Fyfe Dangerfield ha hecho kilos y montones de música desde hace no sé cuánto. De todo, el proyecto que mejor recepción ha tenido son los Guillemots. Decía yo que hacen unas cosas bien interesantes, y su música -de más está decirlo- me gusta un chorro. Through the Windowpane está entre mis discos favoritos, y entre los de otros tantos: durante su participación en Radio 1 Legends de la BBC de Londres, Sir Paul McCartney tocó una selección de sus canciones favoritas, y una fue 'Little Bear', "a very brave way to open an album" ["un modo muy valiente de iniciar un disco"].
Y es de mis favoritos porque está lleno de canciones de las que obligan a sonreír, por motivos varios; hay dos en particular que, en cuanto las escucho, inmediatamente veo a una mujer (ingrato viento del norte, te la tenías que llevar) bailando y cantando, con el vestido que usó el día que le cociné en casa: asociación libérrima de mi cabeza, reiteradamente digresiva.
Entrando por fin al motivo de este post, la revista Q retó a los Guillemots a escribir una canción en 24 horas. Ayer por la noche, en lugar de irme a comer o regresar a casa o mandar todo a la mierda y descansar, me quedé en esta oficina oyendo 'Seabirds' hasta ya muy tarde. Casi igual que con 'Clapping Music', me veo impelido a compartir estas cosas con un chorro de gente.
Oh my dreams, they'll be the death of me
The won't stop until I drop
Like a bird to the sea
Entrando por fin al motivo de este post, la revista Q retó a los Guillemots a escribir una canción en 24 horas. Ayer por la noche, en lugar de irme a comer o regresar a casa o mandar todo a la mierda y descansar, me quedé en esta oficina oyendo 'Seabirds' hasta ya muy tarde. Casi igual que con 'Clapping Music', me veo impelido a compartir estas cosas con un chorro de gente.
Oh my dreams, they'll be the death of me
The won't stop until I drop
Like a bird to the sea
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