lunes, 28 de enero de 2008

Catarsis

Tengo para mí que no sé decir. Para eso escribo, a veces. Adversidades y exorcismos, Michaux.
En lo general, no pensamos lo que decimos, el lenguaje oral suele carecer de orden, no hay manera de recuperar las palabras dichas pues su impronta queda en el menos material y, sin embargo, más permanente de los sustratos: la memoria, la propia y la ajena. Al menos así es para mí, pues mi memoria es cruel y no olvida y no abandona.
El lenguaje escrito, por el contrario, se ordena, se corrige, se suprime, se puede abandonar: suficiente prueba me es que no puedo escribir si no es en la computadora, para corregir, reacomodar, omitir, resumir. Verba volant, scripta manent, mi latinajo favorito.
Pero no sé decir, así que no importa mucho. Y más que decir, quiero romper algo, quiero destrozar y quemar y arrancar y taladrar y hacer tasajos y jirones. Siempre llega una tumba.
La violencia tampoco tiene orden.