Me choca caer en lugares comunes; uno es "feliz día del amor y la amistad" y rosas rojas y corazones y globos y chocolates y el larguísimo etcétera que impregna este día. Otro es "soy un amarguetas y me choca el día del amor y la amistad", que -aunque cierto- es la otra frase asquerosamente recurrente y que también inunda el día. Mejor jugar indiferencia.
Y muy a pesar de que el humor general es "me choca el jodido día", uno no puede dejar de prestarle atención a determinadas cosas que son más valiosas que cualquier jodida fecha que alguien decidió que era buena onda exprimir de la manera más mercantil posible.
Algunas de esas cosas son las glorias gloriosamente escritas: confiando en que las miríadas de lectores de este blog son ejemplos encarnados de los buenos modales, tengo por seguro que pasarán al blog de Xotla a agradecer que copiara "El ruiseñor y la rosa". Por más amarguetas que sea cualquiera, leer esas cosas terriblemente melosas le ablandan el corazón (bendito romanticismo y aledaños).
Y muy a pesar de que el humor general es "me choca el jodido día", uno no puede dejar de prestarle atención a determinadas cosas que son más valiosas que cualquier jodida fecha que alguien decidió que era buena onda exprimir de la manera más mercantil posible.
Algunas de esas cosas son las glorias gloriosamente escritas: confiando en que las miríadas de lectores de este blog son ejemplos encarnados de los buenos modales, tengo por seguro que pasarán al blog de Xotla a agradecer que copiara "El ruiseñor y la rosa". Por más amarguetas que sea cualquiera, leer esas cosas terriblemente melosas le ablandan el corazón (bendito romanticismo y aledaños).
1 comentario:
A mí también me causa repugnancia la mercadotecnia, el consumir, el felicitar a quien no toleras sólo porque es “el día de” (14 de febreros, San Nicolás, año internacional del Planeta Tierra, día del Padre, fiestas de XV años, etc.). Creo que esos días, sin embargo, se pueden rescatar reflexionando sobre el sentido de la celebración, sin consumir, sin renegar, sin hacer pucheros; nadar en el cálido torrente social sin voltearse y dejarse ir “de a muertito”.
Un ejemplo que me encanta es el cinco de Mayo, día en que los gringos celebran en la misma casa blanca el que los poblanos (Tlaxcala una vez más) derrotaran a los franceses. ¿No se antoja correr a la papelería por una monografía de Benito Juárez y verificar que la historia la escribe el victorioso? Y no me tiembla la mano si un descendiente de los Zacapoaxtlas me invita un mezcalito, no lo echamos a la salud de y permanencia de la doctrina Monroe.
Saludos a los lectores de Oliver.
Xotla.
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