lunes, 8 de febrero de 2010

De hierro no es

Mis amigos conocen mis obsesiones, y las alimentan (muy sanamente):


Mis años de esclavo palaciego, con un salario miserable, con la omnipresente capacidad de los compañeros de trabajo para el canibalismo, obligado a tolerar adolescentes caprichosos y pretenciosos, a señoras indecisas que recorrían la tienda arrojándome pieza sobre pieza de ropa, para al final decidir que mejor regresan otro día porque no están seguras de que las calcetas le vayan a gustar a su hija, con las señoras que encuentran que su hija anoréxica y yo somos de la misma talla (lo cual no habla bien de mi complexión, aunque yo coma tres o cuatro veces más que la hija anoréxica); mis años de esclavo palaciego, decía, se ven súbitamente ajusticiados.
No sé quién sea el fotógrafo, pero con el corazón de borrego rabioso en la mano le doy las gracias.

2 comentarios:

Palomilla Apocatastásica dijo...

Sospecho que fueron los ulexes los que escribieron el anuncio.

Ámbueno :)

Julián Iriarte (bueno, ya: Oliver) dijo...

El sabotaje, recuerdo, estaba a la orden del día. No sería sorpresa.