Vender cosas no es sencillo (hay una estufa arrumbada en una esquina de mi casa desde hace tres casas); vender cosas grandes, digamos una casa o un terreno o cualquier bien inmueble, es todavía más difícil, y los cuates están para dar cuenta de ello.
Pero eso no es problema si uno cuenta con un servicio de asesoría como éste: vaya con ellos, seguro en una semana venden hasta a su abuela en la mecedora.
(Disculparán la calidad de la imagen, pero el aparatejo no toma fotos extraordinarias a la una de la mañana.)
Pero eso no es problema si uno cuenta con un servicio de asesoría como éste: vaya con ellos, seguro en una semana venden hasta a su abuela en la mecedora.
(Disculparán la calidad de la imagen, pero el aparatejo no toma fotos extraordinarias a la una de la mañana.)
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