martes, 21 de octubre de 2008

Una foto ridícula

A todas luces, no soy en absoluto fotogénico.
De todos los conciertos en los que he estado, éste fue _________ [adjetivo laudatorio]; me cuesta definirlo, o será más bien que me rehúso. Siendo franco, no me atrevo a ponerle una etiqueta: mis experiencias, buenas o malas, no tendrían por qué caer en algún formato, como no debiera caer la de nadie. ¿O de verdad podemos analizar objetiva y racionalmente y catalogar nuestros sucesos significativos?
Por supuesto, ver a los Flaming Lips, treinta teletubbies brincoteando con lámparas y bastones de luz, roadies vestidos como constructores, un bagre y un sapo disfrazados de marineros (?), chorros de globos de colores, serpentinas, luces locas, Wayne Coyne metido en una esfera de plástico transparente haciendo body surfing, y escuchar un arsenal de pura rola ponmedebuenas en medio de la fiesta más grande que he visto jamás, basta para decir que el sábado fue uno de esos días que voy a traer pegados por mucho tiempo. Pero Trent Reznor y ese monstruo visual y las dos horas de catarsis...
Apenas voy recuperando la voz, y valió cada grito y cada ladrido.

No hay comentarios.: