jueves, 5 de marzo de 2009

Ahora fue el gato

No me cayó encima: me rasguñó la nalga izquierda. Y las circunstancias fueron casi las mismas, y también ardió cuando me bañé.
Miren si los he de querer, gatos hijos de bruja.

2 comentarios:

Palomilla Apocatastásica dijo...

Auch, recuerdo cuando Milky era pequeña, pasaba la tarde haciéndola enojar y me dejaba largas marcas en los antebrazos y mordidas en las manos.
Ja, que tiempos aquellos, pero imagino que en una nalga ha de ser aún más comprometedor. ja.

Julián Iriarte (bueno, ya: Oliver) dijo...

Algunas de mis cicatrices más recientes son gracias a gatos.
La cosa es que estaba dormido atrás de mis rodillas, y esas uñas desgarran tela con harta facilidad: los pantalones no fueron defensa suficiente.