viernes, 4 de julio de 2008

Histéresis (no, no estoy histérico)

Hoy tuve el impulso de levantar poemas de Girondo: hace ya un chorro que no aparece aquí nada que tenga que ver realmente con literatura -salvo una que otra curiosidad incidental- y se supone que este espacio se iba a dedicar a eso (ah, pero te encanta pasar el chisme y promover la metichería ajena...). Sin embargo, el internet es cosa de poco fiar y nada de lo que encontré sirve para mis fines, así que será hasta la semana que entra (o el domingo, porque ya me estoy haciendo a la idea de que voy a tener que venir, otra vez).
En fin, para compensar, una reflexión profunda que deriva en algo ridículo:
Mientras hacía mi investigación sobre cambio climático (que aparentemente nunca va a terminar: tanto dato que considerar, tantas cosas que hacer, tanta información), el Wikipedia -casi tan sabio como Eclesiastés- me dijo lo siguiente: "En términos generales, casi todas las formas de variabilidad interna en el sistema climático pueden reconocerse como una forma de histéresis, lo que significa que el estado acutal del clima refleja no sólo los acontecimientos, sino también la historia de cómo llegó ahí. Por ejemplo, una década de condiciones secas puede causar que los lagos se encojan, se sequen las planicies y se expandan los desiertos. En consecuencia, estas condiciones pueden provocar que llueva menos en los años siguientes. En resumen, el cambio climático puede ser un proceso que se auto-perpetúa pues diferentes aspectos del ambiente responden a diferentes escalas y en distintos modos a las fluctuaciones que inevitablemente ocurren".
Ahora, la histéresis, en la definición de la Real Academia, implica fenómenos biológicos y físicos: "[...] el estado de un material depende de su historia previa. Se manifiesta por el retraso del efecto sobre la causa que lo produce". ¿Qué tal si yo soy ese material?
Presumo, por añadidura, que mi estado físico (ñango, por debajo de los 50 kilos desde hace no sé cuántos años [ténganme envidia, reinas], con una inamovible cara de cansancio, ojos enrojecidos, dolores varios repartidos por el cuerpo) se ha perpetuado tal a fuerza de excesos, y presumo también que dicha perpetuación tiende ad infinitum en tanto cada vez parece que tengo más cosas que hacer y tantísimo menos tiempo para terminar.
Hoy, lo mismo que hace varios días, tengo cara de borrego a medio morir.

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