jueves, 12 de marzo de 2009

Pulsar

Hoy inaugura el Festival, y aunque no voy a ver Don Giovanni, desde hoy mi humor es otro. La sola idea de toda la música loca que voy a escuchar me emociona a rabiar: todas las mañanas, taza de café en mano y gato restregándose en las piernas, veo con ansiedad mis boletos, especialmente el de Marc Ribot, Greg Cohen (los dos otrora miembros de Masada, en sus distintas encarnaciones), Ray Anderson y Han Bennink.
Me acuerdo que de niño pasé unas vacaciones con la familia de mi madre en Tijuana; fue la primera vez que viajé solo, sin mis padres, así que brincaba de casa en casa y mis tíos cumplían mis caprichos, aunque eran pocos. Uno de ellos, dueño de un 7-Eleven en San Diego (cuyos refrigeradores y dulcerías matemáticamente asaltamos todos mis primos y yo cuando éramos niños), me llevó a una juguetería y me dijo que escogiera lo que quisiera; me llevé un avión, e inmediatamente me recriminó que no llenara un camión de juguetes, así que me preguntó si tenía alguna consola de videojuegos y me puso enfrente todos los que se le cruzaron. Me pasé las siguientes tres semanas de mis vacaciones ansioso por regresar a casa, mirando las cajas de mis dos nuevos videojuegos y brincoteando encantado.
Más o menos me siento así en este momento, toda proporción guardada. Aunque es probable que hoy también brincara como niño si tuviera una consola...
Otro concierto que espero es Le noir de l'etoile, de Gérard Grisey: con su permiso, voy a escuchar estrellas. Y mientras llega el domingo, a Marc Ribot y los Cubanos Postizos en las Rolotas.



Marc Ribot

No hay comentarios.: