
Sol y fuego en la casa. Dos de los míos le aguardan, como tres años ha; de ellos cuatro, dos cargaban mis plumas. Espere a la lechuza. Espere, mientras los busco uno a uno, a quienes la furia toma en cargo de distancia, a los que nublan los días que son con amarga sombra, a los que se hundieron en el silencio, quienes no guardan las mismas palabras, cuantos no son lo que la memoria abraza.
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