viernes, 4 de junio de 2010

Un segundo

La felicidad es tan opuesta a la vida que, estando en ella, uno olvida que vive. Después, cuando termina, dure poco, dure mucho, queda apenas aquella impresión de un segundo.
–Mario de Andrade

Y rarísima la ocasión en que se percibe que ha durado más.
En este momento, la definición de felicidad se encierra en unos tacos de canasta (tres de chicharrón y dos de papa), o un filete término medio, o la receta de cochinita pibil o chiles en nogada de mi madre. Extraño la cocina de mi madre con serio dolor.
Si puedo recordar ese segundo, lo preciso es admitir que duró tres años, con los correspondientes altibajos que me desplomaron en su momento. En adelante, no puedo decir lo mismo. Si mucho, que cualquier forma de felicidad duradera es trabajo acumulativo, esfuerzo continuado, disciplina, paciencia.
Y sobre todo paciencia. Hoy, además de los chiles en nogada, daría mi imperio con tal de que aquéllos con quienes debo compartir las responsabilidades valoraran el tiempo que va de por medio y ajustaran sus calendarios. Entonces el trabajo de hoy será felicidad en un futuro más cercano.

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