jueves, 10 de abril de 2008

Y la cosa sigue

El washawasheo es una práctica, casi una disciplina, casi un arte (apócrifo), de amplia difusión. De cierta manera, es la apropiación más personal de una canción: "pues yo así la canto y qué", "pues a mí así me suena", "¿a poco dice eso?". Hasta donde me es obvio, el asunto es lingüística de la más exótica vertiente y glorioso material de trabajo: un día, en que no tenga absolutamente nada que hacer (pero de verdad, absolutamente nada, ni siquiera rascar barrigas de gato), habré de improvisar un estudio somero de los mecanismos del washawasheo (ajá...).
El video que sigue tiene dos encantos: las transcripciones ajustan de maravilla y están saturadas de dobles sentidos y albures. Evidentemente hay que tener humor lelo para reírse, pero ¿quién se queja? Cuando echo chistes de humor negro hay quien no me entiende o no aguanta y se ofende y me revienta a golpes en mi propia casa. Este post debiera tener un subtítulo: donde se demuestra que los imbéciles pueblan la tierra y los mares y los cielos y el subsuelo y las simas y las cimas y todo lugar donde se pueda y no se pueda estar.

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