martes, 1 de abril de 2008

Cumpliendo

Decía yo el viernes que un asalto me hizo posponer un post. Y como no es mi intención posponerlo más, pues cumplamos lo que dije (o escribí).
Tenía alguna noticia de Gelman desde hace algunos años, aunque no era muy extensa: en la preparatoria vi El lado oscuro del corazón (con la que también conocí a Girondo [uff... reuff... REEEuff]; uno de mis profesores de la carrera lo mencionó y llegó a leer algún poema suyo en clase, pero no pasó de eso. No llegué a estudiarlo por extenso, y esos motivos no competen a este blog (ya suficiente me humillo y me conmisero de mí mismo como para darme más razones para humillarme y conmiserarme más de mi penosa persona).
Si hemos de decir que tuve un contacto algo más estrecho con su trabajo, habrá que mencionar al festival de Poesía en Voz Alta (REEEfan), con sede en la Casa del Lago. Y ah, qué bonito es hacer historia: Octavio Paz y Juan José Arreola, junto con otra miriada de poetas y metiches, entre que aburridos y cansados de la manera en que se oía la poesía en los sesentas, influídos en cierta manera por las heroicas y estridentes sesiones de lectura de los Beat en el Six Gallery de San Francisco (pondría acá a Ginsberg leyendo el Howl [tsss...], pero el archivo pesa demasiado; chin), echaron las bases de lo que actualmente es el festival.
La poesía y el teatro en México se terminaron de sacudir el tono engolado y los ademanes endurecidos que más parecían pases de mago de fiesta infantil: la poesía tomó la presencia corporal y escénica que hacía un chorro de tiempo había perdido. Digo, si tenemos dos gramos de sentido común (cierto, eso no abunda... tengo confianza en que mis seis lectores efectivamente gozan de un amplio sentido común, pero me queda claro que hay mares de gente estúpida que no) tendremos en cuenta que la poesía es eminentemente ritmo, se hizo para escucharse, no para leerse en silencio, y MUY pocas veces para verse (vid. la poesía concreta brasileña y cummings).
Pasada mi digresión/berrinche, vuelvo al quid: en la edición del año pasado del festival se presentaron Juan Gelman leyendo sus poemas y César Stroscio en el bandoneón. Ya para entonces había tomado lugar una sesión de Slam Poetry, spoken word, hip-hop y son jarocho: tocaba el turno a la poesía tango (o así lo presentaron, y no le queda mal la etiqueta). El asunto es que ________ qué importa, si estuvo glorioso. Si de por sí el tango tiene unas notas de melancolía que conmueven sobremanera, la poesía de Gelman toca justo en ese mismo registro; pero no digo más, para qué, si ustedes mismos pueden corroborarlo o refutarme o insultarme.
Prometo que hice mi mejor esfuerzo por encontrar los poemas de aquella ocasión, pero parece que nadie se ha tomado la molestia de copiarlos en internet. Una nueva entrada a mi listita de regalos que me pueden hacer.

gelman
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1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias Oliver,

Xotla.