Tira tu corazón de cenizas y sacúdete el polvo de las manos. No te queden marcas, no sepan lo que has hecho, aunque tú lo sepas y veas el polvo y no olvides.
Hoy sabes de tristeza, mañana será alguna sencilla calma, mientras respiras tu dolor de bala en el hombro, arrastrándose como lluvia fina a la mano. Y entonces sabrás contar los minutos, la espera, los suspiros que se escurren, los litros y litros de sueño perdido; te verás de rodillas, bajo el espasmo, bajo tu propio rigor de viento.
Tiemblas, hoja de tilo, y tu sonrisa se confunde con las demás sombras, tus ojos se vuelven nidos de furia, tu nombre se hunde en la arena, te haces un soplo de alguien más.
Y te crees capaz de amar.
Hoy sabes de tristeza, mañana será alguna sencilla calma, mientras respiras tu dolor de bala en el hombro, arrastrándose como lluvia fina a la mano. Y entonces sabrás contar los minutos, la espera, los suspiros que se escurren, los litros y litros de sueño perdido; te verás de rodillas, bajo el espasmo, bajo tu propio rigor de viento.
Tiemblas, hoja de tilo, y tu sonrisa se confunde con las demás sombras, tus ojos se vuelven nidos de furia, tu nombre se hunde en la arena, te haces un soplo de alguien más.
Y te crees capaz de amar.