jueves, 14 de enero de 2010

"Para eso te contratamos"

Si me entregas una carpeta y ves que pasa una semana y no te hago caso, vienes y me dices "está esto y estotro" y lo revisamos. No es posible que vuelva a pasar esto [señalando con la mirada el altero de carpetas que él no ha revisado en los últimos dos meses, que esquina porque está haciendo otra cosa, que relega porque tiene otras ocupaciones que no son –ni remotamente– editoriales, que aplaza porque comienzan sus casi dos horas de comida], no se pueden atrasar los arbitrajes o quedarse los trabajos sin revisores. Para eso te contratamos [y su estúpida sonrisa, rayana en la ironía].
Ahora resulta que mi responsabilidad es asumir la responsabilidad de mi jefe y hacer su trabajo (v.g. conocer a los árbitros de todas las áreas que cubre la revista y determinar quién es el lector más indicado para emitir una opinión calificada).
Es bastante tener en la cabeza el estado de setenta procesos editoriales simultáneos, quiénes han leído qué, quiénes se comprometieron, cuándo deben entregar, cuál fue su determinación, qué trabajo está asignado a qué número, quiénes han corregido sus trabajos, qué y por qué motivos lo rechacé, qué hizo un autor en una versión anterior.
Sí, bueno: mi memoria es capaz de abarcar una cantidad absurda de datos, que poco a poco olvido según me conviene. ¿También debe abarcar la falta de atención de mi jefe, su desaliño laboral, su desfachatez casi cínica, sus pretensiones de que en tres años estas revistas publiquen diez artículos por número?
A puntitito de gritar "váyanse a la mierda."

4 comentarios:

Alisma dijo...

Take it easy... o al menos trata.

Un abrazo pa'l coraje ;)

Julián Iriarte (bueno, ya: Oliver) dijo...

Actually quite hard to cope with such obnoxious comments.
Beso

Kenneth Moreno May dijo...

como que vas a aprender bastante en tu trabajo...... para el dolor de cabeza ibuprofeno o algo asi..

Julián Iriarte (bueno, ya: Oliver) dijo...

Por absurdo que parezca, llevo casi tres años aprendiendo… Más los años de otros trabajos miserables.
Y ah, será la necedad, pero por más que le tengo confianza a los medicamentos, no consumo ninguno, ni siquiera esporádicamente.