miércoles, 30 de abril de 2008

Descripciones apócrifas

Finjamos que tenemos todavía algún interés en las paganías. Finjamos que me queda algún respeto (no digamos cuánto: basta con asumir "algún" y darlo por suficiente) por el universo New-Age.
Hoy me mandaron un horóscopo/perfil zodiacal por internet (creo que el segundo término resulta más preciso). Antes tenía la costumbre de leer mi horóscopo en cuanta revista y periódico encontrara, sin importar que tuviera cuatro años de antigüedad o que no se correspondiera con el de aquella otra publicación: "Hoy tendrás un golpe de suerte" vs. "Cuidado: los días se anuncian oscuros" vs. "Tu fruta de la buena suerte: mandarina; tu piedra: diamante rosa; tu número: 14".
Suelo reír después de leerlos, y lo hago desde que empecé a chismear las páginas finales de revistas de espectáculos; hace sólo unos días tuve que corregir el horóscopo para mis revistas de señoras tontas, y evidentmente me reí, después de ladrarle al autor (que nadie que escriba horóscopos o cualquier otro resultado de cualquier mancia merece el título). Y mi conclusión de qué me causa risa es simplísima: el uso de la ambigüedad más amplia y fórmulas harto repetidas, extraordinarias herramientas de azar, obligan a que cualquiera pueda identificarse con esas frases. Por supuesto, es harto más divertido si la frase reza "eres una mujer independiente" (no me he rasurado en cuatro días... mejor no termino la frase).
En fin, citando textualmente:
"Espontáneo, gran carisma, difícil de encontrar pero fabuloso cuando lo encuentran. Le gusta ser generoso, lindos [sic], románticos, no lo quieres de enemigo, es bueno con todas las personas que conoce. Los sagitario son básicamente sinceros y controlados en sus relaciones de pareja, aunque si se les traiciona pueden perder los papeles [sic; sigo sin entender a qué corchos se refiere]. Si su relación es estable, son excelentes esposos y padres, aunque rara vez logren suprimir de todo su espíritu aventurero. Necesitan sentirse libres y a veces ponen sus intereses profesionales por delante de los intereses de su pareja. 4 años de mala suerte Si no lo reenvías."
A quien me lo envió (que no lee este blog): gracias por la sentencia breve de sólo cuatro años.

lunes, 28 de abril de 2008

Aritmética básica

Nuevamente, esta entrada la empecé a escribir hace días, pero la necesidad de salir intempestivamente de la oficina obliga a postergar planes e intenciones...
Como yo lo entiendo, la familia -esa nobilísima institución, formadora y/o destructora (conocí quien considerara la frase 'familia disfuncional' un pleonasmo, y concuerdo)- tiende a convertirse en una suerte de ábaco: se suma y se resta a los miembros, por los motivos que sean. Para este momento, ya he hecho varias operaciones, algunas obligado por la circunstancia, otras porque era natural que así sucediera (y en un caso en particular, porque era natural que me empujara a sacarla de mi vida: lo ha hecho desde antes que tuviera uso de razón).
Pero no estamos para hablar de las restas, sino de las sumas.
La primera fue hace mucho, y no me di cuenta. Pasó como cuando uno se hace adolescente: no se escoge, no se puede evadir, no se pregunta (aunque son sabidas y consabidas las causas), no hay más que aceptarlo y disfrutarlo o sobrellevarlo o tolerarlo cuanto es posible.
Y habrá que ser sinceros: lo he disfrutado durante más de quince años, le debo casi todos mis recuerdos y varias cicatrices (que le he pagado: mi tobillo contra su hombro), lo he tolerado en varias ocasiones, lo he detestado, y lo sigo presumiendo como mi mejor amigo, aunque la inclusión en mi nómina familiar le da otro título.
Creo que allí es donde se funda el asunto: si uno puede seguir considerando a los amigos tales a pesar de todo, por alta y enconada que sea la disputa, por amarga que haya sido la situación, si uno los recuerda y los extraña y los quisiera cerca, será quizá porque lo son y no van a dejar de serlo.
Los amigos son familia: no son apéndices a ella ni meros invitados a los eventos 'importantes' o allegados que están cuando muchos otros no. Aun cuando cuesta tanto definirla, todos entendemos qué corchos es familia. ¿Para qué esmerarme en una definición?
Feliz cumpleaños, aunque me tarde tres días en decirlo.

jueves, 24 de abril de 2008

Cumpliéndome

Hace un rato que quería escribir esto. Bendita falta de tiempo (y ánimo...).
Ya antes había dicho, en varias ocasiones, que soy REfan del Festival de México en el Centro Histórico: gracias a él conocí la abrumadora mayoría de la música que más aprecio.
Como en cualquier otro festival, uno tiene que hacer un calendario según el gusto, la curiosidad, la disponibilidad de tiempo y -sobre todas las demás cosas- el presupuesto. Este año he sido un tanto mezquino para conmigo mismo y no he asistido a todos los conciertos que me había programado, pero entre desidia, apatía y un presupuesto que proyecta gastos significativos en un futuro más o menos cercano, hube de hacer un recorte, como en otros años.
Hace tres ediciones, Radar trajo al Fantômas de Mike Patton. Maldita sea, no los conocía, no me interesó tanto como para invertirles y me fui a ver alguna otra cosa (no recuerdo con precisión qué; ya revisaré mi honrosa colección de boletos); que evidentemente no me arrepiento, pues hasta la fecha nada del Festival me ha decepcionado.
Este año, el turno en Radar fue de Melt Banana. Hace mucho no me divertía TANTO en un concierto, y me atrevo a decir que nunca me había divertido tanto. Creo que un factor importantísimo para eso fue el inicio: Jamie Saft y Mike Pride (aka Kalashnikov), capas y capas y capas de texturas sonoras, noise, free-jazz, improvisación, cincuenta minutos. Y de eso -envolvente y penetrante-, un salto veloz, explosivo, poderoso, rabioso, impetuoso, ________ (y cualquier otro adjetivo en el campo semántico).
Ñango como soy, con mis lentecitos y mi ceguera, con mi librito en la bolsa del pantalón (efectivamente: uno de los pocos idiotas que carga un libro a un concierto), me tuve que contener y mantenerme afuerita del mosh, por más que moría de ganas de meterme: la banda punk abundaba, con sus 1.90 y sobrados 80 kilos, codos al aire, puños y antebrazos. No, mejor procurar el ñango físico.
Sin embargo, muy sin embargo, no me libré del golpe más estúpido que la Historia registre: con mi propio codo en las costillas. No me pregunten, mejor hagan un ejercicio de visualización y anatomía.
A manera de compensación personal, el video de abajo. Patton en la voz cantante (en toda la extensión de la frase), Fantômas y la mitad de Melt Banana en una improvisación dirigida, más o menos al estilo de John Zorn y Cobra. Tsss...

miércoles, 23 de abril de 2008

Antítesis

O más bien oxímoron.
Esta mañana, de camino por el café a la H. Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la H. Universidad Nacional Autónoma de México, escuché una de las frases más estrambóticas de que he tenido noticia en mucho tiempo. Llegué tarde para escuchar el chisme completo, pero no se requiere demasiado para comprender. Me explico a continuación.
Una de las importantísimas doctoras de este Centro de Investigación comentaba con mi jefe acerca del microscopio (o, siendo más específico, la cámara y el software necesarios, así como algunas otras chunches periféricas) que tienen intención de comprar a una empresa inglesa; parte de la conversación giraba en torno al precio obsceno del aparatejo y a las condiciones que estipula la empresa para la venta, entre las cuales indican que no se hacen responsables una vez salido el paquete de sus oficinas.
De pronto mi jefe empieza a reírse e interrumpe a la importantísima doctora: "La pro-forma dice que la empresa no se hace responsable por retrasos en la entrega debidos a a) Actos de Dios, b) Desastres naturales...".
Resulta innecesario que termine la lista. ¿ACTOS DE DIOS? Supongo que si llueve fuego o durante treinta días continuos con sus noches o se dividen los mares y el barco donde transportan el aparatejo no puede avanzar o si una ballena se traga al mensajero y lo escupe en otro país o si el mensajero cae muerto porque es el primogénito de la familia (y no es judío, evidentemente) o si descienden las huestes celestiales a combatir las terribles fuerzas de la Bestia, entonces la empresa tiene derecho a lavarse las manos pues desde un principio estipuló que no se hacía responsable si Dios se interponía entre ellos y sus clientes.
O más interesante todavía: la empresa queda eximida si Dios se colude con Indra para que reviente el avión a rayos o si Huitzilopochtli envía un comando de colibríes a anunciar la guerra que evite un desembarco en tierra mexicana o si Odin -por algún accidente- yerra el tiro y le atina al avión en lugar del corazón de Fenrir o si Anubis momifica al mensajero o si Poseidón orquesta un periplo de diez años, o doce, ¿por qué no?
Ya antes me he preguntado por qué doctoran a estos señores, si tienen unas faltas de ortografía y redacción que mi sobrina de trece años no comete, si no tienen (en palabras de otra importantísima doctora en ciencias) "el mínimo pudor editorial y científico de revisar los escritos que someten". Pero ahora entro en la interminable y absurda cuestión de Dios contra la ciencia: en esta esquina, Charles Darwin, Max Planck y Albert Einstein; en esta otra, el Señor, el Crucificado y el Espíritu Santo. Quizá sea prejuicio mío, o será que mi propio ateísmo se impone, pero me suena (de inicio) locamente extraño que un laboratorio científico considere las intervenciones divinas en su catálogo de eventos posibles.
Supongamos que les doy el beneficio de la duda; me quedan, entonces, dos posibilidades: A) algún hijoputa demandó a la empresa en alguna ocasión debido a que "Dios se interpuso en la entrega" y la corte falló a favor del demandante (justo ahora recuerdo que el reglamento de la Universidad Iberoamericana prohibe llevar vacas a la escuela o meter un elefante a la fuente, precisamente porque algún imbécil lo hizo hace unos años); B) alguien en esa empresa tiene un sentido del humor finísimo que ya quisiera yo poder desplegar en mis trabajos...
Espero en Dios que sea B.
(Paréntesis absolutamente alejado del asunto de este post: ¡qué glorioso es el Rooftop Concert de los Beatles!)

sábado, 19 de abril de 2008

Por omisión

Uff... cuántas cosas para una noche de viernes. Hay tanto de lo que podría escribir, pero tendré cuidado, quizá decoro, o será contención, y no escribiré de todo eso. En todo caso, a manera de ejercicio, tendría que hacer una lista de las cosas que no voy a escribir, a saber:
1) Los boletos gratuitos que uno puede revender, sin hacer mella en cartera ajena.
2) Los conciertos de metal-noise, harto extraños.
2-bis) Las texturas sonoras.
3) La gente extrañísima que asiste a tales (si yo asistí... no hay que terminar la frase).
4) La gente que le entra al slam (años que no veía uno) y los ñangos que mejor guardamos distancia providencial.
4-bis) La gente que baila algo entre polka y metal cuando le entra al slam.
5) Los músicos que hacen cosas bien interesantes, pero cuya persona en el escenario es ridícula (bueno, me reí un rato de él).
5-bis) Los músicos ñangos que seguramente tienen voz de cachorrito, pero procuran ladrar cuando se dirigen a su público.
6) El camino a pie de regreso a casa (qué lindo es Reforma a la una de la mañana).
7) El hambre.
8) El transporte nocturno.
8-bis) Compartir las monedas con una perfecta extraña porque el transporte nocturno no da cambio.
9) Los intentos de despertar temprano (en sábado... grrr) para venir a esta oficina a trabajar en un sitio de internet de arte contemporáneo.
10) Los tenis rotos y los charcos lodosos y la lluvia y los calcetines mojados y el squish squish de cada paso.
11) El número de este post.
Hecha la lista de las cosas de las que no voy a hablar... Ya, qué importa. Me voy a mi casa a comer y luego a comprar zapatos (ujú, shopping!! grrr...).

viernes, 18 de abril de 2008

Un cumplimiento

¡Muera el mal gobierno de RIM!
Explico lo anterior. Según mis cuentas y el plan de trabajo que se contemplaba para esta semana, por ningún motivo iba a terminar de copiar esos capítulos de las Memorias que prometí. Y en teoría, si me apegara al nuevo plan de trabajo -intempestivo, improvisado, exigente, ridículo, enervante nuevo plan de trabajo-, no podría terminar ni siquiera la semana entrante.
Sin embargo, como entré en estado de negación (una variante del golpe de estado), decidí mandar a la mierda al arte contemporáneo y a las publicaciones especializadas en arte contemporáneo y a los sitios de internet del arte contemporáneo y a los editores de arte contemporáneo, al menos por esta tarde: me han puesto de mal humor. Y donde me ponga de peor humor, también las ferias de arte contemporáneo se van a la mierda.
Pero no tengo por qué desperdigar esa repulsa como si fuera agua bendita o bala de fusil. Mejor me pongo de buenas (ajá...), mejor lean algunos capítulos de las Memorias (¿debiera decir que estuve muy tentado a copiar el último capítulo porque es _____ [llene con su adjetivo laudatorio preferido]? Pero no, todavía me quedan dos dedos de respeto y me contuve para no arruinarles la lectura.), mejor remato dos pendientes de esta bendita revista, mejor me voy a taladrar los oídos con un concierto de noise que va a estar brutal.
Si el Festival del Centro Histórico no me pone de buenas, entonces voy a tener que consumir una generosa (onerosa) cantidad de cerveza y tirarme a dormir...

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jueves, 17 de abril de 2008

Coup d'état

¡Desbanquemos al gobierno! ¡Muerte a los truhanes! ¡Guillotinemos a los opresores! ¡Robespierre! ¡Robespierre!
Dicho lo anterior, y considerando seriamente cometer un golpe de estado e instaurar un gobierno que promete milagros que sabemos que no va a cumplir, pasemos a lo relevante.
Definitivamente no voy a terminar de copiar los capítulos de las Memorias que les quiero presumir/presentar. No por eso me libro de mi responsabilidad/compromiso, y me atengo a cumplir mis promesas, como buen caballero que soy (o algo que le es parecido).
Por lo pronto, depuremos el sistema político, a ver si el gobierno nuevo establece -por fin- un Tratado de Libre Comercio (¿para qué mentir? Si ya sé que ni voy a dar un golpe de estado ni tengo capacidad para inventarme un nuevo gobierno... ¡Ah, qué hermoso que es inventar ilusiones y luego decapitarlas, o asesinarlas fusil en mano!).

miércoles, 16 de abril de 2008

Economía

El señor Xotlatzin (mi más enconado respeto y aprecio) dejó un comentario en el post de ayer que da pie al de hoy.
El gobierno de mi amor, independientemente de dejar en quiebra una y otra vez las arcas de la nación, en ocasiones tiene providencias mercantilistas al más puro y desfachatado estilo del desquiciado capitalismo contemporáneo.
Entonces, y sólo entonces, distingo entre los objetos de mi afecto y las mujeres con las que mis relaciones interpersonales se asoman de distinta manera. Entrando en confidencias, dándole materiales a los metiches que acusadamente visitan este espacio para nutrir su curiosidad, refiriendo tangencialmente historias que debieran quedarse en el cerco de lo personal, siendo absolutamente indiscreto para conmigo mismo, he de admitir que mis relaciones interpersonales que se asoman de distinta manera nunca han sido las mismas que los objetos de mi afecto.
Los motivos para mí son sencillos, pero al mismo tiempo resultan complejos (benditas paradojas). Según yo (según yo), el amor es cosa de sincronía, y si por algún motivo los dos engranes que forman a la pareja (qué estúpida imagen... disculparán si no uso otro símil, pero en este preciso momento no tengo ganas de esmerarme) no giran a la misma velocidad o los dientes no son del tamaño adecuado, pues se jodió la cosa. Más allá de la maquinaria, somos momentos, y en algunos casos somos simultáneos, en otros opuestos, sucedáneos, relativos, accidentales...
Pero escribamos esto de otra manera, que me produce alguna repulsión literaria la mitad del párrafo anterior.
Si la representación diplomática de la Soberana y Revoltosa (porque no es Revolucionaria, no) República del Ñanguistán no presenta un plan de trabajo que conjugue los intereses tanto propios como de la Libertaria Federación Femenil, con miras al mutuo beneficio y el buen comercio de materias, pues será difícil que las relaciones diplomáticas arriben en buen puerto.
Sin embargo, las relaciones comerciales de ambas naciones pueden entrar en conflicto cuando no se hacen los tratados y acuerdos correspondientes y una de ellas se ve afectada en sus intereses; peor aún, cuando los intereses no son los mismos y sin embargo se hace comercio. Entonces devienen los conflictos, las tensiones políticas, las discusiones en foros internacionales, las sanciones de la ONU (cuando a eso se llega, ya valió madre), las intervenciones de frentes multinacionales, y un larguísimo etcétera que el noticiero de las diez dice con más elocuencia que yo.
Pero vuelvo al quid. Mi gobierno nunca ha llegado a un Tratado de Libre Comercio con las naciones que interesan a la República en tanto podrían aportar al incremento del Producto Interno Bruto y el desarrollo nacional. Y las naciones con quienes se han establecido convenios comerciales han resultado, en el total de los casos, incompatibles con los intereses domésticos, eminentemente por las divergencias en la visión política.
Considerando lo anterior, hay más o menos dos opciones: la instauración definitiva y vitalicia de un gobierno separatista, autoritario y ante todo soberano, o un golpe de estado.
Muera el mal gobierno.

martes, 15 de abril de 2008

Muera el mal gobierno

Los que sí saben de Historia dicen que ésta fue la última frase que el cura Hidalgo gritó la madrugada del 16 de septiembre de 1810. Tan textualmente como a no sé quién le conste (me sigo preguntando cuál es la fuente real de esta cita; digo, para elucidar uno de los tantos y tantísimos mitos que acompañan al movimiento de Independencia de México [aunque asumo que habrá mitos en un chorro de otros eventos históricos]), el final del discurso que levantó a este país -entonces colonia- en armas reza como sigue: "¡Viva la Virgen de Guadalupe! ¡Viva Fernando VII! ¡Muera el mal gobierno! [gritos desaforados de fondo]".
Matar al mal gobierno, cualquiera que éste sea, empezando por el propio.
El gobierno de mi persona empieza a cobrar impuestos que no estaban estipulados en mi Constitución ni en mi Diario Oficial, impuestos que ni siquiera se anunciaron y cuyo recaudo comenzó intempestivamente. El gobierno de mi oficio fue depuesto en un golpe de estado por el gobierno de mi trabajo, y por más que hay algunos movimientos de oposición y la Resistencia (al más puro estilo de la francesa de la Segunda Guerra Mundial) presenta sus frentes, la imposición autoritaria parece no tener fin.
El gobierno de mi amor decididamente se anunció en bancarrota: arcas vacías, activo fijo y capital en números rojos, estados financieros maquillados, balance general desproporcionado. Dicho en pocas palabras, si Enron era la gran corporación trasnacional de energía, mi gobierno no está muy lejos de destrozar sus documentos, uno detrás del otro, en las trituradoras de papel; o más correctamente, en repetidas ocasiones se han triturado los papeles y han dejado en bancarrota a la empresa.
Bueno, queda un imperio que ya quisieran Alejandro y Gengis Khan y Carlo Magno: el de mis gatos.
El gobierno de mi fe, por su parte, es harto similar al comunismo marxista: si alguna vez existió, fue sólo una linda idea. La diferencia es que mi gobierno no ha movilizado a las masas, ni ha configurado el intelecto de un montón de generaciones, ni ha dominado a países enteros, ni ha divido otros. Vamos, que mi gobierno es de escala personal, ¿o debiera decir impersonal? Supongamos que existe: democracia griega, entonces, aunque sin quorum. ¡Ah, cuántas posibilidades!
Pero el asunto aquí es el gobierno de mi trabajo y sus implicaciones en la cultura nacional: la República Liberal y Democrática de RIM exige al Poder Ejecutivo de la Nación mejores condiciones de vida, acceso a la cultura, atención a las necesidades básicas de sus ciudadanos, planes de emergencia para salvaguardar la soberanía y el patrimonio nacionales, ejercicio fiscal racionalizado, distribución de los bienes.
Atención a las peticiones o muerte al mal gobierno. Los ciudadanos hemos dicho.

viernes, 11 de abril de 2008

Una promesa

O brevísima relación de la literatura occidental de finales del S. XIX.
Las Memorias póstumas de Blas Cubas es quizá la primera novela moderna de la historia de la literatura universal: un vistazo a la Alicia de Lewis Carroll podría hacer tambalear esta afirmación; sin embargo, la estructura formal de las Memorias y la obra en su conjunto es harto más radical. No, prefiero pensar que Alicia no desbanca a Blas.
Mientras en Francia y Rusia dominaban los monstruos del Naturalismo (en el mismo sentido que considero monstruoso a Steve Reich y otros tantos músicos y artistas; no vayamos a creer que me parecen deleznables o grotescos, pues muy por el contrario me son gloriosos), mientras en Inglaterra quedaban resabios de la época victoriana con sus buenos modales y propiedad, mientras en París empezaban a descollar los simbolistas y los parnasianos (salve Baudelaire, Rimbaud, Verlaine; pero el asunto acá es narrativa, con el absoluto respeto y amor que me merece la poesía), mientras en Estados Unidos la literatura empezaba por fin a escribirse en americano a través de las evocaciones y retratos y paisajes de la vida de los personajes más mundanos y folclóricos -un realismo de muy otro tipo- de Mark Twain y antes de que Henry James escribiera Otra vuelta de tuerca, mientras los españoles escribían con alguna pesadez (bueno, ya: con franca pesadez) su versión del Realismo, mientras en México se repetían los cánones españoles con algo de color local, mientras todo eso sucedía Brasil se instalaba como un universo aparte en todo sentido, desde su situación política y social hasta sus expresiones artísticas.Las Memorias se escribieron en 1879, publicadas a manera de novela por entregas en un periódico (envidia a los lectores de la época), y se editaron como libro un año después. Joaquim Maria Machado de Assis mandó a la mierda el romanticismo y el realismo convencional que había cultivado desde hacía ya un largo tiempo: con esta novela, parteaguas en su producción, cambió el modelo narrativo. Huelga decir que si Eclesiastés es más sabio que todos nosotros juntos y no hay nada nuevo bajo el sol, América Latina le debe casi todas sus exploraciones a esta novela en particular y a Machado en general.
¿Que les gusta el inicio de Cien años de soledad? Hummm... Me suena familiar. ¿Que "El Aleph" de Borges es una definición del universo y el absoluto? Ya alguien había escrito una imagen más poderosa. ¿Que los narradores de Vargas Llosa, con sus entrecruzamientos y multiplicidad, son sorprendentes por la técnica? Ah, cierto: constantemente le hace homenaje a Machado. ¿Que el Real Maravilloso de Carpentier y el Realismo Mágico tensan las situaciones convencionales y las refiguran según un imaginario dado sin perder la verosimilitud? Los hilos ya estaban tensos y la sociedad ya era extraña. ¿Que los franceses del Oulipo y sus ejercicios formales y su constricción revolucionaron la manera de escribir? Ups... Setenta años de ventaja. ¿Que la consciencia del narrador como autor y el metanarrador, o el narrador que se ríe de su lector por su sobrada inteligencia? Cumplido. ¿Que la fragmentación posmoderna es la cosa más interesante? Aviso: pre-moderna. ¿Que la digresión y la reflexión, tan en boga en el realismo existencialista, eran excelsas herramientas para trazar la interioridad de un personaje? Al menos Machado tenía humor (negro), y le creo más a Blas Cubas que al mequetrefe de Roquentin. ¿Que la relatividad del orden moral, que la insinuación, que las figuras retóricas como estructura formal en lugar de recurso? Cierto: siempre hay un visionario.
Y sin lugar a dudas lo era. Tengamos envidia y admiración de los monstruos, queramos ser como ellos cuando seamos grandes, seamos suficientemente humildes para aceptar que jamás vamos a escribir Dom Casmurro o Quincas Borba o -por supuesto- las Memorias, esperemos algún día dominar el lenguaje como ellos. Hagámonos: los monstruos no son accidentes del tiempo y la circunstancia ni caprichos divinos, sino trabajo y esfuerzo y disciplina.
Acabada mi perorata moral, asiento por fin mi promesa. El tiempo, sabido y consabido, no me sobra, y aunque quisiera copiar acá algunos de mis capítulos favoritos, pues qué ingrata situación. Prometo hacerlo la semana entrante; por lo pronto, si tienen curiosidad y necedad suficiente para aventurar una lectura en portugués (no es tan difícil, no me digan que no pueden), pues adelante. Pero si la situación es la contraria, los veo acá en unos días.

jueves, 10 de abril de 2008

Y la cosa sigue

El washawasheo es una práctica, casi una disciplina, casi un arte (apócrifo), de amplia difusión. De cierta manera, es la apropiación más personal de una canción: "pues yo así la canto y qué", "pues a mí así me suena", "¿a poco dice eso?". Hasta donde me es obvio, el asunto es lingüística de la más exótica vertiente y glorioso material de trabajo: un día, en que no tenga absolutamente nada que hacer (pero de verdad, absolutamente nada, ni siquiera rascar barrigas de gato), habré de improvisar un estudio somero de los mecanismos del washawasheo (ajá...).
El video que sigue tiene dos encantos: las transcripciones ajustan de maravilla y están saturadas de dobles sentidos y albures. Evidentemente hay que tener humor lelo para reírse, pero ¿quién se queja? Cuando echo chistes de humor negro hay quien no me entiende o no aguanta y se ofende y me revienta a golpes en mi propia casa. Este post debiera tener un subtítulo: donde se demuestra que los imbéciles pueblan la tierra y los mares y los cielos y el subsuelo y las simas y las cimas y todo lugar donde se pueda y no se pueda estar.

martes, 8 de abril de 2008

Cuando los chistes nos rebasan

Hoy no tenía la menor intención de publicar nada, pero vuelve el asalto y uno no puede sino dejarse someter.
Para no aburrirnos ni hartarnos unos de otros ni considerar seriamente la agresión física, el heroico cuerpo editorial de Rim Arte Visual Contemporáneo (v. gr. el director de la revista, la diseñadora y yo, o sea todo el cuerpo laboral de la revista) divaga con un arsenal de chistes estúpidos de vario color (el más nuevo: larrimonce). El que nos ha ocupado más atención es el colectivo de iPodj's Guash'n'güer, que nunca ha tenido una presentación en vivo, pero ya están agendados para la fiesta de presentación de larrimonce. Cabe mencionar que los Guash'n'güer son eminentemente un grupo de covers (por supuesto, sólo grandes éxitos) que hacen de dj's para pagar las cuentas, en tanto nuestros sueldos en la revista van de ínfimos a nulos.
Sin embargo, ayer, arrasando con nuestro sueldo -consistente en cuenta de consumo limitado en una cantina del Centro de esta ciudad (harto recomendable, por cierto)-, salió a relucir esta mujer, a quien tuvimos que coronar la indiscutible emperatriz del washawasheo. Alguien debería darle un Pulitzer al tío que hizo la transcripción y subtitulado.


Y si lo anterior no fue suficiente para ponerle la corona y legitimarla, entonces que lo haga éste:

lunes, 7 de abril de 2008

Cuatro cosas

La última vez que contesté una de estas mugres estaba yo en primer semestre de la carrera. Llegó el momento en que rayaba lo ridículo y dejé de hacerlo. Pero he recibido este correo tantas veces en las últimas semanas que caí rendido a la tentación de participar en la metichería ajena. Por supuesto, si a alguien le interesa esto será un milagro de alguna providencia...
CUATRO EMPLEOS QUE HE TENIDO EN MI VIDA (jajaja podría nombrar un chorro más...):
1. Asistente Editorial, Revista Internacional de Contaminación Ambiental
2. Corrector de estilo para revistas de señoras tontas, Editorial del Bosque, aka Ambrosía
3. Editor Adjunto, Rim Arte Visual Contemporáneo
4. Achichincle factotum, Polial

CUATRO PELÍCULAS QUE VOLVERÍA A VER UNA Y OTRA VEZ:
1. Spider
2. El Rey León
3. Buscando a Nemo
4. For the Birds

CUATRO LUGARES EN LOS QUE HE VIVIDO (podría nombrar más: nómada):
1. Carracci
2. Paseos de Taxqueña
3. Coyoacán
4. San Pedro de los Pinos (snif)

CUATRO PROGRAMAS DE TV QUE VEO:
1. Dr. House
2. (vacío)
3. (vacío)
4. (vacío)

CUATRO CANCIONES QUE ESCUCHO CON REGULARIDAD (ash... me choca que me limiten con esto; ya me acordé por qué dejé de contestar estas mugres):
1. "Avril 14th" Aphex Twin
2. "Incinerate" Sonic Youth
3. "If I ever feel better" Phoenix
4. "Jetty" Tortoise

CUATRO PERSONAS QUE ME MANDAN CORREOS CON REGULARIDAD (por razones de seguridad de mis remitentes [?], dejo sólo nombres de pila):
1. Michel
2. David
3. Concha
4. Sharon

CUATRO PLATILLOS FAVORITOS (JAJAJA podría no terminar esta lista):
1. Chiles en nogada
2. Pozole
3. Cochinita pibil
4. Ravioles

CUATRO AMIGOS QUE CREO QUE CONTESTARÁN:
1. ¿?
2. ¿?
3. ¿?
4. ¿?

CUATRO LUGARES EN LOS QUE DESEARÍA ESTAR:
1. Hermosillo
2. Chihuahua
3. Maui
4. Donde sea que le den un masaje a todos los músculos que me duelen.

CUATRO COSAS QUE ESPERO HACER ESTE AÑO:
1. Mandar esos chingados cuentos a concurso.
2. Terminar de escribir esa chingada novela.
3. Comprar algo de ropa, que estoy en jirones.
4. Hacer ejercicio, que ya me hace demasiada falta.

viernes, 4 de abril de 2008

Gourmet

Tratando de desviarme de las cosas que está rumiando mi cabeza, cambio de velocidad, aunque no sé a cuál.
Este blog podrá tener algún encanto (sabrán los dioses cuál) y podrá estar sembrado de grandes poemas de grandes poetas y habrá algunas reflexiones que quizá sirvan de algo (sabrán los dioses a quién) y me será catártico y útil; de pronto pienso que este blog es como el anís: es dulce, pone de buenas, apendeja llegado cierto punto, es digestivo. Pero también empalaga; además, hay días en que uno quiere acompañar la comida, y no con una copa de vino: unos tacos de barbacoa o un plato de pozole o virtualmente cualquier otro platillo mexicano se disfruta más con una cerveza.
Hoy haremos cerveza: la reflexión más irrelevante que pueda suceder, y sin embargo tendrá algo que agrade, o al menos eso espero. Si alguno de mis lectores (los ocho) creen que soy un necio, está en lo correcto y nada puedo hacer sino corroborarlo; pero si por algún motivo presume que soy solemne, entonces me veré en la ominosa necesidad de ladrar sin orden ni sentido: me considero un tipo serio, pero la solemnidad es un recurso, no un modus vivendi. Paso, entonces, a la sumaria reflexión que he hecho desde hace ya varios días y que no había logrado formar con exactitud.
Sabido y consabido es que mis gatos me son harto importantes; especulo que así es para la mayor parte de los dueños de gatos (una manera de plantearlo, pues lo cierto es que ellos son los dueños de uno), quienes compartimos una serie de particularidades, a saber:

1) Nos pasamos el día viendo a nuestros gatos jugar, a sabiendas de que, en algún momento, van a hacer algo locamente estúpido que sin duda nos hará reír.

2) Miramos dormir a nuestros gatos, y aún eso nos parece gracioso.

3) Perseguimos a nuestros gatos hasta los lugares más insospechados, nuevamente a la espera de alguna gracia.

4) Nuestra desmedida atención hacia ellos nos obliga y compele a cuidarlos y mimarlos, y no hay momento en que no nos parezcan tiernos, linduritas de cajita de galletas, a pesar de cualquier circunstancia.

5) Si sus estupideces no nos hacen reír, nos enternecen al punto de arrancarnos un sentido y emotivo "Ayyy, qué liiindo", seguido de una risita que por motivo ninguno es burla.

6) Si nuestros gatos no hacen algo estúpido, lo hacemos nosotros por ellos, o fomentamos esa estupidez, o proveemos los artículos necesarios para tal fin.

7) Aun cuando alguna estupidez suya pudiera hacernos rabiar, todo delito cometido contra la hacienda y bienes del dueño se ve irremisiblemente atenuado por una sonrisita coqueta y unos ojos como los del Gato con Botas de Shrek.

Sin embargo, la mayor particularidad que tiene todo dueño de gatos es que los encuentra tan fotogénicos que prefiere tomarles fotos a ellos que a sí mismos, los amigos, la familia o cualquier otro ente. Y si tuviera el tiempo suficiente, seguro me encontraría una encuesta que revelaría que la mayor cantidad de fotos impresas son de gatos.

miércoles, 2 de abril de 2008

Aves de mar

Fyfe Dangerfield ha hecho kilos y montones de música desde hace no sé cuánto. De todo, el proyecto que mejor recepción ha tenido son los Guillemots. Decía yo que hacen unas cosas bien interesantes, y su música -de más está decirlo- me gusta un chorro. Through the Windowpane está entre mis discos favoritos, y entre los de otros tantos: durante su participación en Radio 1 Legends de la BBC de Londres, Sir Paul McCartney tocó una selección de sus canciones favoritas, y una fue 'Little Bear', "a very brave way to open an album" ["un modo muy valiente de iniciar un disco"].
Y es de mis favoritos porque está lleno de canciones de las que obligan a sonreír, por motivos varios; hay dos en particular que, en cuanto las escucho, inmediatamente veo a una mujer (ingrato viento del norte, te la tenías que llevar) bailando y cantando, con el vestido que usó el día que le cociné en casa: asociación libérrima de mi cabeza, reiteradamente digresiva.
Entrando por fin al motivo de este post, la revista Q retó a los Guillemots a escribir una canción en 24 horas. Ayer por la noche, en lugar de irme a comer o regresar a casa o mandar todo a la mierda y descansar, me quedé en esta oficina oyendo 'Seabirds' hasta ya muy tarde. Casi igual que con 'Clapping Music', me veo impelido a compartir estas cosas con un chorro de gente.

Oh my dreams, they'll be the death of me
The won't stop until I drop
Like a bird to the sea

martes, 1 de abril de 2008

Cumpliendo

Decía yo el viernes que un asalto me hizo posponer un post. Y como no es mi intención posponerlo más, pues cumplamos lo que dije (o escribí).
Tenía alguna noticia de Gelman desde hace algunos años, aunque no era muy extensa: en la preparatoria vi El lado oscuro del corazón (con la que también conocí a Girondo [uff... reuff... REEEuff]; uno de mis profesores de la carrera lo mencionó y llegó a leer algún poema suyo en clase, pero no pasó de eso. No llegué a estudiarlo por extenso, y esos motivos no competen a este blog (ya suficiente me humillo y me conmisero de mí mismo como para darme más razones para humillarme y conmiserarme más de mi penosa persona).
Si hemos de decir que tuve un contacto algo más estrecho con su trabajo, habrá que mencionar al festival de Poesía en Voz Alta (REEEfan), con sede en la Casa del Lago. Y ah, qué bonito es hacer historia: Octavio Paz y Juan José Arreola, junto con otra miriada de poetas y metiches, entre que aburridos y cansados de la manera en que se oía la poesía en los sesentas, influídos en cierta manera por las heroicas y estridentes sesiones de lectura de los Beat en el Six Gallery de San Francisco (pondría acá a Ginsberg leyendo el Howl [tsss...], pero el archivo pesa demasiado; chin), echaron las bases de lo que actualmente es el festival.
La poesía y el teatro en México se terminaron de sacudir el tono engolado y los ademanes endurecidos que más parecían pases de mago de fiesta infantil: la poesía tomó la presencia corporal y escénica que hacía un chorro de tiempo había perdido. Digo, si tenemos dos gramos de sentido común (cierto, eso no abunda... tengo confianza en que mis seis lectores efectivamente gozan de un amplio sentido común, pero me queda claro que hay mares de gente estúpida que no) tendremos en cuenta que la poesía es eminentemente ritmo, se hizo para escucharse, no para leerse en silencio, y MUY pocas veces para verse (vid. la poesía concreta brasileña y cummings).
Pasada mi digresión/berrinche, vuelvo al quid: en la edición del año pasado del festival se presentaron Juan Gelman leyendo sus poemas y César Stroscio en el bandoneón. Ya para entonces había tomado lugar una sesión de Slam Poetry, spoken word, hip-hop y son jarocho: tocaba el turno a la poesía tango (o así lo presentaron, y no le queda mal la etiqueta). El asunto es que ________ qué importa, si estuvo glorioso. Si de por sí el tango tiene unas notas de melancolía que conmueven sobremanera, la poesía de Gelman toca justo en ese mismo registro; pero no digo más, para qué, si ustedes mismos pueden corroborarlo o refutarme o insultarme.
Prometo que hice mi mejor esfuerzo por encontrar los poemas de aquella ocasión, pero parece que nadie se ha tomado la molestia de copiarlos en internet. Una nueva entrada a mi listita de regalos que me pueden hacer.

gelman
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