miércoles, 26 de marzo de 2008

Malos hábitos

Chismeando en el VerveEarth, terminé en el Blog en Serio; no me pregunten de qué se trata porque francamente no lo he revisado: francamente tengo mucho trabajo como para dedicarle algún tiempo significativo a algo que no sea trabajo (pero querías ser workaholic...).
Me tomo la libertad (y espero que Víctor no se disguste: entendamos éste un servicio de difusión) de copiar contenido de una entrada suya, que me resulta harto práctica, en atención a mis hábitos compulsivos. Y otro mal hábito es la corrección de estilo.

Seis recomendaciones para lograr 24 horas de trabajo efectivo
  1. Regula el consumo de cafeína, sobre todo al final de la maratónica jornada: además de que tu sistema nervioso se vuelve inmune a sus efectos, te puede resultar contraproducente y despertar ansiedad.
  2. Cambia la ingesta de snacks y golosinas por frutas y barras nutritivas en intervalos regulares; de este modo no sentirás el estómago vacío ni un exceso de glucosa en el torrente sanguíneo.
  3. No sucumbas en el momento en que el sueño está por vencerte: es natural que empieces a cabecear a la hora que acostumbras dormir, pero si te distraes, das una caminata y respiras aire fresco, lo vencerás.
  4. De no conseguirlo, prográmate pequeñas siestas de quince minutos, lo más espaciado posible, que no sean en un lugar cómodo como un sillón y mucho menos la cama.
  5. Música acompañando el ritmo con el pie, y de preferencia una con la que no te embarguen sentimientos de tristeza y melancolía, sino que inyecte adrenalina a tus oídos.
  6. Un plan de trabajo para toda la jornada: si no defines previamente qué tareas debes cumplir para qué momentos del día, no podrás llevar un monitoreo de tu eficiencia y es probable que renuncies y dejes todo inconcluso y para el día siguiente.
  7. [recomendación de Víctor] Visualiza los beneficios de estar involucrado 24 horas en un trabajo: adelantar tu día de descanso, ganar dinero extra, conseguir un ascenso, terminar asuntos pendientes...
  8. [otra recomendación de Víctor] Manténte alejado de teléfonos y messenger: doy fe que, aun cumpliendo al pie de la letra los siete preceptos anteriores, todo se puede ir por la borda al recibir una llamada o encontrar a alguien en particular en el MSN.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

¡para nada julián! y bueno, me presento ante tí y quienes te leen, en el blog en serio hablamos sobre blogs y todo lo que tenga que ver con utilidades, técnicas, recursos y aplicaciones para bloggear mejor, así que espero te pases más seguido por ahí y te sientas en la libertad de tomar cualquier entrada.

Ahora que bueno que especificas que me encontraste por VerveEarth, hace dias hice una reseña e invitaba a mis lectores darse de alta, le encuentro superpráctica.

Saludos desde Mty, Mx.

Julián Iriarte (bueno, ya: Oliver) dijo...

Ah, tiene onda el VerveEarth. Y prometo visitas, sí, pero tengamos paciencia, que hay mucho que hacer y pocas horas en un día para ello...
Saludos amplios desde el DF.

Anónimo dijo...

Bueno, ya me habia asustado al leer los preceptos enviados por Victor y ver que parecias de acuerdo, pero en el ùltimo me diò gran alegria el que una voz en el telèfono o un, "ESTÀS AHÌ" del messenger , te impulse a tirar todo por la borda. Me alegro. Anònimo

Anónimo dijo...

Hola, chicos, ayer os contestaba y mi hija adolescente, se acercó con su ganchito de pelo y todo se borró. Quizás sea mejor así porque me estaba poniendo un poco pesada.
De todos modos sigo contando la misma idea:
Cuando estudiaba para maestra de escuela, los pedagogos hablaban mucho de que la motivación era la base del trabajo escolar. A mí me entusiamó esta práctica. Leí algunos maestros excepcionales como Makarenko, Freire, Freinet...
Eran como magos que conseguían de los chicos más difíciles, resultados sorprendentes de disciplina y trabajo sólo mostrándoles lo maravilloso que es defenderse en sociedad sabiendo trabajar.
Enfin, que me quedé con la copla de que cuando uno cree en lo que hace, lo demás va sobre ruedas.
Así que en la gente joven es normal que se quiera rendir más y más para "expresar su vitalidad" (expresión tomada de Edgar Faure en su Arte de Amar).
Por lo demás, los excesos creo que pueden tener connotaciones neuróticas. No quiero ofender, sino mostrar un poco de la sensatez que creo estar consiguiendo con mis cincuenta y tantos jóvenes años.
Sólo que siento una mezcla de admiración por vuestro deseo de trabajar a tope y de reserva por lo que puede haber de locura al forzar demasiado la máquina humana.
Que, por cierto es mejor de lo que parece y sabe reajustarse, protestar, dar de sí...
Quisiera que no fueseis tan ambiciosos como para no escuchar un organismo que necesita también reposo, meditación, contemplación...
Bueno, ya me he enrollado bastante.
Con todo cariño, se despide una amiga de Valencia, Concha.

Julián Iriarte (bueno, ya: Oliver) dijo...

Ojo, que sí estoy de acuerdo: no abro el MSN sino para lo exclusivamente laboral, y siempre aparezco como Desconectado. Y no es quiera expresar vitalidad: o se vive así o no salen los gastos. Por lo demás, mi humor general no quiere contemplar por un tiempo, quizá largo.
Y por piedad, firmen, que Anónimo es extraordinario cuando escribe el Mío Cid o el Cantar de Roldán. De menos algo que los identifique de los demás, aunque yo no pueda hacerlo.

Anónimo dijo...

Perdón. He sido demasiado rápida al decir "para expresar vitalidad".
Quizá lo haya dicho, inconscientemente, para pinchar un poco tu dura línea de vida. Yo busco más la blandura, pero a veces, me divierto probando a ser algo dura.
Bueno,bonico, como ves, firmo siempre o dejo pistas para que sepas que te sigo teniendo cariño a pesar de que tú estés distante por tanta tarea de supervivencia.
Posiblemente tengas más razón que un santo y ahora te toque bregar para poderte forjar el porvenir a la medida de tu inteligencia y preparación.
Me permito seguir mandándote un beso de corazón, Concha.

Anónimo dijo...

Voy a estar pesada, pero tengo que corregir un nombre que introduje erróneamente.
Tanto trabajar me ha dejado el cerebro embotado y, como consecuencia metí un gazapo. Luego, repasando lo que había dicho en mi comentario, me vino a la mente el verdadero nombre del autor de El arte de amar que es : Eric From y no Edgard Faure, como yo había puesto.
Así que, espero me disculpen por la errata. A propósito, aquí decimos que el que se equivoca es porque trabaja. El que no hace nada no se puede equivocar.
Bueno, sigan recibiendo el amor espiritual de Concha.

Julián Iriarte (bueno, ya: Oliver) dijo...

Me había llamado la atención; pero como el título es recurrente, supuse que quizá Faure habría escrito algo con el mismo título.