Para una semana que en cuestión de dos palabras mal dichas (y no por mí) se convirtió en un insulto, una manera prudente de cerrarla, o al menos ponerle el punto y empezar a cambiar la página, es ésta.
No es difícil encontrar alguna resonancia entre la poesía japonesa y el epigrama griego, aunque el último sea más lúdico e incisivo. Pero cabezas inquietas como Ikkyu rebasan los límites de su formato de escritura, del zeitgeist de su época. Otra vez, ¿qué sería de nosotros si tuviéramos límites?
No es difícil encontrar alguna resonancia entre la poesía japonesa y el epigrama griego, aunque el último sea más lúdico e incisivo. Pero cabezas inquietas como Ikkyu rebasan los límites de su formato de escritura, del zeitgeist de su época. Otra vez, ¿qué sería de nosotros si tuviéramos límites?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario