I.
El 25 de mayo de 2005 presenté la ponencia "La muerte en 'Sólo la muerte' de Pablo Neruda y 'La violencia de las horas' de César Vallejo" en el marco del Sexto Congreso Estudiantil de Crítica e Investigación Literaria (CECIL), organizado por los alumnos de Letras de la UAM-I. Sí, el título de la ponencia es deplorable…
A ese momento, después de tres días de actividades, era yo el primer estudiante de la Ibero que leía en el congreso; me tocó cerrar la mesa de poesía latinoamericana del S. XX, después de dos muy rigurosos trabajos sobre Neruda (creo que los dos ponentes eran alumnos de la UAM). Iniciada la ronda de preguntas y respuestas, una mano al fondo del auditorio pidió la palabra: "La verdad es quería despedazarte, pero no pude: tu texto está bien escrito y al menos llegas a tu punto. Sólo diré que te falta rigor académico."
Y tenía razón. Ese trabajo era un ejercicio libérrimo de crítica estilística, sin citas, sin referencias, y encima de todo aderezado con chistes que incluían un perrito chihuahueño (!!; hay días, en verdad…). La moderadora de la mesa reiteró el punto y me puso bien en claro que es craso error no considerar el estado de la cuestión analizada.
I. bis
En casa de aquélla que estuviera al frente del CECIL VI, su padre sentado frente a mí en la sala, todos comiendo chocolates:
– ¿Qué carrera estudiaste?
– Letras, en la Ibero.
– Bueeeno, lo tuyo más bien era un bachillerato en Letras –apostrofa ella, con una risa desbordada de ironía. Obligado a sonreír, por cortesía, por honestidad también.
II.
En el marco de la Feria del Libro del Palacio de Minería del año pasado asistimos a un ciclo de conferencias acerca del futuro de las revistas académicas. El rango era amplio: revistas de ingeniería, medicina, psicología (un editor de la APA al frente), bibliotecarios de las universidades más importantes de Latinoamérica (y otras que más bien eran ejemplos de resistencia y constancia, como la Universidad de Costa Rica), y –por supuesto– las grandes compañías de distribución y catalogación de publicaciones, como Elsevier y John Wiley. La UNAM omnipresente, no sólo por organizar la Feria, sino por tener un ponente casi en cada mesa.
Bibliotecas nacionales: el caso de las universidades mexicanas y otras instituciones de educación superior. Representante del equipo de cómputo de la biblioteca Francisco Xavier Clavijero –presumida como la tercera más grande del país–: el concenso es que el tío no tenía la más remota idea de qué estaba hablando.
Por un momento me guardé de mencionar mi relación con la Ibero.
III.
"Por este medio le hago llegar un artículo para su consideración para una posible publicación en número próximo de la Revista Internacional de Contaminación Ambiental." Firma la Dra. Noescribomal, del Departamento de Ingeniería de la Ibero. El primer trabajo de la Ibero que me toca procesar: desconozco si antes han remitido otro texto.
El 25 de mayo de 2005 presenté la ponencia "La muerte en 'Sólo la muerte' de Pablo Neruda y 'La violencia de las horas' de César Vallejo" en el marco del Sexto Congreso Estudiantil de Crítica e Investigación Literaria (CECIL), organizado por los alumnos de Letras de la UAM-I. Sí, el título de la ponencia es deplorable…
A ese momento, después de tres días de actividades, era yo el primer estudiante de la Ibero que leía en el congreso; me tocó cerrar la mesa de poesía latinoamericana del S. XX, después de dos muy rigurosos trabajos sobre Neruda (creo que los dos ponentes eran alumnos de la UAM). Iniciada la ronda de preguntas y respuestas, una mano al fondo del auditorio pidió la palabra: "La verdad es quería despedazarte, pero no pude: tu texto está bien escrito y al menos llegas a tu punto. Sólo diré que te falta rigor académico."
Y tenía razón. Ese trabajo era un ejercicio libérrimo de crítica estilística, sin citas, sin referencias, y encima de todo aderezado con chistes que incluían un perrito chihuahueño (!!; hay días, en verdad…). La moderadora de la mesa reiteró el punto y me puso bien en claro que es craso error no considerar el estado de la cuestión analizada.
I. bis
En casa de aquélla que estuviera al frente del CECIL VI, su padre sentado frente a mí en la sala, todos comiendo chocolates:
– ¿Qué carrera estudiaste?
– Letras, en la Ibero.
– Bueeeno, lo tuyo más bien era un bachillerato en Letras –apostrofa ella, con una risa desbordada de ironía. Obligado a sonreír, por cortesía, por honestidad también.
II.
En el marco de la Feria del Libro del Palacio de Minería del año pasado asistimos a un ciclo de conferencias acerca del futuro de las revistas académicas. El rango era amplio: revistas de ingeniería, medicina, psicología (un editor de la APA al frente), bibliotecarios de las universidades más importantes de Latinoamérica (y otras que más bien eran ejemplos de resistencia y constancia, como la Universidad de Costa Rica), y –por supuesto– las grandes compañías de distribución y catalogación de publicaciones, como Elsevier y John Wiley. La UNAM omnipresente, no sólo por organizar la Feria, sino por tener un ponente casi en cada mesa.
Bibliotecas nacionales: el caso de las universidades mexicanas y otras instituciones de educación superior. Representante del equipo de cómputo de la biblioteca Francisco Xavier Clavijero –presumida como la tercera más grande del país–: el concenso es que el tío no tenía la más remota idea de qué estaba hablando.
Por un momento me guardé de mencionar mi relación con la Ibero.
III.
"Por este medio le hago llegar un artículo para su consideración para una posible publicación en número próximo de la Revista Internacional de Contaminación Ambiental." Firma la Dra. Noescribomal, del Departamento de Ingeniería de la Ibero. El primer trabajo de la Ibero que me toca procesar: desconozco si antes han remitido otro texto.
Lectura de control (v.g. correcto español, correcto inglés, irrestricto apego a las instrucciones para los autores de la revista, una revisión muy superficial sobre la pertinencia del trabajo, si tiene caso mandarlo a revisores o si hacemos un sano filtro editorial). Mi lectura de control. Mi opinión reservada por la ínfima calidad del texto.
IV.
Tengo claros ciertos beneficios que obtuve por estudiar esos seis semestres en la Ibero, y pocos no son. Entre ellos no se cuenta, lamentablemente, el respeto de los pares, y no porque ellos deleznen al cuerpo académico de la universidad a priori, sino porque ese respeto no se ha ganado.
IV.
Tengo claros ciertos beneficios que obtuve por estudiar esos seis semestres en la Ibero, y pocos no son. Entre ellos no se cuenta, lamentablemente, el respeto de los pares, y no porque ellos deleznen al cuerpo académico de la universidad a priori, sino porque ese respeto no se ha ganado.
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