Llegas a la casa, las manos pesadas, el cuerpo cansado, los ojos arrasados de cansancio. Abres la puerta, los gatos salen en estampida; los dejas, vas al cuarto a quitarte los zapatos, te desplomas sobre la cama, la luna en el cielo claro. Termina la temporada de lluvias, pierdes lentamente la calma.
Te sientas en la cama, renuncias a terminar la sopa. La luz apagada, casi medianoche, sin televisión, sin libros, sin ganas ni fuerza para rumiar más ira, sin ganas de dormir realmente. La luna a la izquierda, media cama ocupada por la luna. Piensas las palabras que dirías, tratas de borrar las palabras, sigues mascullando en el fondo esas palabras.
A la izquierda, la luna ocupa la mitad de tu cama vacía.
Te sientas en la cama, renuncias a terminar la sopa. La luz apagada, casi medianoche, sin televisión, sin libros, sin ganas ni fuerza para rumiar más ira, sin ganas de dormir realmente. La luna a la izquierda, media cama ocupada por la luna. Piensas las palabras que dirías, tratas de borrar las palabras, sigues mascullando en el fondo esas palabras.
A la izquierda, la luna ocupa la mitad de tu cama vacía.
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