Este año cambiaron de manera significativa mis hábitos de lectura: sentado frente a esta computadora durante la comida, procuro distraerme de mis responsabilidades y dedicar al menos una hora a lecturas más amables que el agua de cola y los residuos de diazinón en miel de abeja.
Sin embargo, Never Neutral –el que otrora fuera el blog que me mostrara un montón de cosas o me recordara que mi capacidad de análisis no es todo lo profunda que yo quisiera– cerró en enero. Ahora voy saltando ocasionalmente entre blogs y me cuesta trabajo no perder la atención. Y comer me exige ambas manos libres y pocas distracciones, así que ahora leo Gog de Giovanni Papini en línea.
Hoy llego a estos párrafos, que me recuerdan a "Una modesta propuesta" de Swift (sí, otra vez Swift), pero con muy otra solución.
Sin embargo, Never Neutral –el que otrora fuera el blog que me mostrara un montón de cosas o me recordara que mi capacidad de análisis no es todo lo profunda que yo quisiera– cerró en enero. Ahora voy saltando ocasionalmente entre blogs y me cuesta trabajo no perder la atención. Y comer me exige ambas manos libres y pocas distracciones, así que ahora leo Gog de Giovanni Papini en línea.
Hoy llego a estos párrafos, que me recuerdan a "Una modesta propuesta" de Swift (sí, otra vez Swift), pero con muy otra solución.
–Cuando le haya dicho lo que es la FOM estoy seguro de que cambiará de manera de pensar. El nombre, como ya debe imaginarse, es una sigla de iniciales. Nuestra Liga se llama Friends of Mankind y sus fines son completamente desinteresados. Los fundadores, cuyos nombres me es imposible revelarle, han partido del siguiente principio: el aumento continuo de la Humanidad es contrario al bienestar de la Humanidad misma. Por medio de la industria, la agricultura y la política colonial se intenta suplir el déficit, pero está claro que dentro de algún tiempo habrá un balance demasiado desigual entre el banquete y el número de los que al banquete asisten. Malthus tenía razón, pero se equivocó al creer demasiado cercano el desastre. En realidad, la Naturaleza, en forma de terremotos, erupciones, epidemias, carestía y guerras, viene a diezmar de un modo periódico al género humano. También el tráfico automovilístico, el comercio de estupefacientes y los progresos del suicidio contribuyen, desde hace algún tiempo, a la reducción de los habitantes del planeta. Pero todas estas, llamémoslas providencias, no consiguen compensar el aumento de nacimientos, sin contar que son, para las víctimas, formas dolorosas de supresión.¡Cuántos que caerían en esas categorías! ¡Cuántos que uno quisiera entronizar en lo más alto del patíbulo!
»¿Cómo remediarlo? Aunque no hayamos llegado al hambre, está cercano el momento en que nuestras raciones se verán reducidas. Y entonces es cuando interviene la FOM. Ésta se propone acelerar racionalmente la desaparición de los que sean menos dignos de vivir. La nuestra podría llamarse –en su primera fase– la Liga para la eutanasia inadvertida. El inconveniente de las calamidades naturales –como las epidemias y las guerras– es que provocan la desaparición de los jóvenes, de los inocentes, de los fuertes. Pero si es necesario hacer un expurgo sobre la tierra, es justo, ante todo, eliminar a los inútiles, a los peligrosos o a aquéllos que han vivido ya bastante. El terremoto y la cólera son ciegos; nosotros tenemos ojos y muy buena vista. Nuestra Liga se propone, pues, apresurar de un modo dulce y discreto, y en el secreto más absoluto, la extinción de los débiles, de los enfermos incurables, de los viejos, de los inmorales y de los delincuentes; de todos esos seres que no merecen vivir, o que viven para sufrir, o que imponen gastos considerables a la sociedad.
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