[Si no domino la poesía y el género francamente me queda muy grande, si hace mucho me di cuenta de que más me valiera leerla y no escribirla, no sé por qué me empeño. Se aceptan rocas disparadas a la nuca.]
Tengo el pecho lleno de un zumbido
de los que rebosan sobre el cuello y consumen a su paso
todo cuanto tiembla.
De los que arrasan toda calma
y entumen los miembros.
De los que no olvidan y con sólo mirar
recuperan los dolores y odios sepultados
bajo días y días de negarlos;
bajo las sonrisas correctas que se dibujan
_____para contener los estribos,
_____para dormir las furias.
De los que prohíben el descanso
de tanto zumbar contra los oídos,
de hacer estruendo de los granos de polvo,
de provocar espasmos en las costillas.
De los que hacen desfilar a las termitas
sobre cada hueso.
De los que me recuerdan con empeño
que tengo más sangre que piel.
De los que tientan a los gatos monteses,
que asedian con su desprecio a las hormigas,
que rasuran a cada vez los amores que recuerdo.
Es zumbido como ninguno que conociera,
es la parálisis que arrebata alientos,
es el veneno de mis pulmones escanciado:
el pulso de vida que aún reconozco.
5 comentarios:
Pues al margen de tu comentario previo, creo que siempre vale la pena intentar una y mil veces aquello que nos dicen imposible. Especialmente cuando se trata de letras que se empeñan en salir de la cavidad craneana, de ese estado vago, para vestir aunque sea harapos que las hagan visibles a los demás.
Así que sigue en tu empeño.
Mientrazzz zzziga el zzzumbido
Mi empeño, siendo honestos, prefiero dedicarlo a la narrativa o rumiar mis muchas divagaciones: la poesía es para leerla, no para torturar.
Hola, Oliver. Me ha conmovido tu poesía llena de ricas imágenes que conducen al lector por tus vivísimas y duras sensaciones.
Al igual que la narrativa, nos trasmite tu poema o quizas con más intensidad que con una narración.
No desprecies tu capacidad de poeta. Eres literato y persona muy sensible y consciente de todo lo que sientes. Creo que apuntas lejos y vas a llegar.
Muchos besos y ánimos de tu amiga Concha.
Apunto lejos, pero la sabiduría popular lo dice mejor que yo: zapatero, a tus zapatos.
¡Qué terco!
Zapatero, tus zapatos pueden llenar muchas zapaterías y ser de muchos tipos y modelos.
La literatura está a tu alcance sin excepciones.
Tienes preparación, posibilidades de contenido y de dar la forma que quieras a ese fondo.
No me seas tan quejica y pesimista.
Besos.
Ah, también te he visto en las fotos comiendo. Tu cara es más suave que tus palabras. No es tan fiero el león como lo pintas.
Más besos y buenos deseos para tí.
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