viernes, 3 de octubre de 2008

Otro tipo de histéresis

Hoy en la mañana, mientras me bañaba, mi cabeza rebotaba entre no sé cuántas cosas que tenían un rostro ofensivo (sí, como cuando uno tiene la oscura intención de desplegar toda su energía para vituperar; o cuando uno piensa en una travesura y casi se le antoja el acto más cruel que mente humana haya concebido jamás, como darle un uso a la arena de gato usada).
Entonces quise tener un momento de calma, meter el freno de mano y cambiar la dirección; o quizá lo que en verdad quería era terminar de cortar con el mejor escalpelo y regodearme en mi ira como niño berrinchudo, haciendo pataleta y tirando cosas en el supermercado. Y entonces pensé que Henri Michaux decía mejor lo que yo quería escupir en ese momento; sin embargo, las cosas de rostro ofensivo que rebotaban en mi cabeza no se pusieron ni tantito quietas cuando salí de la regadera y me distrajeron de asaltar el librero y traerme lo que quería publicar hoy. Ahí vas de nuevo, a rumiar hasta el asco y ladrar y silbar como anaconda anoréxica de bolsillo, sin que llegues siquiera a culebra de campo. Y se te olvida, estúpido, acercarte al librero (no sólo pasar frente a él), revisar entre las revistas, encontrar la correcta y cargarla contigo a la oficina.
Respira, sólo es una gripa.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me meto para decirte que, en el fondo eres un idealista y por eso te rebelas tanto contra una realidad tan burda para tus ideales.
Te había escrito otro comentario pero, por motivos técnicos, se ha borrado.
Te decía antes que la rabia por la frustración es como el aire que unas veces se inspira y otras se expira. Al fin pasa al inconsciente como un obstáculo que te provoca aumentos y descensos de energía. Esta rabia por la distancia entre lo que es y lo que debiera ser, se hace una constante con la que hay que trabajar en el día a día. Unas veces es maleable, otras se hace más dura y resistente, pero ahí tenemos las sombras y las penumbras que nos dificultan el ejercicio de la vida feliz.
Pero también hay que contar con que esas son las reglas del juego de la vida: Buscar, aventurarse, apostar...
Bueno bonico. Yo estoy fastidiada por mi poco tiempo para filosofar.
La vida me obliga, por ahora a tener un poco más de acción de la que estoy acostumbrada.
Besos y ¡adelante! Tu aspirante a amiga, Concha

Julián Iriarte (bueno, ya: Oliver) dijo...

Después de mucho cabilarlo, la única respuesta que viene a mi cabeza en cada ocasión es "no sé". Y de verdad, no sé.