viernes, 27 de febrero de 2009

Sobre mi pirámide alimenticia

Mi corazón, que es un nido de ironía (construido con un par de ramas de buena voluntad, muy escondidas, aunque muy pesadas), rebosa: mis estadísticas de uso dicen que la página más visitada en este blog es ésta, que poco o nada tiene que ver con la pirámide alimentacia y no reporta información útil para tu tarea, estimado estudiante preparatoriano.
Sin embargo, sería pertinente, estudiante, que leyeras esa entrada en lugar de cerrar la ventana pasados seis milisegundos, y consideraras lo que ahí dice, que entendieras las implicaciones que tiene el cultivo intensivo, que las palomitas de maíz que te atragantas en el cine tienen un costo ecológico absurdo y más valiera que no tuvieras hijos. Vamos, que hasta sería pertinente hacerle caso a Swift (un día de éstos copio la traducción que aparece en la Antología del humor negro de Breton).
Muy por encima de eso, quisiera, estudiante, que le dieras algún uso a la materia gris que tan orgulloso portas, que tan drásticamente te distingue de esos brutos animales sin uso de razón ni conciencia, pasto para tu capricho. Sería deseable que ese oso no te diera risa, estúpido, y que consideraras los metros de agua que te van a caer encima en c. cuarenta años; y no digamos el huracán nivel 5 que sin empacho va a llegar donde jamás en la historia había puesto pie, o del desierto que vas a patear en tu jardín (mis gatos te van a agradecer el arenero de 30 ha. que les vas a regalar).


Y lo mejor es que toda la información que requieras para tu tarea y solventar mi urgencia de que seas un poco menos obtuso se encuentra en Wikipedia.

jueves, 26 de febrero de 2009

Cómo salvar un día

I.
El martes por la tarde me habla una de mis editoras de revistas de señoras tontas. "¿Puedes pasar a recoger la carpeta con el dummy de la revista?" Sí, seguro: llego en una hora.
Y tres horas después de eso, me revolcaba en la silla de mi escritorio, pues resultó que no había yo leído, en una primera corrección, más de la mitad de esa revista; así que en papel y con marcaje de corrección, prácticamente tuve que editar cuatro textos. Me fui a dormir con la barriga caliente, y no fue por el kilo de jícama con Tajín que me atraganté.

II.
Timoteo me orilló al filo de la cama y Fuchi no me dejaba moverme, echada en mis pies como estaba; así que pasa mediana noche. Por supuesto, desperté de malas. Enciendo el calentador, y el desgraciado no funciona; respira: ya habrá de arrancar. Pero sin gas no puede. Y sin gas me tengo que bañar con agua fría, y no puedo cocinar, así que las quesadillas se quedan en el refigerador.

III.
Después de dos sustanciosas rebanadas de melón, me estoy rajando de hambre. Pero no importa, porque en cuanto llegue a la oficina me voy a escapar a la Facultad de Veterinaria por unos tacos de canasta y asunto arreglado.
"¿Qué crees? No hay internet, así que no podemos trabajar" Bueno, entonces vamos por los tacos. "No, es que hay junta de no sé qué y tenemos que estar, por si piden algo." [!!! Grrr...] Y no pidieron nada.

IV.
Justo después recibo un mensajito de la coordinadora de editoras de revistas de señoras tontas, que tiene mucha más idea que sus editoras (bueno, de dos no me consta todavía porque apenas entraron). Decido que explicarle las estupideces que hace su editora por mensajito es medianamente imposible, así que me acerco al teléfono. Y maravilloso: tengo que esperar una hora y media a que lo desocupen.

V.
¿Saben qué? A la mierda: no quiero trabajar, no puedo trabajar, no estoy de humor para ninguno de ustedes, así que no me jodan. Voy a perder mi tiempo ominosamente en a ver cuántas páginas de internet, mientras finjo que trabajo.

VI.
El Festival me pone quieto; y además me doy cuenta (después de cinco años de religiosa asistencia) de que es casi tan viejo como yo. Ya me puedo ir a mi casa, rematar esa bendita carpeta, atragantarme el resto de la jícama y dormir el sueño de los justos, en la inteligencia de que los gatos van a escoger otro rincón de la cama.
Si tan sólo pudiera hacer quesadillas y una taza de té... (y no me digan el microondas, porque me chocan las quesadillas de micro)

jueves, 19 de febrero de 2009

Necedad

Porque qué bonito es el amor (aunque de momento no tengo motivo para enarbolar esa bandera) y porque el DJ random saltó furtivamente de "Love is in the air" de John Paul Young a "Can't get enough of your love" de Barry White, y eso es un gran ponmedebuenas.
Estas rolotas son antítesis tras antítesis. My Bloody Valentine, Loveless, y las mejores canciones donde el ruido le gana en emoción a la melodía, que en pocas palabras es el estandarte del shoegaze. En todos los sentidos, un disco feroz: una producción avasalladora, un dominio de la edición para asustar, un chorro de capas de sonido, virtuosismo necio a la "¿no era más fácil darle la vuelta y ya?", letras oscuramente emotivas y todas amorosas hasta la desesperación. Alan McGee hizo bien en tenerle fe al esquizoide caprichoso de Kevin Shields y dejarlo gastarse el capital casi entero de Creation Records.
Oyendo con algo de atención, me vino a la cabeza un pasaje de La ciudad y los perros*, un despliegue de técnica narrativa que ya quisiera yo para un fin de semana. Para decirlo en pocas palabras, así somos muchos.

vargas llosa
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My Bloody Valentine

*Si Vargas Llosa andaba por los 25 cuando la escribió, entonces va siendo momento de disciplinarme.

miércoles, 18 de febrero de 2009

Un ojo de luz

Recibí hoy de un gran amigo, que siempre me manda por correo cosas muy curiosas para consumir irrisoriamente mi tiempo, esta fotografía. Quedé francamente asombrado y estuve un rato especulando qué requerimientos técnicos se deben cubrir para tomar una foto de 1.5 gigapixeles. De inicio, lo más evidente: una cámara y un lente brutales; pero ¿y dónde corchos se almacena la foto?
Presumo que todos los que ven la foto hacen más o menos lo mismo: le pican al zoom poquito a poquito, después ven hasta dónde llega y qué tan clara es la imagen del fondo; luego encuadran a Obama, el quórum sentado a sus espaldas, la banda de guerra, los asistentes de las primeras filas y al final el mar de gente que llega hasta el Lincoln Memorial.
Entonces empieza la metichería: la cara de hastío del señor ex-presidente, Bill y Hillary sentados junto a George Sr. y Barbara. No reconozco a ningún otro personaje, así que sigo paseando entre los asistentes. Me llama la atención el señor del sombrero tejano blanco del fondo. Vuelvo la mirada hacia abajo y de pronto lo veo: muy cerca de los Clinton, un hombre tiene una mancha sobre la cabeza. Veo de nuevo: es su propia cabeza.
Si entiendo bien cómo se tomó la foto, fueron varias tomas sucedáneas, o alguna suerte de panorámica circular como las que toman en las graduaciones, aunque no parece. Ese señor se movió en el momento del disparo y se volvió un fantasma de sí mismo, o quizá su sombra. Sigo meticheando y al fondo, a un costado de la banda de guerra, otra mujer es un fantasma también. Y después encontré muchos otros y ya no me pareció tan gracioso ni entretenido.
Me llamó la atención, también, que aparentemente nadie mira hacia la cámara. No es que le prestara atención a todos los espectadores a los que se les ve el rostro, pero entre todos, de ninguno pude ver la mirada.
Entonces tuve una sensación muy extraña: quienes están en esa foto pueden estar en dos instantes, y desdoblarse; esto que veo no responde al espacio, sino al tiempo, y cada persona que se desdobla en un punto es un espectro, que es sí misma y no. De pronto me viene a la memoria una clase sobre literatura romántica en que una de mis amigas le preguntó a mi maestro su signo zodiacal; ya no recuerdo cómo emigró eso a preguntarnos: "en la mañana, cuando te despiertas, ¿cómo sabes que eres tú, que quien se fue a dormir es la misma persona que se despierta?" Y nadie pudo contestar; hoy tampoco lo sé, y la sola idea de que mi conciencia no sea suficiente para reconocerme es a la vez atroz y alentador.
El asunto, entonces, es que la fotografía (y ésta en particular) es una forma muy rupestre de entender cómo funcionan las cuatro dimensiones, qué implicaciones tendría desviar o perturbar cualquiera de ellas.
Si nos ponemos muy puntillosos, nunca vemos el presente, como no tocamos absolutamente nada: vemos el pasado, que llega a nuestros ojos millonésimas (o partes más pequeñas aún, hasta rozar lo inconmensurable) de segundo después de que se despide la imagen. Digamos que toda imagen es una estrella, pero en menor escala.
Hoy es un buen día para encontrar, a ver en qué librería, Camera lucida de Barthes.

lunes, 16 de febrero de 2009

San Valengrinch

I.
Mensajitos del teléfono con una de las mujeres que más quiero:
S: FELIZ SAN VALENTÍN! Que hoy y siempre tu vida esté llena de MUCHÍSIMO Amor. TQM, besos.
Y: Yo, amargo, no suelo festejar el día. Pero con tu amor me basta. ¿Para qué pedir más?
S: No, no. Qué pasa? Yo tan melosa y tú? No, no. Tendré que contagiarte o hacerte expresar todo ese amor que llevas dentro
Y: Te apuesto a que si estuviera contigo, ya me habría contagiado. A final de cuentas, miel con limón sí combina.
S: jajaja ya sé. Y debo confesar que el limón es mi gran debilidad.
Y: Ah, pues ahí está todo. Yo amargo, tú dulce, todos contentos.
II.
Ayer, comiendo con mis amigas; una de ellas, con esos ojos providenciales que ven lo que muchos de nosotros ya no podemos y con esas palabras que se ahorran toda convención de cortesía, sin faltar jamás al respeto y las buenas maneras:
L: ¿Oye? Yo creo que tú vas a tener a una mujer y dos hijos.
Y: Pues eso dice mi mano. [y muestro los pliegues en el dorso del puño]
L: Pero no creo que te cases. ¿Te casarías?
Y: Según yo, no. No he conocido a la que me aguante, ni a la que me convenza. Pero los caminos del señor son muy torcidos.
III.
¿No les encantan las fechas cívicas?

viernes, 13 de febrero de 2009

Saturnismo

Así que se desbordan los corazones y los globos y los chocolates y las rosas y el mocoso rubio con alitas, arco y flechas. ¿Por qué a todo mundo se le olvidará que ese mocoso cargaba puntas de plomo además de las doradas? Misterios de la mercadotecnia...
Horacio Quiroga decía que en la literatura sólo había tres temas: amor, locura y muerte; no por nada su libro de cuentos más importante (ése donde se encuentra "El almohadón de plumas") se llama Cuentos de amor, de locura y de muerte. Dah. Northrop Frye, que sabía más de crítica literaria que la abrumadora mayoría de nosotros, postula en Anatomía de la crítica que en toda obra literaria hay un deseo, y que ese deseo es en el fondo el motor de la diégesis.
Si me preguntaran (porque, por supuesto, es de lo más improbable que alguien lo haga), tendría que decir que estoy de acuerdo con los dos: las artes, y especialmente la literatura, son concresiones de abstractos abrumadoramente amplios, pero reconocibles dentro de un marco determinado; el que logra romper ese marco es a) un genio, b) un idiota, c) un incomprendido, d) un iluminado, e) un ente ajeno a nuestras cuatro dimensiones. Por ponerlo en otras palabras, los estructuralistas rusos (Todorov, si no me traiciona la memoria) encontraron unas catorce historias para contar, y no más.
"In the Pride of his Youth"* es una de las historias de amor más ridículas que he leído; y no porque sea rosa hasta el hartazgo ni hermosa hasta el empacho, sino por la exhibición de la estupidez -que no devoción amorosa, aunque se disfrace de tal- de un hombre.
A 120 años, algunos parecemos constatar que efectivamente existen patrones universales de comportamiento, o al menos estamos regidos por un mito que nos negamos a reconocer.


* Disculparán si no traduzco, pero admito que tengo alguna pereza. Por lo demás, el inglés de Kipling es una gloria y bien merece que se le lea en lengua de origen.

martes, 10 de febrero de 2009

Sana procrastinación

En definitiva no tengo ni tantitas ganas de trabajar, así que para fingir que hacía algo, me puse a revisar los discos en los que duerme mi computadora; v.g. diez años de cuentos y escritos dispersos. Por supuesto, me es imposible siquiera pasarle el ojo a todo eso en este momento, así que escogí una carpeta que tenía pendiente de repasar desde antes de que mi computadora reventara.
Encontré esbozos de cuento, artículos que entregué a un periódico (si se le puede llamar tal), dos recetas para preparar pollo y poemas en verso y prosa (si nunca he dominado la poesía, no sé por qué me empecino en intentarlo). Dos de ésos ya habían aparecido aquí hace un tiempo; el que está más abajo compartía la página con ellos, pero se quedó guardado no sé por qué; además de que me divierte bastante, como que compagina con mi humor de estos días.
Lo del fondo... Otro divertimento, de otro tipo, también guardado en ese paquete dormido.


Detesto mecánica, matemáticamente al género humano. Empiezo por detestarme a mí mismo y luego a quienes tengo más cerca, como es el caso de mis vecinos, uno a uno.
Hay un lugar en mi odio reservado para quienes amé y otro más para quienes habré de amar; ésos que ya odio caben en una cáscara de nuez, sepultados bajo los hielos perpetuos.
Eventualmente odio lo que perturba el silencio, desde las respiraciones gruesas hasta los alfileres rotos. Entonces todo se vuelve negro con el silencio de la tierra, el dormitorio de los muertos.
El asco me surge cuando levanto los ojos: tantos y tantos alrededor de todo, esparcidos como granos a punto de germinar. Son las flores del campo más vasto, el límite bajo de los cielos; y me son gravemente importantes.
Cada poro de mi piel está seco de sudar bilis, he dormido abrazado a un lagarto, bebo a tragos largos el ácido que extraigo con el punzón, me he mordido los dedos hasta perder las huellas dactilares y nada parece diluir este desprecio geométrico por todo.
Me divierte inventar rencores que no tengo.


FALSAS PROMESAS
Por el bien de la poesía
prometo no escribir un verso más.

lunes, 9 de febrero de 2009

Porque ando amargo

Más o menos como en el caso de Amanda Palmer, no he terminado de escuchar este disco (voy en la seis) y lo declaro glorioso. Ya no sé de dónde lo saqué (sería correcto y respetuoso agradecer), pero -como casi siempre- hice bien en descargar ese archivo.
Porque hoy tengo las tripas tibias, porque desde ayer no estoy de buenas, porque de vez en cuando es harto más sano dejarse arrastrar sólo un par de días en el desasosiego, porque pocos pianos pueden arruinarle el día a alguien (y éste no es el caso), porque las canciones de amor pueden irse al vacío y eso no es tan grave.


Soap&Skin

viernes, 6 de febrero de 2009

Go to your date, Elvis

Las Rolotas del día de hoy van en honor a Lux Interior, "el híbrido psico-sexual del infierno entre Elvis y un hombre lobo" (no me digan a mí: así dice en la biografía de la página), uno de los psicópatas más encantadores que el rock haya conocido.
Ayer por la noche me enteré de su fallecimiento, y lamento terriblemente no haber visto a The Cramps en vivo. Una parte importante de la música que más me divierte y me emociona encuentra sus raíces en ellos; y otros tantos que no me divierten, pero hacen un trabajo razonable, se cuadran cuando los escuchan mentar.
No tenía intención de publicar nada, porque no tengo nada que decir. Sin embargo, música no apta para personas de buenas costumbres, estrecho criterio, susceptibles ante la ofensa o que sencillamente no aceptan que otros pueden divertirse más.




The Cramps

miércoles, 4 de febrero de 2009

Cuestión de perspectiva

Hace dos días, una chica me preguntaba -entre muy otras cosas de mi vida- si escribía; la pregunta salió después de mencionar grosso modo mis estudios y mi(s) trabajo(s). Y la respuesta, en tanto la he dado en repetidas ocasiones a última fechas, se está volviendo aterradora: hace mucho que no escribo. O fuera de lo que aparece en este blog: vamos, que los escritos que aquí se leen van en picado y si alguna vez fueron interesantes, esa condición se ve desagradablemente diluida conforme pasan las semanas.
Y sin embargo, si yo creía que hablar sobre mi infame condición y mi crítica incapacidad para pensar una historia y escribirla era cosa seria, escuchar a mi mejor amiga furiosa (y pocas veces la he escuchado así), ladrando contra sus padres y al borde de la desesperación, me arrasa.
Tus problemas léxicos y estructurales de verdad son nimios: hay gente que sí tiene asuntos importantes y serios. ¿Quién corchos querría leerte?

martes, 3 de febrero de 2009

Lo acabo de elucidar

La novedad es desasosiego.
Lo elucidé: no significa que lo entienda, o que me quede claro el desasosiego, o el concurso de las circunstancias.
Al margen de eso, la historia de mi vida: