sábado, 14 de agosto de 2010

Consciente

Descargué Deathconsciousness, el debut de Have a Nice Life hace ¿dos meses? Sin motivo mayor a la curiosidad, me lo llevé conmigo sencillamente porque una canción le da nombre a mi más recurrido proveedor de música en la actualidad. Sin embargo, apenas esta semana tuve oportunidad de escucharlo. Y no sé cómo describirlo. Mejor fuera que no escribiera una sola letra más al respecto y escucharan las rolotas en la barra lateral.
Pero esto tendrá que ser un ejercicio de disciplina, y habré de hacer el esfuerzo de hablar sobre algo que me parece sobradamente complejo.
Como cualquier otra expresión del shoegaze, lo que el escucha percibe es una masa de sonido en la que, sin embargo, pueden reconocerse los elementos que componen cada pieza musical. Como todo el shoegaze, no es de fácil acceso, y se requieren varias escuchas antes de aprehender la música, de hacerla propia.
Introspectiva, densa, sólida, material, exigente, por ningún motivo tímida. Música que crea momentos y constituye experiencias, que perdura en el tiempo a pesar de las distracciones cotidianas. A esto hay que sumar la naturaleza del contenido: todas las canciones versan sobre la muerte y su abrumadora inminencia: una pieza de arte que aborde rigurosamente el tema no puede ser banal o superficial.
Ciertamente no puedo comunicar la experiencia, y resulta terriblemente difícil. Mejor es, sin duda, que se arriesguen a picarle play a las Rolotas y decidan si se amarran a la silla. Si tuvieran la intención de hacerse con una copia digital, aquí pueden encontrar el disco.

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