jueves, 9 de abril de 2009

Un universo paralelo

Por supuesto no fue dengue y no pasó de una mera intoxicación (violenta, pero nada más). Mi hermana sigue siendo la persona más divertida que conozco, y aunque se empecine en hacerme ver el mundo como ella considera que es correcto, y me regaña y se pone furiosa porque entiendo la realidad de manera menos linda, sigue siendo de los pocos a quienes les tengo confianza.
Probablemente en otra realidad estoy echado en un camastro en Kahului o en Hana, o recorriendo los pasillos de la Alhambra y tomando té de menta, o reventándome las costillas en un concierto feroz de Nine Inch Nails o Zu o Tool, o brincoteando como adolescente despreocupado con Phoenix, o desgarrándome con Soap&Skin y Antony & the Johnsons, o tengo a los gatos echados entre mis piernas mientras tomo el café de la mañana, o quizá estoy sentado en la silla de mi oficina escribiendo exactamente estas mismas palabras; pero estoy aquí, en este desierto, viendo a mi sobrino recién bañado y envuelto en una toalla con gorrito. Sería lindo que ambos fuéramos menos hoscos: después del sábado, difícilmente seré algo más que una sombra hasta que vuelva a verlo, si es que me recuerda a finales de mayo.
De todo, esto es lo que más extraño:


2 comentarios:

Alisma dijo...

Qué bueno que no fue dengue. Por un momento imaginé a tu hermana preparando el funeral.

Con seguridad en Mayo deberás reforzar los lazos con tu sobrino, pero los niños son una maravilla: si no te recuerda, en cosa de diez minutos (claro, haciendo un esfuerzo por socializar con él, ¿eh?) te reintegras a su vida.

Saludos.

Julián Iriarte (bueno, ya: Oliver) dijo...

Por un momento quise creer que sería así, con la salvedad de que sus habilidades para organizar fiestas y eventos especiales no destaca...
¡Qué fea cosa tener tan escasas habilidades sociales!