Se han vuelto raras las ocasiones en que recuerdo mis sueños: despierto por la mañana con la idea de que algo sucedió, pero no puedo dibujarlo de nuevo.
Era de noche, un taxista nos lleva a un amigo y a mí. El recorrido es tranquilo; afuera suceden las luces y algún objeto que pasa. Llegamos por fin a nuestro destino y preguntamos cuánto debemos:
- Miren muchachos: les tengo que cobrar por el tiempo que empezó y en el que terminamos. Pongámoslo así: yo empecé en el pasado y ahí se cobra de una manera; pero me llevaron a otro siglo, y en este siglo las cosas son más caras.
En otras palabras, intentaba convencernos de que nos iba a aplicar dos tarifas, que la segunda era más cara, que no teníamos derecho a objetar.
En el momento en que me dispongo a replicar, despierto, y despierto con las palabras que iba a decir: no puede haber otra tarifa si todo lo que hacemos está en el futuro. Las consecuencias de nuestros actos están ya en otro tiempo que habrá de llegar, el presente y el pasado son futuro consumado, todo nuestro movimiento va hacia el futuro, y no hay distinción entre el siglo que termina y los que han de venir.
Me preocupa terriblemente que mis pensamientos se tornen así de abstractos, y más que éstos sean los recuerdos de mis sueños, cuando es probable que crucen por mi cabeza ideas más sencillas y reales, o al menos que pudieran dibujarme una sonrisa. No dejé de decirme que era estúpido soñar así, y discutir con una ficción.
Era de noche, un taxista nos lleva a un amigo y a mí. El recorrido es tranquilo; afuera suceden las luces y algún objeto que pasa. Llegamos por fin a nuestro destino y preguntamos cuánto debemos:
- Miren muchachos: les tengo que cobrar por el tiempo que empezó y en el que terminamos. Pongámoslo así: yo empecé en el pasado y ahí se cobra de una manera; pero me llevaron a otro siglo, y en este siglo las cosas son más caras.
En otras palabras, intentaba convencernos de que nos iba a aplicar dos tarifas, que la segunda era más cara, que no teníamos derecho a objetar.
En el momento en que me dispongo a replicar, despierto, y despierto con las palabras que iba a decir: no puede haber otra tarifa si todo lo que hacemos está en el futuro. Las consecuencias de nuestros actos están ya en otro tiempo que habrá de llegar, el presente y el pasado son futuro consumado, todo nuestro movimiento va hacia el futuro, y no hay distinción entre el siglo que termina y los que han de venir.
Me preocupa terriblemente que mis pensamientos se tornen así de abstractos, y más que éstos sean los recuerdos de mis sueños, cuando es probable que crucen por mi cabeza ideas más sencillas y reales, o al menos que pudieran dibujarme una sonrisa. No dejé de decirme que era estúpido soñar así, y discutir con una ficción.
7 comentarios:
El mundo onírico es tan complejo, nos lanza de eso llamado realidad para trasladarnos a mundos incomprensibles, donde todas las leyes de la lógica, la razón y la física se rompen en hilos de agua.
Pero es más sabio soñar con discutir con una ficción, a jamás haber soñado.
A propósito del onirismo:
http://apocatastasis.wordpress.com/2009/07/12/escucha/
Pero es más sabio discutir con personas que contra una figura que yo mismo he construido y que soy yo mismo y no.
Grax por pasar por la Residencia oficial de la Palomilla, se agradecen sus letras.
Que debiera ser visita regular: tantas aquí y tan pocas allá, no es equilibrado ni justo.
Ja, ja, ja. De hecho no importa la cantidad, si no la importancia y la calidad de las letras. Así que no se preocupe. Todo está en equilibrio, es la justa medida.
Hummm... habrá que repasar eso. Ya ve: uno que detenta tantas obsesiones y desasosiego.
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