia su vacío con dolor,
el cráneo hundido,
trepanado
en sí mismo.

De lidia, de sal,
necesitado, necesario.

Basurero de sentimientos,
alas cercenadas,
bajo la ilusoria capa de la promesa.
La extraña, la ama.

Julián Iriarte (bueno, ya: Oliver) dijo...

En teoría, esta sepultura tampoco lo es. Y sembrar una imaginación como la mía es harto riesgoso.