jueves, 21 de febrero de 2008

Umbra

Ayer, metido en esta oficina, chismeando en la obra de James Turrell, sonriendo casi estúpidamente (más bien, estúpidamente), asombrado hasta la anonadación, sin prestarle atención siquiera a la música (y eso que sonaba Tool, Alvin Lucier, Joy Division, Ravi Shankar, John Coltrane, Masada y Marc Ribot [lo sé porque acabo de revisar el playlist]), me perdí el eclipse lunar que se pudo apreciar en esta ciudad.
Si Turrell se enterara (ajá...), seguramente me regañaría: construir un observatorio astronómico natural, el cual prescinde de todo instrumento para mejorar la visión, hace patente con mucha más elocuencia que cualquier explicación de su obra la importancia que le tienen las luces celestes.
Estoy a punto de entrar en una de esas divagaciones mías en las que las situaciones que se presentan, con su abrumadora ironía, ponen en entredicho cualquier suposición y/o aseveración mía; como cuando uno da por sentado que algo es importante y resulta que no, o cuando uno cree que de verdad tiene un buen sentimiento hacia alguien y la reciprocidad es relativa, o cuando la sorpresa de la naturalidad y expresividad de algo se vuelve burda cuando una nueva experiencia aparece y tira por la borda la experiencia anterior. Pero, peor todavía, cuando algo es brutalmente hermoso y se pierde por no estar en el momento preciso, por dedicarle el tiempo a algo que, si bien encantador, es más ilusorio de lo que parece.
Pero no, no voy a empezar. Voy por un vaso de vino, quizá una botella...

1 comentario:

Anónimo dijo...

De verdad que me afecta eso tan críptico que escribes.
No sé, pero creo no equivocarme al pensar que le toca algo a esta humilde persona que ha querido ir de comprensiva y también es de carne y hueso.
Como no cabe duda de que tú también eres comprensivo ( por lo inteligente que eres,al menos por eso), pues ahora te corresponde a tí entenderme y compadecerme.
Yo ya me he comido un flan, dos madalenas, chocolate, pan con crema... porque el vino no me gusta.
Un besazo y pido reconciliación, perdón por la parte que me toca.
Sólo que yo también soy de carne y hueso, mal que me pese y aunque diga que la materia no es muy necesaria.
¿me comprenderás?