jueves, 8 de mayo de 2008

Un sutil golpe de estado

Después de gruñir y ladrar furiosa e insistentemente, llegué a la conclusión de que tenía sentido continuar con mi labor en mi revistita de arte. Supongo que el asunto de que somos amigos fue atenuante suficiente para no llegar a las manos (que poco me faltó, habrá que admitir...).
Por otra parte, un motivo superior me impele a continuar: el plan, si se cumple como me lo vendieron, es que la siguiente edición se configure a partir de la visualidad del texto escrito. Ah literato, habrían de darte material para ser necio y enclaustrarte en lo que se supone que sí sabes hacer y tomar el control de un proyecto que se supone que te corresponde en una parte proporcional.
Evidentemente, mi primera idea fue Augusto, tanto en su obra poética como en la lucidez de su reflexión teórica. Y ya está en la lista de contenidos. Después apareció, como era de esperarse, la caligrafía árabe (bueno: la caligrafía en general) y ya alguien se encarga de buscar galerías de los Emiratos Árabes Unidos (a la luz de estas cosas y muchísimas otras, todo en mí se revela constatación más que sorpresa, aún cuando pretendo sorpresas).
Pero mis constataciones se ven opacadas ante la sorpresa (benditos mis trabajos que me exponen a otras experiencias): Xu Bing, artista radicado en Nueva York... Mejor ahí lo dejo: la curiosidad es más importante que la intermediación de un necio.
El asunto es que esta pieza dice mucho de qué me interesa de la literatura, y del arte en cierto sentido (cuando me interesa el arte) y esta otra le da justo a la obsesión con matemáticas y letras. Y podría seguir pegando ligas y ligas y copiar acá el sitio entero de este tío, pero ya para eso él se tomó la molestia de diseñar su propia página.
Para los lectores no-angloparlantes, habrán de esperar unos días para que traduzca las explicaciones de las obras porque el trabajo abruma y tengo un cierre editorial encima.

No hay comentarios.: