jueves, 28 de junio de 2007

El Doce

Mientras en Gadara, harto del campamento, salí a buscar el lupanar. Esperando mi turno –pues interminables porqueros entraban y salían bufando–, un esenio se acercó y me preguntó qué hacía; como si no fuera evidente.
–¿Ya estás curado, legionario?
Creí que se referían a mí, mas vi que le hablaban a uno con la cara rajada, los brazos aún sangrantes y las manos marcadas por grillos; apenas miraba al esenio, bajaba la cabeza y el otro sonreía.
–¿Has oído sobre los cerdos? –le dije, esperando que se alejara– Dos mil, y todos se despeñaron.
–Ése que ves allá fue el responsable –respondió–, por él se arrojaron.
Sus palabras me desconcertaron: sabía que no mentía y no habría de jurar.
–En éste habitaban tantos que a sí mismo se llamaba Legión. Quise lanzarlo, pero me imploraron que no lo hiciera. Les ofrecí, entonces, la piara, de donde podrían migrar adonde gustasen.
Rió para sí mismo, como guardando el sabor del triunfo.
–Pero era conceder demasiado: después de todo, alguien debía ahogarse hoy.

miércoles, 27 de junio de 2007

El Once

No sé por qué empecé a escribir, sé que no quiero ver tele, pero estoy aburrido y no sé qué hacer. Pero hoy no hice nada en la escuela: todo el día vi a Laura. Por eso tomé el cuaderno, para decirlo. O no sé.

Otro día. Cocinar, ir a la oficina, llamar, comer, regresar a casa. Tomar el cuaderno, anotar lo del día, si me apetece, si me arrastra el impulso. Llamar a Elisena. Cenar, ir a dormir. Empezar de nuevo.

Hay que aferrarse a las cosas pequeñas. Escribir es un hecho menor. También Susana. Y caminar y cuidar el pasto. Si no fuera por estas cosas, no habría diferencia entre morirse ayer o mañana.

viernes, 22 de junio de 2007

El Diez (y un inicio)

Inicia formalmente este espacio, a petición solemne y reiterada de algunos visitantes del otro blog. No sé por qué, pero de pronto quiero un vaso de agua de limón...
Por qué continuar con los ejercicios de Caza, es mi primera pregunta. Inercia, disciplina, respeto, capricho, nostalgia, reto, todas las anteriores; algún motivo tengo, pero no lo tengo claro. En todo caso, ¿es ultimadamente necesario un motivo? Lo cierto es que aquí están y vendrán el resto, junto con otro montón de chunches. Ah, errática disciplina, tendremos que ajustar cuentas.
Saludos amplios, bien amplios
Oliver (raro hacer esto)


Una mirada le basta para comprender el yerro: en lugar de sus camisas de lino, encuentra pantaletas y corpiños. Mafalda, la Pantera Rosa y esa vaca estúpida. La cierra con desprecio, ruge pensando en sus lociones.
Pero quiere su maleta y sus camisas de lino de vuelta. Y en algún lugar debe haber un número al cual comunicarse.
Revisa de nuevo, con más cuidado. Una muñeca en la bolsa exterior, un cepillo de dientes y un bikini de gatitos, húmedo; en el forro interior, zapatos negros, talla siete y medio; adentro, más pantaletas, algunas sucias, y dos camisas inmaculadas, espléndidamente planchadas. Una manta de franela parece encubrir algo. Se estremece al ver en las fotos el juego rosa con blanco de Hello Kitty.

jueves, 21 de junio de 2007

Aparentemente

Si lees esto, si tienes noticia de este blog, si has prestado atención a lo que sucede aquí, eso quiere decir que eres un/a metiche, pues este escrito y el anterior fueron meras pruebas.
¿Tan grave es tu impaciencia? Entonces, domínala, porque falta un tiempo para que publique algo de manera formal. Un trabajo bien hecho requiere tiempo, y como soy un exquisito...
Saludos amplios, bien amplios a todo/a metiche
Oliver