Aunque hubo quien calificó de gitano. Si consideramos que antes leía (mal) las cartas...
Lo dije hace algunos meses, pero para algo uno es necio y para algo alguien inventó los hipervínculos y para algo uno aprende que todo puede replantearse de alguna manera que resulta perfectamente absurda o atípica o recurrente o familiar: mudarse es una mierda. Y es una mierda cuando el casero dice: "No se preocupe, señor Davidson, que el departamento está en perfectas condiciones, recién pintado, limpio, todo para que llegue a instalarse" y resulta que del techo cuelgan los focos (los cables, por supuesto, ¿por qué corchos no?, hechos de trocitos de cables y pegados con cinta de aislar) y sus respectivos apagadores en instalaciones evidentemente mal hechas (y peligrosas), resulta que las costras de polvo se levantan si uno tira el pisotón en la alfombra, resulta que la tapa del tanque del excusado está partida en dos, resulta que las paredes están pintadas en un mamey espantoso que nomás de verlo provoca hambre y asco (¡qué maldita combinación!) y ni siquiera están bien pintadas pues nadie se tomó la penosísima molestia de rematar las esquinas como se supone que uno hace cuando tiene dos miligramos de cuidado.
Ah, pero uno siempre puede añadir que el casero se está poniendo fresco porque, maldita la cosa, muestro alguna reticencia a tomar posesión (y, por tanto, empezar a pagar la renta). ¿Mencioné que se comprometió a levantar un muro a fin de hacer un estudio (que, en honor a la verdad, servirá de tercera habitación; pero eso él no lo sabe) y ladra porque le recuerdo su compromiso?
Hummm... Un segundo, algo me falta... Ah, por supuesto: la terrible impertinencia y casi hasta irresponsabilidad que aparentemente nos escurre hasta de las narices porque no podemos presentarnos a una cita en la hora que él decide. Decidido: en la semana renuncio a ese tercer trabajo -y ya de una vez al segundo, ¿por qué corchos no?- para poder aparecerme a la hora que le venga en gana. Total, ni que de verdad fuera tan imperioso el pago de las croquetas de los gatos y mi comida y los servicios y los transportes al primer trabajo.
Sí, sí: movimiento es creación...
Lo dije hace algunos meses, pero para algo uno es necio y para algo alguien inventó los hipervínculos y para algo uno aprende que todo puede replantearse de alguna manera que resulta perfectamente absurda o atípica o recurrente o familiar: mudarse es una mierda. Y es una mierda cuando el casero dice: "No se preocupe, señor Davidson, que el departamento está en perfectas condiciones, recién pintado, limpio, todo para que llegue a instalarse" y resulta que del techo cuelgan los focos (los cables, por supuesto, ¿por qué corchos no?, hechos de trocitos de cables y pegados con cinta de aislar) y sus respectivos apagadores en instalaciones evidentemente mal hechas (y peligrosas), resulta que las costras de polvo se levantan si uno tira el pisotón en la alfombra, resulta que la tapa del tanque del excusado está partida en dos, resulta que las paredes están pintadas en un mamey espantoso que nomás de verlo provoca hambre y asco (¡qué maldita combinación!) y ni siquiera están bien pintadas pues nadie se tomó la penosísima molestia de rematar las esquinas como se supone que uno hace cuando tiene dos miligramos de cuidado.
Ah, pero uno siempre puede añadir que el casero se está poniendo fresco porque, maldita la cosa, muestro alguna reticencia a tomar posesión (y, por tanto, empezar a pagar la renta). ¿Mencioné que se comprometió a levantar un muro a fin de hacer un estudio (que, en honor a la verdad, servirá de tercera habitación; pero eso él no lo sabe) y ladra porque le recuerdo su compromiso?
Hummm... Un segundo, algo me falta... Ah, por supuesto: la terrible impertinencia y casi hasta irresponsabilidad que aparentemente nos escurre hasta de las narices porque no podemos presentarnos a una cita en la hora que él decide. Decidido: en la semana renuncio a ese tercer trabajo -y ya de una vez al segundo, ¿por qué corchos no?- para poder aparecerme a la hora que le venga en gana. Total, ni que de verdad fuera tan imperioso el pago de las croquetas de los gatos y mi comida y los servicios y los transportes al primer trabajo.
Sí, sí: movimiento es creación...
2 comentarios:
Veo que sigues con tu genio vivo de persona capaz de más perfección y "disciplina".
Me parece que irás modificando tu entorno. ¡Qué le vamos a hacer! Parece ser que todavía la Humanidad no funciona si no se le exige. Yo creía que ya teníamos datos, estudios, tiempo... para ser más evolucionados y dar a los damás lo mismo que esperamos que nos den. Pero, aún no. Aún hay que llevarse el sofoco de exigir amigo Oliver.
Te dejo porque me voy a misa de Miércoles de Ceniza.
Te doy bastantes puntos si sabes quíén soy.
Besos y ¡adelante!
Mis apuestas van a Valencia. Ningún otro lugar.
Beso
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